Por Junior Salao León 

Desde las 06:00, Pedro Pérez y su esposa María Gualli, oriundos del cantón Guamote de la provincia de Chimborazo, recorren las calles de Guayaquil, para ofrecer sus productos a los transeúntes.

Ellos ofertan colada de máchica, quaker, muchines, corviches y empanadas de yuca a precios  cómodos para incrementar sus ingresos, mejorar su economía y cubrir los gastos que demandan sus dos hijos.

Pedro se sube a los buses  y ofrece a los usuarios sus productos. Él invita a las personas a que se nutran con la “deliciosa colada” de esta forma los convence para que adquieran su producto.

María comenta que se  despierta a las 04:00 a preparar los alimentos y luego se traslada a sitios estratégicos de la ciudad.

Hace 22 años emigraron a Guayaquil en busca de nuevas oportunidades.

La psicóloga clínica Teresa Palacios señala que la migración interna se origina cuando no hay las suficientes posibilidades económicas para sustentarse.

Palacios detalla que la mayor migración en Ecuador se da desde la región Andina hacia la Costa, lo que provoca desventaja al sitio de origen porque disminuye la población y los fondos que el Estado les entrega a los municipios.

La venezolana Daniela Sotomayor llegó a Guayaquil para obtener dinero vendiendo caramelos en las calles y así emprender su viaje a Perú. Sin embargo consiguió un trabajo estable  como estilista. “Dios me dio una oportunidad de trabajar”, indica la extranjera.

Dolores Suárez, de 56 años, es oriunda del cantón Guano de la provincia de Chimborazo y madre de familia. Se dedica a la venta de periódicos y productos de consumo masivo.

Desde los 22 años trabaja en este oficio, así hace estudiar a sus hijos. “Seguiré trabajando hasta que el cuerpo me dé”, menciona.

Guayaquil es la urbe con mayor migración interna y externa. En diez años su población ha crecido más del 13% y ha llegado a 2’350.000 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). (I)