Locales reubicados por el Cabildo en el centro no han sido ocupados
En la ajetreada avenida 9 de Octubre el ambiente es el mismo de antes de la pugna que inició en las fiestas julianas entre los comerciantes invidentes y el Municipio de Guayaquil.
Los miembros del grupo de atención prioritaria trabajan en la venta de confites, artículos para celular, agua embotellada y recargas telefónicas sin la presión de los policías metropolitanos, quienes en días pasados los cercaron con escudos para impedirles laborar en la zona.
Nuevamente Pedro Juan Pino, quien tiene discapacidad visual, ayer estuvo con su silla de ruedas junto al poste ubicado de las calles García Avilés y 9 de Octubre. Algunos clientes se detuvieron a comprarle los dulces que comercia. “Juanito, ¿a cómo está el chupete”, le preguntó un transeúnte antes de adquirir el producto. “Están vendiendo aquí”, le repreguntó. “Por el momento estamos tranquilos nuevamente en esta área. Los Metropolitanos no han venido por la acción de protección que nos dio la jueza”, le explicó.
Mientras él comercia sus productos, varios metros a su izquierda, en la calle García Avilés, asoma uno de los quioscos verdes de metal que el Municipio de Guayaquil promueve por la ciudad para que los vendedores del cantón comercien. Está en una acera frente a un montículo de piedras que se ha formado producto de los trabajos de regeneración urbana. Pero el local para tres personas luce cerrado.
Ese quisco, que fue traído del mercado municipal de las Cuatro Manzanas, para acercarlo más al centro, luce así desde hace varios días. “El antiguo ocupante, otro no vidente, no ha venido últimamente. No sabemos la razón”, coincidieron varios de los ciegos que trabajan en la informalidad en el sector.
Frente a este local hay otro de los municipales, para tres personas, que aún permanece sin ocupar por parte de los invidentes. Este puesto también fue traído desde otra dirección de la urbe. Una cuadra más adelante, en 9 de Octubre y Rumichaca, junto a la Farmacia Fybeca, otro de los puestos instalados la semana pasada ayer lució deshabitado.
El único que tiene dos vendedores es el que está frente al anterior, metros atrás de un punto de venta de periódicos. A Luis Villamar, un invidente que expende inciensos, lo trajeron desde la calle Zaruma.
Él hace varios días retornó al local, pues lo abandonó por dos meses debido a que estaba enfermo. Luis manifestó su agradecimiento al Cabildo, porque no le cobran por ocuparlo. Sin embargo, con algo de pena comentó que hasta la tarde de ayer no había vendido nada. “Tal vez cuando estemos más cerca de la 9 de Octubre mejore la situación”.
Una versión similar es la de Manuel Ventura, un ciego que trabaja en el mismo local, quien dijo que las ventas de sus productos -papas y chifles en fundas- ni han subido ni han bajado. Por ello, entre sus planes está cambiar de producto. “Una fotocopiadora sería más rentable”.
Según él, quien afirma que ya lleva 6 meses en ese quiosco, habló con el Cabildo para que provea de energía eléctrica a los locales y así poder ejecutar su proyecto. “El alcalde ya aprobó eso y dijo que una vez que estén instalados todos los nuevos sitios pondrá luz”.
Reuniones
El lunes pasado los invidentes fueron convocados por el Cabildo para llegar a un acuerdo sobre la pugna por trabajar en la Av. 9 de Octubre.
Mauro Arias, quien estuvo presente en la reunión mantenida con Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, indicó que iniciaron conversaciones con el gobierno seccional, pero aún no se ha arreglado nada. “El Municipio se mantiene en que ocupemos los quioscos en los sitios donde ellos quieren, pero estamos haciendo otra propuesta al respecto”.
Pedro Pino manifestó que el colectivo de no videntes tiene unos planos de modulares individuales más vistosos que los puestos que ofrece el Municipio. En esta semana está previsto un nuevo encuentro con las autoridades locales.
Por su parte Germán Yépez, coordinador provisional del Consejo Nacional de Discapacidades en Guayas (Conadis), manifestó que a ellos no se han acercado a pedir su intervención los trabajadores invidentes ni el Municipio de Guayaquil. “Debe existir una petición de las partes para intervenir, de todo lo que sabemos nos hemos enterado por la prensa”, sentenció el funcionario.