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El Telégrafo
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El niño no llega con toda su intensidad, pero las aguas ya están estancadas

Los aguaceros recientes evidencian las dos realidades de El Fortín en Guayaquil

La calle que pasa por los bloques 4 y 5 de El Fortín ya luce destrozada y cubierta de fango. Los peatones tienen que usar botas y los carros deben maniobrar. Fotos: José Morán / El Telégrafo
La calle que pasa por los bloques 4 y 5 de El Fortín ya luce destrozada y cubierta de fango. Los peatones tienen que usar botas y los carros deben maniobrar. Fotos: José Morán / El Telégrafo
16 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Guayaquil

En la Vía Perimetral, en el noroeste de Guayaquil, destacan una imponente edificación de tono mostaza y una extensa calle de hormigón de varios carriles (están a la altura del kilómetro 25). Son la avenida principal de El Fortín y un mall con su mismo nombre.

A primera vista se puede apreciar el ‘cambio’ en la fachada del asentamiento, una de las zonas periféricas del puerto principal.    

Sin embargo, para los vecinos que tienen casas en las etapas alejadas del centro comercial la transformación, impulsada por el Municipio de Guayaquil, todavía no ha llegado.

Los residentes del bloque 5 tuvieron que ‘desempolvar’ botas de caucho y zapatillas debido a que, por las recientes precipitaciones, el barro cubre completamente los caminos para transitar.  

Los automotores que circulan por allí salpican el lodo por doquier. No hay paredes sin rastros marrones de fango. “Nadie puede salir limpio de su casa ni llegar pulcro al trabajo. Cuando llueve tenemos que llevar dos pares de zapatos, ropas adicionales y un poco de agua para limpiarse”, explica la vecina Blanca Torres.  

Según los habitantes, en El Fortín actualmente hay dos caras: cerca al mall (con calles pavimentadas) y lejos del mall (con lodazales y sin servicios básicos).         

En la parte ‘marginal’, las personas caminan lentamente para no resbalar. “Hay madres con niños en brazos que se han tropezado cuando iban al centro médico del sector”, cuenta la transeúnte María Mendoza, en el bloque 4.  

En la calle por donde circula la línea 105 los olores son insoportables, debido a que las aguas domésticas son arrojadas a la vía, por falta de alcantarillado. Un hedor a pescado predomina por la venta de mariscos.

En los bloques cercanos al centro comercial, en cambio, las calles están pavimentadas. Los vecinos piden, sin embargo, pronto la legalización.

Antonia Zambrano, moradora de del noroeste de la ciudad, expresa molesta que el Cabildo porteño se ha tardado mucho en resolver el problema.

La mujer, ataviada con una camiseta del Partido Social Cristiano y de Madera de Guerrero, pide al alcalde Jaime Nebot Saadi que hable menos de las mejoras del sector y culmine pronto los trabajos. “Dice (en la prensa) que todo está listo, pero aún falta”, se queja la ciudadana, con los pies enfangados.

De acuerdo con datos del Ayuntamiento, la pavimentación (en curso) que se ejecuta por tramo beneficiaría a 150.000 habitantes.

En el Fortín aún existe la zanja donde, el año pasado, cayeron dos niños y fallecieron al ser arrastrados por una correntada.

La vecina Cecilia Zúñiga, del bloque 3, recuerda que ese día llovió muy fuerte en la ciudad y la frágil casa de la familia afectada se desplomó en la cuneta.    

En la esquina donde estaba el inmueble solo queda un espacio vacío y un letrero en el que reza: “Se vende”.

Pese a que los bloques 2 y 3 tienen calles de concreto, los vecinos cuentan que no tienen títulos de propiedad. “Ya ha pasado mucho tiempo y nada. Tampoco sabemos cuál será el futuro de quienes vivimos alrededor de la zanja. Ninguna autoridad municipal ha venido para hablarnos de la legalización”, añade la vecina, quien por ese detalle no puede obtener un medidor de energía eléctrica para su inmueble.

Por su parte, el residente Javier Ponce, del bloque 3, solicita a las autoridades que impidan a personas desconocidas drogarse cerca de la cuneta. “Tienen que crear barreras y eliminar la tierra que forma una orilla. Ellos se sientan allí a consumir drogas. Uno los tiene que botar a cada rato. No quiero que mis hijos vean eso”.

La lluvia del jueves afectó los caminos de Nueva Prosperina y Monte Sinaí (noroeste). Los vehículos no pudieron circular con facilidad por los baches.

El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) indica que las precipitaciones reportadas están dentro de los valores normales. En octubre también hay aguaceros, señala. El miércoles pasado los chubascos fueron más intensos en el norte. (I)

Las últimas precipitaciones causaron deslizamientos en diferentes regiones

Derrumbes y hundimientos en ciertos tramos de vías son los problemas causados por las lluvias que cayeron en las últimas horas. Los ECU-911 de Quito y Esmeraldas reportaron incidentes que, en algunos casos, impidieron el tránsito normal en carreteras.

Así, en la ruta Pastaza-Mera-Puente Alpayaco, se produjo un alud que inhabilitó un carril de la calzada. Algo parecido sucedió en el kilómetro 2 de la vía al Tena. Hasta ese lugar acudió la maquinaria del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), con el fin de retirar los escombros.

Mientras en la provincia verde, la central de emergencias reportó aguaceros a lo largo de la vía Esmeraldas-Quinindé-Santo Domingo.

En cambio en la Esmeraldas-Atacames-Chamanga ocurrió el hundimiento de la calzada en el sitio conocido como Estero Ancho. En ninguno de los hechos citados ocurrieron daños a estructuras, vehículos o casos de personas heridas.

El miércoles en 7 provincias del país: 2 de la Costa y 5 de la Sierra, se presentaron aguaceros que en algunos casos provocaron el colapso de sumideros.

Los chubascos de acuerdo a los técnicos no tienen relación con la presencia del fenómeno de El Niño.

César Navas, ministro coordinador de Seguridad, dijo que organismos como el ERFEN y el CIIFEN proveen información sobre la presencia del evento natural. “Se trabaja interinstitucionalmente con Guayas, Santa Elena, Los Ríos, El Oro y Esmeraldas para tomar medidas preventivas”, acotó. (I)

Otro temblor, esta vez con epicentro en Cañar, sacudió a nueve provincias

En menos de 10 días, nuevamente los habitantes de varias provincias del país fueron despertados por un fuerte sismo.

Ayer, a las 05:07, un remezón de magnitud 5,6 grados causó alarma en Guayas, Bolívar, Los Ríos, Chimborazo, Azuay, El Oro, Loja, Manabí y Cañar.

En esta última provincia, al suroriente del cantón La Troncal, estuvo el epicentro a 87 kilómetros de profundidad.

El temblor sucedió cuando la mayoría de madres de familia iniciaban sus labores antes de mandar a sus hijos a los establecimientos educativos. A esa hora tampoco hay un excesivo flujo vehicular, por lo que no hubo problemas en las calles.    

El anterior movimiento telúrico ocurrido a las 06:47 al sur de Guayaquil, tuvo una intensidad de 5,2 grados.

Se originó a 37,1 kilómetros de profundidad y remeció a las provincias de Guayas, Los Ríos, Bolívar y Chimborazo. Se dio justo el día en que la ciudad de Guayaquil celebraba el aniversario 195 de su independencia.

En ninguno de los dos casos, de acuerdo a los organismos de socorro y el Instituto Geofísico, se reportaron daños estructurales ni personas heridas.

El sucedido al amanecer de ayer tiene su origen en la zona de subducción. Esto se refiere a una zona larga y estrecha donde una placa litosférica (un fragmento de litósfera que se mueve como bloque rígido sin que ocurra deformación interna sobre la astenósfera de la Tierra), desciende por debajo de otra. (I)

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