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Los gráficos más complejos y elaborados suelen llamar la atención de los transeúntes. Son lienzos urbanos

Los grafitis y las frases sin sentido

En algunos sectores de la ciudad se puede encontrar grafitis que son declaraciones de amor. También existen frases o garabatos sin sentido. Foto: Archivo/El Telégrafo
En algunos sectores de la ciudad se puede encontrar grafitis que son declaraciones de amor. También existen frases o garabatos sin sentido. Foto: Archivo/El Telégrafo
25 de octubre de 2015 - 00:00 - Luis Ortega Arroyave. Estudiante de la UIDE

Para muchos, el arte callejero adorna paredes y brinda color a las calles. Para otros, tan solo es vandalismo y rebeldía. Sea o no considerado un arte, rayar las paredes es una destreza que se mejora con la práctica, pero que genera controversia entre las personas.  

Quienes se dedican a la realización de gráficos y letras suelen hacerlo en grupos que se inician casi siempre en las aulas de los colegios. Es el caso de Boes (Luis) y los gemelos Ron y Dab (Ronald y Ricardo), de 17 años, quienes se encontraban un fin de semana realizando un grafiti en una de las vías aledañas al Parque Samanes. Cuando fueron abordados, se identificaron como miembros del grupo de grafiteros UAL.

“Nosotros necesitábamos hacer un grupo, pero no queríamos tener un nombre antiguo. Deseamos representar una frase e hicimos UAL: Unión, Amor y Lealtad. Unión y lealtad entre nosotros mismos como compañeros, para grafitear  y unirnos para hacer arte. El amor al grafiti; amor al arte urbano legal, ilegal o como sea, pero lo importante es que tengamos amor al grafiti”. El grupo cuenta con 35 miembros divididos por sectores, dice Ron.

Una actividad que agrada

Quienes se involucran en el arte del grafiti no lo hacen con el fin de obtener alguna ganancia económica; sin embargo, existen quienes gracias a esta actividad han alcanzado prestigio y reconocimiento, así como ofertas laborales. Ese el caso de Lulo, quien se ha dedicado por años a pintar murales, dejando su firma en sitios representativos de la urbe. Nos comenta que cuando era más joven obtenía trabajos junto con sus amigos de grafiti, gracias a las firmas que deja en los muros, pues considera que esto le ha servido en cierta forma como publicidad. “Hacíamos algo pequeño, por ahí ilegal, pero esa es nuestra publicidad. De ahí nos salen trabajos, y de esos trabajos sacamos para los materiales”, indica.  

Lulo cuenta con un oficio formal, pero cuando se dedica al grafiti es él mismo quien financia los materiales que necesita. “Este es su deporte”. Añade que aún hace trabajos independientes cuando le solicitan, recordando que hace tiempo vivía exclusivamente de esto.

Para estos apasionados por los colores que destilan los aerosoles, pintar una pared es un proceso de profunda dedicación.

Comienza desde la elección de la pared, rasquetearla con espátula para que quede lisa, fondearla con un solo color, tirar líneas con el aerosol para lograr el boceto del grafiti, agregar color y complementar con los detalles definitivos de la obra.

Existen algunos murales de gran calidad que son confundidos con grafitis. Estos trabajos son elaborados por estudiantes de Bellas Artes o pintores profesionales.

Las paredes de la urbe no cuentan solamente con grafitis y firmas; sino también con otras técnicas como el art symbol (arte simbólico), que alcanzó su máximo apogeo de la mano del pintor guayaquileño Billy Soto. Esta técnica resalta por las siluetas de obras famosas y por el factor repetición, así como por ser conceptualmente más elaboradas.

Soto, quien es director de investigación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil,  comenta que trabajó en el arte callejero desde 2009 hasta finales de 2013.

También hizo énfasis en que las obras deben tener un concepto definido para comunicar algo, pues para él “inspiración sin información, es igual a nada”.  

Según su experiencia, no existe respeto entre artistas y grafiteros; en su caso particular, cada vez que terminaba una intervención no pasaban ni tres horas y “mágicamente” ya había grafitis por todos lados, tal como sucedió con una de sus obras más recordadas, ‘Mona Mouse’. “Todo el que se involucra en el arte urbano debe comprender que una vez que terminas el trabajo, ya no es tuyo. Es de la calle; es de la sociedad”, indica.

Respeto para el arte

Lulo dice que quienes han pintado por años ya se conocen y no se faltan el respeto ni se involucran en las paredes intervenidas por otros, pero hay personas nuevas que han elaborado gráficos poco profesionales, a quienes brindan la opción de crear una propuesta mejor.

“Si he hecho algo feo y viene otro que hace algo mejor, entonces no se le reclama. Siempre es para mejorar, y si van a hacer algo mejor, adelante. Si van a trabajar algo feo, para qué lo van a hacer”, comenta.

Dab señala que ellos ven primero que un mural no esté rayado; en caso de estarlo, si cuenta con “cosas malas” proceden a cubrir el contenido y proponer algo nuevo para esa pared.

Para Billy Soto, la única manera de evitar conflictos es trabajando mediante los permisos y avales requeridos, aclarando que  no se debe transgredir e  invadir bajo la premisa de la subversión.

Como solución, propone una idea a las autoridades locales. “Siempre he pensado en la posibilidad de que existan muros en lugares estratégicos de la ciudad, dispuestos solo para proyectos de arte urbano, donde el que quiera intervenir pueda hacerlo con la autorización de la entidad pública o local encargada que apruebe el proyecto y destine el espacio. Así podríamos contar con una especie de vitrina o galería urbana”, enfatiza.

Para Lulo la realidad de los artistas urbanos es otra, pues existe gente que “gusta de lo ilegal”. “Se puede pedir paredes, pero la realidad es que aunque acudan a pintar en esos espacios, también buscarán otros, muchos de ellos no permitidos”, puntualiza.

Si estos jóvenes dedicados a pintar paredes y decorarlas con estilos urbanos manejan tan bien el aerosol, brochas y aerógrafos, mezclan los colores en sus obras logrando hacerlas llamativas, y encuentran sitios estratégicos para que capten  la atención de los transeúntes han alcanzado un gran potencial con base en la  práctica y la constancia, ganando experiencia con los años. (I)

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