Con la promoción en redes sociales, los restaurantes populares incrementan la visibilidad de un producto mediante la interacción con los usuarios. Dicho método se ha convertido en uno de los preferidos para captar nuevos y posibles clientes de la propia ciudad y de otras partes del país.  

Muchos locales de comida aprovechan Facebook, Twitter o Instagram para darse a conocer. Mr. Bollo, y  De Verde, Pintón y Maduro son algunos de esos casos.            

Randy Assán, dueño de Mr. Bollo, cuenta que el negocio se popularizó en las redes sociales y se creó a partir de otro comedor llamado Marisquería El Lechón, el cual es familiar. Mr. Bollo no tiene sucursales, pero sus dueños abrirán otro en el futuro. El local está en la ciudadela Adace, cerca del Omnihospital (en el norte), y tiene aproximadamente dos años y medio.

Por otra parte, Andrea Espinoza, una de las dueñas del local De Verde, Pintón y Maduro, comenta que empezó como un negocio familiar. Su hermano Jonathan -explica-  es el mentalizador de los platos y del nombre de los ‘tuneos’ (ingredientes adicionales). “La idea pudo crecer gracias a la ayuda y unión de la familia”.

El primer local que abrieron está en la avenida Francisco de Orellana, diagonal a Riocentro Norte (lleva allí 1 año 3 meses).

Durante 2014 han inaugurado dos locales más: junto a la Academia Naval Guayaquil y en el sur, en la ciudadela  Los Almendros. Expenden bolones de tres variedades: hardcore, médium, y lady.

Pero ¿cuáles son las fórmulas que usan Jonathan Espinoza y Randy Assán para hacer que sus locales aumenten su popularidad?      

Ronald Campoverde, profesor de marketing de la Universidad Espíritu Santo y magíster en comercio internacional, explica que esos negocios representan modelos baratos de gestión, es decir,  para la fabricación del producto no se requiere de una suma considerable de inversión de dinero, “lo cual es un punto a favor del emprendimiento para que sobresalga”.

De Verde, Pintón y Maduro -según el especialista- ya se encuentra en su etapa de maduración. Para llegar a ella -añade- el producto debe tener un liderazgo en costo y una diferenciación sustancial frente a sus competidores. “La diferenciación ha sido la clave, porque sus bolones se salen del molde tradicional que el ecuatoriano en general estaba acostumbrado a degustar”.

La diferenciación -agrega- se logra a través de dos atributos: el funcional y el emocional. En el caso de ambos negocios, el atributo emocional es el que se ha utilizado. “La diferenciación debe ser percibida por sus clientes y las redes sociales han sido responsables del auge de sus platos”.  

Para Andrea Espinoza, por medio de las nuevas tecnologías de comunicación reciben comentarios, pedidos y sugerencias. Por esa razón, Mr. Bollo y De Verde, Pintón y Maduro tiene cuentas en Facebook, Twitter e Instagram; mientras que Mr. Bollo maneja las dos últimas. “Al local vienen personas de la Sierra porque ven las fotos de los platos en sus celulares. Los clientes se acercan por la publicidad y también se ha ‘corrido’ la voz bastante”, cuenta Espinoza.

En cambio, Randy Assán dice que el local fue escogido estratégicamente ya que alrededor se encuentran algunos canales de televisión. “Lo nuestro no es solamente captar gente del sector, sino las personas de alrededor y es ahí donde entran las redes sociales”. El 30% de las personas nuevas que acuden al local los han conocido mediante redes sociales y están trabajando para implementar servicio a domicilio.

Otro recurso que utilizan es conseguir a una persona que sea influyente para que auspicie y se involucre con el producto. De Verde, Pintón y Maduro invitó a Pedro Ortiz Jr., presentador de televisión y famoso degustador de comida típica e internacional. En una promoción él fue desafiado por el local en su reto “Hardcore”, el cual consistía en comerse un bolón de 12 centímetros de diámetro.

En cambio el propietario de Mr. Bollo cuenta que ha recibido algo de publicidad por medio de canales de televisión.

Además, han ayudado las visitas de artistas populares como David Reinoso y Pamela Palacios, quienes han probado sus platillos.