La nomofobia genera adicción. Los jóvenes son quienes más la padecen
Ese deseo de tener el celular en la mano
Son las 14:00 y en una de las aulas de la Facultad de Psicología de la Universidad de Guayaquil J.C., un estudiante del primer semestre de la carrera, escucha sus clases muy atento.
De un momento al otro la vibración de su móvil lo distrae. Aunque él podría decidir no contestar, termina por hacerlo y se desconcentra de la clase. Reconoce que cuando no encuentra su teléfono siente angustia.
“Primero creo que se me ha caído o lo haya dejado olvidado en alguna parte”. Cuenta que el uso excesivo le ha traído problemas con sus familiares y profesores, quienes le exigen que brinde más atención a lo que se esté realizando.
A medida que la cantidad de estos equipos compite para igualar a la población mundial, las personas desarrollan nuevos hábitos y hasta adicciones.
La nomofobia es la dependencia a los celulares, considerada como la enfermedad del siglo XXI y que la mayoría desconoce.
El psicólogo clínico Erik Ruales, quien forma parte del Centro de Docencia e Investigación para el Desarrollo Humano y el Buen Vivir (C.D.I.D.) y especialista en adicciones, cree que cualquier individuo que tenga un teléfono y no lo utilice de una manera controlada es propenso a volverse dependiente.
Los jóvenes entre 18 y 24 años son los más proclives a la adicción.
El término se deriva de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’ miedo irracional y exagerado a estar sin celular. La palabra tuvo su origen en un estudio realizado en Reino Unido en 2011, que pretendía plasmar la ansiedad que sentían los usuarios al no tenerlo.
Esta prueba contó con una muestra de 2.163 personas y arrojó que alrededor del 58% de los hombres y 48% de las mujeres sufría de esta fobia. Un 9% adicional se sentía estresado cuando su móvil se apagaba. (I)
Cada vez son más quienes se aferran al móvil
El psicólogo Stalin Poveda señaló que dicha dependencia es un fenómeno tecnológico, y que el mal uso de esta herramienta crea distorsiones en la sociedad.
“La nomofobia afecta en especial a los jóvenes porque ellos nacieron y viven en la era digital y sus relaciones sociales se dan por medio de esta herramienta, haciendo que la comunicación se haya vuelto unipersonal. Para los jóvenes, quedarse sin teléfono es como quedarse sin amigos”.