Los comuneros Benito Parrales y Mariano Torres se dedicaron ayer a eliminar la maleza que ha crecido cerca de la casa más antigua que hay en la isla Santay.

Con machetes en las manos, junto a un grupo de vecinos, abrieron un camino que conduce hasta el antiguo inmueble de madera (levantado en 1999).

En la construcción otro de los isleños estaba en una escalera ahuyentando con candela las avispas que, con el transcurso de los años, han formado panales entre los viejos maderos.

Sus acciones tuvieron como finalidad dejar expedito el camino para que Simón Bolívar llegue sin problemas a la Santay.

Precisamente, hoy, a las 11:00, la comunidad santayense recordará el arribo de ‘El Libertador’ a la zona protegida de la provincia de Guayas.

Según registros históricos, el hecho acaeció el 28 de agosto de 1829. Este es el segundo año consecutivo en que se desarrollará la recreación. Ayer en la escuela Jaime Roldós, que impulsa la actividad académica, ya estaba preparado Erwin Zambrano.

El niño, de 5 años, fue el escogido para representar al personaje histórico. “Buenos días, soy Simón Bolívar, he venido a descansar a la isla”, dijo repasando parte de las líneas que dirá hoy en la celebración.

Él lucirá un traje azul, rojo y blanco. Lo complementarán un cinturón dorado y un sable de plástico.  

En el plantel se lo escogió para interpretarlo por ser un estudiante destacado. El vestuario de Erwin, como una tradición, es el mismo que el año pasado utilizó su predecesor Luis Parrales.  

La idea de recrear la actividad, de acuerdo con los santayenses, es que los comuneros conozcan su historia. Por ese motivo se elige a un niño del lugar.

Asimismo, los organizadores buscan que en los demás rincones del país se difunda el hecho.  

José Delgado Mendoza, integrante del colectivo Los Amigos de Santay, en un artículo publicado (en 2014) para diario EL TELÉGRAFO recordó: “El Libertador es trasladado a la isla Santay tras haber sido víctima de una fuerte crisis de salud en Guayaquil. Era conocido entonces que los aires de esa isla ubicada frente a la ciudad ayudarían a su restablecimiento. Permanece en una casa de campo alrededor de dos semanas, luego de firmar el tratado de Guayaquil, que pone fin a la ocupación de Guayaquil por el Perú...”.

Hoy, Erwin Zambrano, con un traje militar muy común en el siglo XVIII, recorrerá en bote un tramo del río que rodea la isla y desembarcará en el sendero que dejaron listo sus coterráneos para su “triunfal llegada”. (I)