Los moradores de la etapa 3 de Los Vergeles, por cerca de  dos décadas, han vivido al pie de una zanja en la que desfogan las aguas residuales del sector y de otras zonas aledañas, lo que ha generado mal olor, enfermedades y accidentes.

El canal representa un peligro porque un tramo, de más de un kilómetro, carece de barandas de protección o muros que prevengan el paso de los transeúntes.

El acueducto se conecta con el río Daule pasando por debajo de la autopista Narcisa de Jesús, aunque solo ha sido intervenido con cemento 780 metros  del tramo, es decir menos del 40% que parte desde la avenida Francisco de Orellana.

Las personas que habitan en la orilla, especialmente en época de lluvias, deben extremar precauciones para no ser arrastradas por la corriente. Manuel Clavijo, comerciante del lugar, aseguró que una de las desventajas de la zona es que se encuentra  cerca de la ría.

La basura que llega durante una fuerte precipitación disminuye la  velocidad del desfogue de las aguas que se dirigen hacia el río Daule. “El año pasado nos tocó ver cómo el lodo se metía en  nuestras casas”.

Por lo que varios vecinos optaron por construir muros en la entrada de sus viviendas para evitar que se repitiera la situación.

Los parques y las  escuelas se hallan   desprotegidas durante la  temporada de lluvias.

Las patologías que afectan a   la piel y las gastrointestinales también son   regulares en la comunidadOtras estructuras, como parques y escuelas, están desprotegidas en la época invernal. Unos juegos infantiles, por ejemplo, no tienen un muro o cerca que evite que los niños se acerquen al canal.

Para Mariela Campos, madre de familia, resulta peligroso vivir en el sector. En ocasiones anteriores  ha visto cómo los menores de edad tropiezan y caen al agua. “Solo se lastiman, porque, por suerte, no ha ocurrido con lluvia y marea alta”.

Para evitar que haya mayores accidentes, los padres de familia prohíben salir a los más pequeños.

Las enfermedades de la piel y gastrointestinales también son algo regular en la comunidad. A la zanja, además de canalizar las aguas lluvias, llegan  aguas negras.

En dos puntos del tramo se observan dos tuberías que desfogan un líquido semioscuro  que emana malos olores.

El ambiente, en cada año, ha ido empeorando según Alberto Ortiz, quien habita el lugar desde hace casi 10 años. El hedor llega hasta dos manzanas desde la orilla.

El ciudadano comentó que aquello provoca náuseas y dolores de cabeza. Mientras que otros que han tropezado con el agua oscura, son afectados con hongos en los pies.

El alcantarillado, para algunos, no representa mayor problema porque el agua va directo al canal. Sin embargo, se quejan de que la falta de pavimentación en algunas peatonales impiden movilizarse hacia sus trabajos.

Mariana Sarco comentó que los servicios básicos llegan lentamente a la zona. Los impuestos prediales, afirmó, los cancela puntualmente pero “las obras todavía nos siguen faltando”.

Hacia el sur de Los Vergeles, Interagua comenzó con la construcción de un ducto cajón que reemplazará uno de los colectores que, en anteriores inviernos, se tapaba y ocasionaba inundaciones.

El canal, en este punto, se tapaba constantemente porque habían quienes botaban todo tipo de desechos. El cierre de una de las calles principales, por los trabajos, también han generado observaciones porque los buses no pueden llegar.

Los moradores de la etapa 3 de Los Vergeles aspiran que los trabajos municipales lleguen a la brevedad posible a la zona, antes de que quecomiencen las lluvias más fuertes.