La guayabera, la prenda que mutó para establecerse en Guayaquil
Las investigaciones sugieren que la prenda se originó en Cuba, a mediados del siglo XIX, y era usada en el medio rural; pero al llegar a Guayaquil se convirtió en un elemento tan arraigado que su nombre es asociado con la cultura local: La guayabera.
En las calles de la urbe es imposible no ver a ciudadanos que lucen la vestimenta que, en los últimos años, aparece en distintos colores y diseños, tanto para hombres como para mujeres.
En un reporte del The Washington Post, se señala que la prenda tiene un parecido con el uniforme militar español: hecha de un tejido llamado rayadillo (azul y blanco a rayas) que fue usado por los soldados durante la guerra de Independencia de Cuba, en 1895.
“La evidencia histórica sugiere que hemos descubierto que a finales de 1800 existía un artículo llamado guayabera. Lo que parecía ya es otra historia”, dice el folclorista Michael Knoll, quien trabaja en el Museo de Historia de Miami como curador de exhibiciones.
A diferencia de la guayabera contemporánea, las prendas militares contaban con cuatro bolsas a lo largo del dobladillo.
A mediados del siglo XX se había convertido en su versión icónica: blanca, de mangas largas, con cuatro bolsillos, dos en el pecho y dos en el dobladillo.
Knoll agrega que su uso desapareció lentamente como tradición popular en Cuba. “A tal punto de que hoy en día está asociado con el Gobierno. Las camisas se encuentran disponibles para turistas en Cuba, pero rara vez se ven en las calles de La Habana”, sostiene el folclorista.
La llegada de la guayabera a Guayaquil
Algunos historiadores establecen la década de 1930 como el inicio del uso de la guayabera en el puerto principal. Se dice que los hacendados buscaban esta vestimenta para protegerse del calor y los mosquitos.
La razón de la preferencia está en el material con el que se confecciona la prenda hasta la actualidad: el lino. Si bien la tela es gruesa, permite la ventilación.
El historiador Rodolfo Pérez Pimentel establece en 1960 la llegada de esta vestimenta como alternativa a los ternos de telas suaves que llegaron al puerto principal luego de la Primera Guerra Mundial.
“Por 1960 arribaron del Caribe las populares guayaberas, mitad ternos y mitad camisas, que se imponen en todas partes menos en Estados Unidos, donde se prestan a ridículas confusiones con la Cuba comunista de Fidel Castro”, cita Pérez en su libro Ecuador profundo.
Para el licenciado en Comunicación y Educación César Burgos, en el posicionamiento de la prenda como parte de la cultura local tuvo mucho que ver el hecho de que reconocidos personajes de antaño y contemporáneos la usaran.
Los exalcaldes Juan José Vilaseca (1972-1973), Abdalá Bucaram (1984-1985), León Febres-Cordero (1992-2000) y Jaime Nebot (2000-2019) cuentan entre los personajes públicos que hicieron de la guayabera un sello personal. “Difícilmente pasará de moda”, asegura Burgos.
Si bien el material más usado para la confección es el lino, los sastres también utilizan el algodón.
La evolución necesaria para mantener vigencia
En el centro de la ciudad, especialmente en la calle Escobedo, es fácil encontrar sastrerías dedicadas a la elaboración de la guayabera.
De estos locales, Confecciones Orellana resalta como una de las más antiguas. Su historia data de julio de 1961, cuando el cuencano Rómulo Orellana Pizarro instaló su local en Lorenzo de Garaycoa y Febres Cordero.
Actualmente es Juan Carlos Orellana, hijo de don Rómulo, quien encabeza la fabricación y venta de la tradicional prenda en Escobedo y Clemente Ballén. Trabaja en la empresa familiar desde su juventud, pero a partir de 2004 se dedica por completo a esta actividad.
Para el empresario, la acogida que actualmente tiene la guayabera también está ligada a la evolución e innovación. “Hubo un tiempo en que estaba marginada porque no salía del diseño original: blanca, cuatro bolsillos, y exclusiva para los hombres”, indica Orellana.
Mientras que otras prendas cambiaban en diseño, la guayabera no lo hacía. Para Orellana, la evolución comenzó en el 2000 con la inclusión de otros colores.
Con el cambio también llegó un nuevo mercado. “Siempre se asoció la guayabera con la gente adulta y los adultos mayores, pero con las innovaciones empezaron a llegar los más jóvenes”, explica Orellana.
La firma de Confecciones Orellana está en el material: lino y algodón importado. Entre las principales preferencias actuales constan las guayaberas de colores fuertes (concho de vino, salmón, lila, entre otros) y con decorados (bordados y en apliques).
También existe una versión dirigida al público femenino. Originalmente, el diseño solo cambió en el tamaño pero luego la vestimenta se desarrolló para que sea más entallada a la figura de la mujer.
“Entonces ahí innovamos y creamos el vestido guayabera, la falda guayabera y el short guayabera. No hay un alto en los diseños, esta prenda seguirá evolucionando porque toca ajustarse a las tendencias”, manifiesta Orellana.
Las ideas llegan incluso desde otros países donde las alternativas son variadas, aunque primero se hace un estudio de mercado para implementar las confecciones.
Con casi un siglo en Guayaquil, la guayabera ya no distingue entre género y edad. Y todo apunta a que se mantendrá vigente. (I)