La tercera edición de la Cena de la Solidaridad, que organiza el Cabildo para 4.000 adultos mayores de los centros gerontológicos municipales, alteró el tránsito vehicular del centro de la urbe desde las 11:00. En las calles Febres Cordero, Eloy Alfaro, Pedro Carbo, 9 de Octubre y Chimborazo hubo más problemas.

Jacinto Agurto, oficial de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), explicó que la disposición fue desviar el tránsito desde Eloy Alfaro, a la altura de Febres Cordero, para que continúe en dirección norte, por Pedro Carbo para evitar que ingrese por la calle Olmedo. “Colocamos vehículos para cerrar el paso en las  calles Colón, 10 de Agosto y Loja para que no ingresen hasta el malecón”.

Otras calles, como Elizalde e Illingworth, quedaron restringidas al tránsito, debido a la colocación de sistemas de iluminación y audio.

En las intersecciones de Chile y Ayacucho, Colón y Pedro Carbo, y Loja y Rocafuerte, se formaron embotallemientos que originaron inconvenientes entre dueños de los vehículos livianos, buses urbanos y Metrovía.

Jhonny Holguín, conductor de un bus de la línea 141, precisó que los desvíos implementados aumentaron el tiempo de su ruta de 80 minutos a dos horas. “El  cierre afectó el tránsito hasta la calle Los Ríos. Desde allí uno tiene problemas para circular”.

Por la afluencia de automotores, los conductores se vieron obligados a invadir el carril exclusivo de la Metrovía. Asimismo, el tráfico que llegaba de Eloy Alfaro demoraba su cruce más de dos minutos, pues los carros se quedaban a mitad de la intersección.

Mientras que en Chile y Ayacucho (la Bahía), el tránsito habitual de peatones y vehículos también se caotizó por la actividad comercial del sector. En el lugar, los peatones tuvieron que esquivar los autos que cubrían los pasos cebras.

En Loja y Rocafuerte, en cambio, las líneas de buses que circulaban por Mendiburu   lidiaron con más vehículos livianos que lo cotidiano. Mario Garcés, chofer de la línea 1, explicó que el tránsito se volvió pesado porque no contaron con el malecón para dirigirse al norte.

Sobre el caos, el alcalde Jaime Nebot justificó públicamente, el año pasado, que el evento social se realiza en plena avenida Malecón porque “los ancianos no quieren que se los celebre a escondidas”.

Peatones y conductores consultados sobre el acto apoyaron la labor social, pero coincidieron en que deben buscar otras alternativas para la cena, como salones, estadios o coliseos. “Los taxistas que alquilamos carros salimos perjudicados porque al quedarnos atrapados mucho tiempo en los atascos perdemos un día del mejor mes del año”, observó el taxista Sixto Álvarez.     

Las líneas de buses 9, 11, 50, 52, 55, 85 y 141 salieron por la Pedro Carbo y cambiaron de recorrido, lo que ocasionó desorientación en los usuarios, ya que no hubo una campaña sobre las modificaciones de las rutas.

De la misma manera, los usuarios de la Metrovía resultaron afectados. Geovanny García, pasajero del sistema, expresó que las frecuencias  demoraron más de 10 minutos. “Salir del centro será un caos”. Mientras que los vehículos estacionados en las vías bloqueadas tuvieron que quedarse allí hasta que culminara el acto.

Becky Valdez, organizadora de la cena, estimó que al menos 150 personas ayudaron en la tarea de implementar los elementos del evento (mesas, sillas, parlantes, pantallas gigantes e iluminación), que se desarrolló entre las calles Colón y Luis Urdaneta.

Volker Goussas, gerente de Operaciones del hotel Hilton Colón, estimó que el menú para los asistentes (pavo, jamón, ensalada “waldorf” y postre de chocolate) tuvo un valor de 18 dólares cada plato.

Hasta las 16:00 se registraban inconvenientes en el centro de la ciudad y aún no empezaba la repartición de los platillos. El evento estaba previsto que concluyera a las 22:00.