María Quiña, de 64 años, es una entre 600.000 comerciantes informales que, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), hay en Guayaquil.  

Como sus demás compañeros autónomos vende botellas de agua y otras bebidas, como leche de soya y jugos, hasta 6 horas para obtener una ganancia de $ 10. Invierte $ 20 al día. Cada unidad la expende entre $ 0,50 y $1. Trabaja a pesar de las altas temperaturas (que pueden llegar a 40 grados) o las lluvias.  

Su rostro, desde el martes pasado, se volvió familiar para muchas personas tras aparecer en un video en el que se observa que fue trasladada con la mano atrapada en la ventana de una camioneta de la Policía Metropolitana (PM), financiada por el Municipio de Guayaquil. ¿Por qué la trataron así? La guayaquileña, de piel curtida por el Sol y de contextura gruesa, recuerda que el 20 de enero, a las 16:00, dos agentes la abordaron en los exteriores de la Terminal Terrestre de Guayaquil, su punto de labores, y le quitaron 20 botellas, con el argumento de que está prohibido vender allí. “Me dijeron que si quería recuperar la mercancía tenía que ir con ellos en una camioneta hasta el sur (Cuartel de la PM)”.

Así llegó al balde del vehículo de propiedad pública. Para no caerse durante el viaje introdujo su mano en el borde de la ventana que estaba abierta, pero cuando llegaban a la Avenida de las Américas, uno de los municipales la cerró con la extremidad adentro. “Yo les tocaba para que me suelten, pero ellos no me hicieron caso y hasta se reían”, indica  ahora con la mano lesionada y vendada. “No he ido al médico porque no tengo dinero”.  

Pero ese es el desenlace de una “odisea” que empezó con la regeneración urbana del puerto principal. Doña María, quien creció en la intersección de las calles Décima y 10 de Agosto. En 1980 ocupó un pequeño quiosco en la terminal para vender galletas y bocaditos de maíz, pero fue eliminado cuando el Cabildo efectuó la remodelación de la estación en 2002.

A partir de ese año aparecieron las dificultades porque no pudieron obtener un cupo en la terminal provisional. “En el Cabildo nos dieron falsas promesas para recuperar nuestros sitios”. Desde entonces, afirma, vive cotidianamente lidiando con miembros de la PM para que no se lleven la mercadería.

Vicente Correa, yerno de María, manifiesta que el procedimiento de los metropolitanos incluye el uso de navajas para cortar la correa de las mochilas “y llevárselas corriendo como si fueran ladrones”.

Mientras que, Sonia, la hija de la afectada, planteará una demanda ante la Fiscalía y recibirá asesoría legal por parte de la Gobernación del Guayas.

Asimismo, la Defensoría del Pueblo inició un proceso de investigación por el presunto acto de violación de derechos a la vida libre de violencia en el ámbito público y privado, a la integridad personal, a la libertad de trabajo y a desarrollar actividades económicas.

El Cabildo informó en un comunicado que ayer despidió a Marlon C. y José P., los agentes vinculados con el maltrato a la ciudadana a bordo de una camioneta.

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