Donantes entregan cabello en favor de niños con cáncer
La emoción, pero al mismo tiempo el nerviosismo, se apoderó de las decenas de jovencitas, niñas y padres de familia, que ayer acudieron al colegio Liceo Panamericano, en la vía Samborondón, para donar una parte de su cabello a la organización Dibuja una Sonrisa, que se encargará de elaborar pelucas para los niños con cáncer.
Unas cinco sillas con sus respectivas mesas fue el lugar destinado para los donadores. Ahí se acomodaron una a una las personas, para que les realicen un corte de cabello, el cual debía ser de unos 20 centímetros de largo.
Muchas con una sonrisa en su rostro y otras un poco serias esperaban el corte de mechón, que después de varios meses se convertirá en una peluca para aquellos menores de edad que, debido a la quimioterapia, han perdido su cabello.
Sentada tranquila se la observó a Camila Plúas, de 9 años, quien junto a su mamá, Lely Tobar, esperaba su turno. “Hoy haré feliz a un niño que no tiene cabello”, expresó emocionada la niña, quien al enterarse de la realización de este evento estaba inquieta de que llegue pronto este día.
“Desde que se enteró de esta iniciativa siempre me preguntaba cuándo sería el día de entregar su cabello”, recordó Tobar, quien admitió que al conocer de esta linda labor social no dudo en que su hija apoye esta causa.
Muy convencida de lo que realizó se la vio a Verónica Patiño, estudiante de sexto fima del colegio Liceo Panamericano. Ella, aún sorprendida de lo corto que quedó su cabello, admitió que la decisión de participar de esta actividad no fue fácil para ninguna de sus compañeras.
“Es muy difícil, porque el cabello es parte esencial de una mujer y nos hace más lindas, pero dibujar una sonrisa en la cara de los niños con cáncer no se compara con donar una parte de lo nuestro”, manifestó la jovencita de 17 años, quien enfatizó que el cabello vuelve a crecer, pero es más difícil que eso ocurra en los niños que han pasado por los tratamientos de quimioterapia y radioterapia.
Un poco nerviosa, pero a la vez emocionada, se la observó a Carla Lecaro, del colegio Monte Tabor Nazaret, quien repitió varias veces que participar de este evento ha sido una experiencia muy linda. “Se siente muy bonito y vale la pena. Algunos tienen miedo porque no saben cómo les va a quedar el cabello, pero luego que haces la donación te das cuenta que vale la pena”, expresó Lecaro, quien se encontraba acompañada de sus amigas de colegio.
Las fotos, para plasmar este momento, no faltaron, las estudiantes, al igual que otros visitantes que llegaron al plantel para formar parte de esta obra social, posaron ante las cámaras, pero eso sí mostrando el mechón de cabello.
Una de ellas fue la pequeña Francesca Parducci, de 9 años, y su mamá, Andrea Blanco, quienes sonrientes entregaron una parte de su cabello. “Esta es una buena causa. Hemos hecho un sacrificio para brindar sonrisas a los niños que están pasando por un momento difícil”, indicó Blanco.
Atento a cada detalle estuvo Javier Sandoval, director de la organización Dibuja una Sonrisa. Él, recordó que esta es la segunda actividad que realizan en Guayaquil, la primera -dijo- se desarrolló en el Malecón Simón Bolívar, y con las donaciones de ese día ya se hicieron las pelucas que fueron entregadas el pasado jueves en Solca.
Sandoval agradeció a la ciudadanía por unirse a esta noble labor, pues no es fácil, ya que para confeccionar una peluca se requiere de unos tres mechones de cabellos; adicional a ello, se recauda dinero para completar el valor de la peluca, que cuesta 80 dólares. “La persona que entrega su cabello también da un aporte de $ 10”, afirmó.
Mencionó que la ayuda ha llegado incluso desde el exterior, con esa entrega esperan donar unas 200 pelucas el próximo año.