David Arreaga, vecino de Portovita (urbanización ubicada en el km 11,5 de la vía a la Costa), a diario deposita desechos reutilizables en los tachos de su barrio. El recipiente tiene capacidad para almacenar 10 libras (papel, aluminio y vidrio).

El residente aporta así al cuidado ambiental del cantón. Pero considera que las libras recolectadas son pocas. “La iniciativa aún no cala en todos los vecinos”. Solo 15 familias separan los restos.  

En el sector apenas se reúnen 50 libras semanales. Lo que representa económicamente $ 10, que son reinvertidos en el programa. Puerto Azul, en el mismo sector, también tiene su programa ecológico.

Betsy Jaramillo, promotora en este último lugar, admite que la adhesión de más familias es compleja. 26 familias, entre las 2.200 de la urbanización, están comprometidas con el reciclaje.

Hace 10 meses, tiempo que tiene la medida, cuentan con un depósito de elementos reutilizables.

Diariamente se reúnen 6 libras, que representan $ 10 a la semana. “Lo importante es ser constantes y pacientes”, explicó. El monto es reinvertido en el programa.

En los sectores Colinas de los Ceibos y La Perla, los proyectos de cultura ambiental se limitan a acciones individuales.

En la manzana 3 de Colinas de los Ceibos, Marina Solórzano intentó infructuosamente desarrollar una campaña de reciclaje. El apoyo del vecindario apenas duró dos meses, en 2014.

Los obstáculos fueron la poca disponibilidad de tiempo de los moradores y la falta de fondos para cubrir el traslado de los desechos.

En Guayaquil, hasta el momento, todavía no existe un programa cantonal de reciclaje.

Desde el año pasado, el alcalde  de la ciudad, Jaime Nebot, ha mencionado que se emprenderá un proyecto piloto en una de las parroquias del cantón. Pero no ha vuelto a referirse al tema. “Estamos trabajando con los más pequeños, en las escuelas, en educación ambiental”, indicó en varios de sus enlaces radiales.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 65,42% de los hogares de Guayaquil no clasifica los residuos. El 35,5% de los habitantes adujo que no lo hace porque no hay contenedores especiales y el 32,7% respondió que no le interesa, según el informe de 2014.

Actualmente, en la vía a la Costa, la mayoría de conjuntos residenciales no dispone de un lugar para colocar los desperdicios que pueden ser reutilizados.

Mientras que, en la urbanización Vista al Sol recién se estudia la implementación de un programa de reciclaje.

Hace varios días, uno de los residentes presentó una iniciativa que todavía no explica la logística que se requiere para desarrollarla, manifestó Ximena Pástor, administradora del lugar.

El espacio requerido, los horarios de recolección y el traslado de los desechos son los puntos que toca definir. “También están los costos y las tasas que se deberán cobrar”.

El Cabildo porteño recientemente realizó un taller para conocer las experiencias de reciclaje de varias urbanizaciones, pero solo participaron 17 recintos. (I)