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El Telégrafo
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Entrevista

El guayaquileño que hizo historia en el festival OTI de la canción

Luis Padilla Guevara, compositor y empresario musical. Foto: Alfredo Piedrahíta/El Telégrafo
Luis Padilla Guevara, compositor y empresario musical. Foto: Alfredo Piedrahíta/El Telégrafo
20 de septiembre de 2015 - 00:00 - Luis Ortega Arroyave, Mario Larrea. Estudiantes de la UIDE

Luis Padilla Guevara ha dedicado toda su vida a la composición musical y eso lo ha convertido en uno de los compositores ecuatorianos más reconocidos que ha alcanzado el éxito y un sinnúmero de galardones en las décadas del 70 y 80, en especial el segundo lugar en la decimocuarta edición del desaparecido Festival OTI de la Canción, celebrado en Sevilla, España, en 1985, con su creación ‘La Pinta, La Niña y la Santa María’.

Guayaquileño de nacimiento y de corazón, y eso es evidente en el sinnúmero de canciones dedicadas a la ‘Perla del Pacífico’ porque, como él reconoce, la ciudad del río grande y del estero ha sido siempre su musa inspiradora.

Creativo, compositor, escritor... si tuviera que definirse por lo que hace, ¿qué diría?

Soy un creativo. En la parte creacional, mi fuerte es la música, las canciones. He escrito novelas, libros de derecho, libretos para obras de teatro y guiones, así que soy también un dramaturgo, escritor y poeta. Cuando uno hace canciones, hace poesía también. Mi vida ha estado dedicada a la música y con bastante éxito, pues ningún compositor en Ecuador vive de esto. Yo vivo de la composición.

¿De dónde obtiene tanta inspiración?

Voy predispuesto a hacer una canción cuando me es solicitada. Yo hago prácticamente todos los temas para el Municipio de Guayaquil. Escribí y compuse canciones como ‘Guayaquil vive por ti’, ‘Soy Juan Pueblo’, ‘Guayaquil es mi destino’, las más famosas que tiene la ciudad. Cuando el Municipio u otro cliente me piden canciones, no me quedo esperando a que llegue la inspiración.

Usted ha escrito canciones para varios artistas, ¿tiene anécdotas con algunos de ellos?

He compuesto canciones en los momentos más extraños. ‘Estrellita solitaria’ la compuse a las 2 de la mañana en Transportes Ecuador, un día que me tocaba viajar a Quito y llevaba una grabadorita de las antiguas. Mientras todo el mundo dormía, yo estaba sin sueño y por la ventana veía un cielo despejado, lleno de estrellas. Cuando hice el ‘Himno de los submarinistas’, poco después me invitaron a un submarino que hacía un recorrido de Guayaquil a Manta, pero yo soy claustrofóbico y dentro del submarino me salí cuando iban a cerrar la compuerta porque no me gusta estar encerrado. Hay canciones que han cambiado el rumbo de mi vida y que compongo en el momento más raro, desvelándome a las 3 o 4 de la mañana, o mientras estoy bañándome. Hay una anécdota con Alci Acosta. Él no me pidió ninguna autorización, sino que grabó mi canción ‘Que yo te quiero murmura el viento’, cantada por Darwin. Un día iba en mi carro por un bar y oí mi canción sonando. Paré, me bajé y estaban unos borrachos escuchando a Acosta con mi canción. Yo recién me enteraba de que él había grabado una canción mía.

¿Qué tan rentable es vivir de la música?

Yo vivo de la música, y vivo bien. La música me ha llevado hacia otros estratos; me ha llevado a hacer eventos. Organizo conciertos, teatro musical, shows con artistas. También hago eventos que no tienen nada que ver con la música, como el desfile de carros alegóricos del Municipio o el desfile náutico. Nada de eso tiene que ver con la música, pero ya cuento con proveedores y todo eso. En cada evento, especialmente en  julio y octubre, más de cincuenta personas trabajan para mí, entre vestuaristas, diseñadores gráficos, diseñadores de autos, coreógrafos, bailarines, jefes de piso, músicos, cantantes, locutores y maestros de ceremonia.

¿Qué proyectos tiene a corto plazo?

Mañana, 21 de septiembre, se cumplirán 30 años de mi triunfo en OTI. Por eso voy a lanzar en la sala experimental del Teatro Centro de Arte el proyecto internacional de teatro musical ‘La Pinta, La Niña y la Santa María’, que aborda la vida de Colón y la reina. Haré el lanzamiento para estrenar la obra el próximo año.

¿Qué tan difícil es para un ecuatoriano participar en este tipo de concursos internacionales?

En OTI, si la canción era linda, la enviaba para que participara. La cuestión artística escapa de mi control, ya que ahí son los mánager quienes se ocupan de todo. Lo único que queda de los buenos festivales es Viña del Mar, aunque limitado.

El festival OTI dejó de realizarse hace varios años, ¿por qué no hay representantes ecuatorianos concursando en otros festivales internacionales actualmente?

¡Porque no hay! Ya no hay festivales donde participar. El Festival de Viña del Mar ha cambiado; antes era como OTI, pues uno enviaba una canción y si gustaba allá, el intérprete participaba. Ahora se requiere que el artista sea famoso en su país. La cosa ahora se ha vuelto comercial; ya no solamente es la canción, sino que el artista debe tener un video y el tema debe contar con promoción dentro del país. (I)

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