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El Telégrafo
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En el noroeste de la ciudad nadie arregla los caminos anegados

En el noroeste de la ciudad nadie arregla los caminos anegados
19 de enero de 2013 - 00:00

La falta de pavimento y de alcantarillado han dejado, con las primeras lluvias del año, a múltiples sectores del noroeste de la ciudad inundados y con complicaciones para que transiten los peatones y vehículos.

Moradores de las zonas Monte Sinaí, Sergio Toral, Voluntad de Dios, Nueva Prosperina y Flor de Bastión son los que se quejan más por la falta de obras, a pesar de que se observan varias intervenciones con proyectos viales, de agua potable y alcantarillado.

En Monte Sinaí, por ejemplo, ya hay una vía principal pavimentada, pero en las calles peatonales no se ha hecho el mismo trabajo.

En algunos sectores la formación de extensas pozas obliga a los peatones a cruzar los tramos usando tablones, piedras grandes o, simplemente, saltando. Otro efecto negativo es que los buses ya no quieren circular por el lugar para evitar dañar los motores -por la entrada del líquido- y las suspensiones -por los baches-.

Leandro Oyola, quien conduce una tricimoto para cubrir las rutas por las que no ingresan los buses, explicó que pierde carreras porque no puede entrar con su herramienta de trabajo a las zonas.
“La tierra de algunos caminos solo ha sido aplanada, pero no pavimentada”, expresó.

La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) realizó varias gestiones en Valle Italiano, La Pollera, Tres Bocas, Dos Bocas, Voluntad de Dios y Promesa de Dios para evitar inundaciones, donde, con maquinaria pesada, se limpiaron los canales, se rellenó y colocó tuberías.

No obstante, un grupo de choferes de la línea 105, en el sector Voluntad de Dios, manifestó que se vio obligado a contratar, con sus propios recursos económicos, volquetas de cascajo para terminar de rellenar los lugares que transitan.

Wilfrido Zambrano, controlador de la línea, afirmó que se han invertido $ 1.200 en un material rocoso que desde el pasado jueves llega al sector. “Lo triste es que aquí se estacionan varias cooperativas, pero nadie colabora... ahora estamos viendo cómo contrataremos más máquinas para que dispersen el relleno”, dijo.

En una de las intersecciones de la avenida Casuarina, a la altura de Trinidad de Dios, un grupo de “tricimoteros” emuló la iniciativa de los transportistas urbanos y contrató tres volquetas para nivelar un pequeño tramo para manejar por allí, aunque con dificultades.

Juan Cercado, quien trabaja desde hace 5 años en el sector, expresó que el problema con la anegación de agua impide el flujo del tránsito vehicular.

Cuando los transportes livianos circulan por las calles del noroeste parecen lanchas, por la cantidad de agua que levantan con las llantas y por la forma en que parte de la carrocería se oculta entre las pequeñas olas de lodo. “Personas del Municipio han visitado el lugar, pero dicen que el sector ya no les compete, sino al Estado”, afirmó Cercado.

En Nueva Prosperina y Flor de Bastión, donde el Cabildo ha inaugurado recientemente obras de alcantarillado y agua potable, también existe malestar por los estragos que provocan las lluvias.

Jenny Álvarez, quien vive desde hace 11 años en Nueva Prosperina, comentó que hace dos se puso cascajo en una de las vías del sector, pero que solo duró un poco más de tres meses. “De ahí no han vuelto a intervenir esa calle, hace seis meses que tenemos agua potable, pero aún falta que llegue el alcantarillado”, aseguró Álvarez.

En el sector conocido como La Cantera, los moradores hacen observaciones a la recolección de basura que realiza Puerto Limpio.

Marcos Pineda, habitante del lugar, señaló que hay desperdicios que, durante cerca de una semana, no han sido recogidos y con las lluvias se han formado aguas putrefactas. “Uno (trabajador de Puerto Limpio) me salió con que por qué la dejábamos lejos de la vía principal”.

Actualmente, el Cabildo ejecuta varias obras viales en el sector y construye un nuevo mercado municipal. El año pasado los antes mencionados lugares urbano marginales, en la época invernal, presentaron los mismos problemas de tránsito y fueron catalogados como zonas de riesgo por las inundaciones.

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