Varios letreros han sido instalados en algunas de las principales avenidas de Guayaquil
‘No me atropelles, déjame cruzar’, campaña de protección animal (Galería)
A Wellington Adolfo Marcillo Chóez sus progenitores le inculcaron el amor por los animales. Su padre tuvo un perrito llamado Rufo que llegó a su casa cuando era cachorro y murió de viejo, a los 13 años. Era como un miembro de la familia y su deceso fue duro. Su padre lloró varios días a su fiel amigo.
Esto marcó a Wellington, quien desarrolló el instinto de proteger a la fauna urbana. Este guayaquileño de 30 años es conocido como Mi Amigo de 4 Patas en el mundo ‘animalista’ (término utilizado por los grupos de ayuda animal) y dentro de su labor realiza una campaña de concienciación para evitar que más animales mueran atropellados.
Consiste en la instalación de letreros en las principales avenidas de Guayaquil, en los que se pide a los choferes que dejen cruzar a los animales. “En Chile una Municipalidad implementó esta campaña pero con letreros 5 veces más grandes, con mensajes como ‘Déjame cruzar, no me atropelles’, ‘Un minuto para ti, la vida para mí’. Esta campaña es a su vez réplica de una en México. Como en Ecuador nadie había hecho algo similar, seguí el ejemplo”, dice.
Los primeros carteles los hizo con lona y marco de madera, pues pensaba que la gente o las autoridades iban a quitarlos. Pero al ver que se mantienen, los siguientes los hizo con metal, para más duración.
Hasta ahora van 10 letreros en avenidas como la Orellana, Narcisa de Jesús (Terminal-Pascuales), calle 29 (Suburbio) y la 25 de Julio. Los elabora mediante autogestión con la venta de camisetas ‘animalistas’ que él diseña o con donaciones.
En las redes sociales le han pedido carteles para Quito o la Ruta del Spondylus. “Con la ayuda de alguna institución podría hacerlos a nivel nacional, junto a ‘animalistas’ de otras ciudades”, afirma.
Activista por los animales
Wellington es egresado de Artes Plásticas en el colegio de Bellas Artes y de Fotografía y Video en la Unidad de Producción Tecnológica (UPT) de la Facso. Su primer contacto con el mundo ‘animalista’ en Guayaquil fue en 2008, por medio de otra activista, Zahyra Jorgge, de la agrupación ‘Un perro fiel’.
“La seguía en Facebook, veía sus publicaciones y comencé a ayudarla. Me gustaba lo de las donaciones, las brigadas, y me ofrecí de voluntario para una brigada en Monte Sinaí”, recuerda Wellington.
Luego creó su página en Facebook Mi Amigo de 4 Patas y comenzó rescatando en forma independiente. Así conoció la complejidad del trabajo. “La gente me enviaba mensajes de perros abandonados, me llamaba en mitad de la noche y yo no podía hacer nada pues estaba solo, ya que no soy fundación ni grupo”, relata.
Como parte de su labor fabricaba y regalaba sillas de ruedas para perros parapléjicos. “Una rescatista publicó un caso de una perrita que se arrastraba. Investigué sobre la elaboración de sillas e hice el primer modelo.
Así comencé a donarlas”, recuerda Wellington, quien no cobraba nada. Fabricaba las sillas con donaciones de voluntarios o a veces quien las recibía le daba algo de dinero y él lo usaba para fabricar nuevas sillas.
El activista se subsidia con donaciones y con la venta de las camisetas ‘animalistas’. Así espera ampliar la campaña y seguir con su labor durante muchos años. (I).