Mary Andrade, encargada del cuidado directo del área de Neonatología del hospital materno infantil  Matilde Hidalgo de Procel, un día más lució ayer   su cofia (pequeño sombrero que las identifica), mandil y pantalón blanco.

Esta licenciada en enfermería, que proyecta ingenuidad,  fue  una de las profesionales que estuvieron en el auditorio de la casa de salud, donde festejaron el Día Mundial de las Enfermeras/os con una misa de acción de gracias.

Al acto, entre varios invitados, asistieron Julia Santana, coordinadora de Gestión de Enfermería del Área 1; Rosa Ríofrío, directora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Guayaquil; y Julio Alan, padre de la parroquia Las Lajas, Globos blancos y dorados decoraron la sala, con capacidad para alrededor de 90 personas. En el agasajo, las enfermeras pudieron disfrutar de sánduches, empanadas, colas y torta.   

Para  Santana, una enfermera debe tener  mística de trabajo y cualidades innatas. “Nuestra profesión es humanística, científica y debe gustarnos para ejercerla”.

La coordinadora agregó que es un empleo sacrificado ya que implica dejar de celebrar ocasiones especiales con la familia para cumplir con las guardias de los hospitales. Además se recordó el fallecimiento de dos colegas, Giorgina Borja y Rosa Chipe.

En enero de 1974, se tomó la decisión de celebrar  el 12 de mayo como un onomástico de la actividad al ser este el aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, considerada la creadora de la enfermería moderna.

Cada año, el  Consejo Internacional de enfermeros prepara y distribuye el kit del Día Internacional de la Enfermería. El kit contiene material de información pública y educacional en salud.

Como Florence Nightingale no está vista como un ejemplo de conducta decorosa en algunas partes del mundo, se han transmitido peticiones al  para trasladar este día a otra fecha.