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La fusión de cooperativas es una de las propuestas para descongestionar tránsito

Circulación de buses urbanos aún genera quejas en las ciudadelas

La intersección de las calles Miguel H. Alcívar y José Alavedra, en el norte de la ciudad, es uno de los lugares por donde pasan buses que antes usaban la Av. Carlos Luis Plaza Dañín para llegar hasta la Av. Francisco de Orellana.
La intersección de las calles Miguel H. Alcívar y José Alavedra, en el norte de la ciudad, es uno de los lugares por donde pasan buses que antes usaban la Av. Carlos Luis Plaza Dañín para llegar hasta la Av. Francisco de Orellana.
27 de abril de 2014 - 00:00 - David Guerrero

La circulación de buses urbanos en ciudadelas del sur y norte de la ciudad continúa generando quejas entre los habitantes tras más de un año de que la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) dispuso el paso de estos vehículos por esas zonas.

La Saiba, Huancavilca, Del Maestro, Los Almendros, Orellana, Kennedy Norte, son algunos de los sectores por donde actualmente circulan 530 unidades, aproximadamente, pertenecientes a 26 líneas de transporte que salieron de la ruta que cubre la troncal 2 de la Metrovía (avenidas 25 de Julio, Quito y de Las Américas, y la calle Pedro Moncayo).

El ruido y la contaminación que generan los automotores pesados son las principales observaciones de los moradores que antes catalogaban sus vecindarios como ‘lugares tranquilos’.

La calle García Moreno, detrás del hospital del Seguro, es una de las zonas más conflictivas, especialmente en horas pico. En esa arteria circulaban, hasta inicios del año pasado, los buses de las líneas 43, 75, 129-2 y 135. Sin embargo, desde febrero de 2013 se sumaron las rutas 1, 3, 19, 28, 29, 31, 35-2, 42, 62-1, 78, 110, 118, 119 y 135.

Las ciudadelas Morán Valverde, Huancavilca y Del Maestro son los lugares que actualmente soportan el incremento del tráfico. Alex Ostaiza, de la Huancavilca, afirmó que, incluso, aumentó el riesgo de accidentes.

La calle Dolores Sucre, en el sur de la ciudad, recibe tráfico pesado desde febrero de 2013. Foto: William Orellana | El Telégrafo

En una de las intersecciones no hay señales de ‘pare’ o semáforos para permitir el paso de buses por la García Moreno. Hasta ahora no se han registrado choques que involucren al transporte de pasajeros, pero “sí de carros livianos, por lo que estamos preocupados”, dijo Ostaiza.

Algunas de las líneas se dirigen hacia el centro por calles de la zona oeste como Esmeraldas y José Mascote. Otras, como la 3, 13, 19, 31, 35, 62-1, 103, 119, 121 y 150 se dirigen hacia la calle Dolores Sucre, en el este, por la ciudadela La Saiba.

El sector, la mayor parte del día, era de poco tránsito hasta antes de los desvíos implementados por la CTE, recordó Carlos Holguín, habitante del sitio.

El ciudadano cuestionó que la calle Dolores Sucre es demasiado estrecha para el tránsito pesado. En horas pico se presentan congestionamientos y “cuando antes uno se demoraba hasta 10 minutos en salir, ahora se hace en 20”.

Mientras, en los barrios Orellana (centro) y Kennedy (norte) los congestionamientos son menores que en la zona sur, pero sus habitantes se quejan del humo y el ruido de las bocinas que, incluso, han bajado las ventas de los negocios hasta en el 25%.

Por su parte, la CTE reconoce los problemas que han generado los desvíos. Luis Lalama, prefecto de la entidad, manifestó que no quedaron muchas opciones para el tránsito de buses desde que opera la troncal 2 de la Metrovía.

Sin embargo, recalcó que hay personal asignado permanentemente a los sectores afectados “para evitar que se presenten congestionamientos”.

Desde 2013 la CTE mantiene conversaciones con el Municipio para implementar propuestas que mejoren el transporte urbano.

La implementación de tarjetas magnéticas para el cobro de pasajes es uno de los planteamientos e, inicialmente, más de 90 cooperativas participarán de este plan piloto. Otra idea es la troncalización de las cooperativas, es decir, fusionar cooperativas de acuerdo a la zona de operación.

Lenar Aldaz, de la cooperativa Cristal-Centro -uno de los mentalizadores de la propuesta-, comentó que la alternativa ya fue presentada a la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).

Para el directivo, la congestión que se presenta en algunas zonas de la ciudad debido al desvío de rutas obedece a un problema del sistema que por años han desarrollado las líneas de transporte. La Metrovía, incluso “ha hecho lo que nosotros debíamos hacer hace mucho: simplificar las rutas”.

En la calle José Mascote, por ejemplo, aproximadamente 20 cooperativas fueron desviadas a esa vía, que podrían fusionarse, según Aldaz, en 5 rutas con distintos intervalos.

Existen líneas que comparten entre el 60% y 100% de sus trayectos. Por ejemplo, la 19, 31 y 103 salen desde el sur (Guasmo) para llegar hasta el noroeste (Florida, Sociovivienda, Bastión Popular) y cubren tramos que abarcan entre 29 km y 32 km, aproximadamente. De esta distancia, coinciden hasta en 28 km  de sus recorridos.

La propuesta de troncalizar los buses urbanos también es consensuada con la Empresa Municipal de Tránsito que, en lo previsto dentro de sus competencias, contará con un departamento para revisar las rutas y la calidad del servicio.

DATOS

En febrero de 2013, las cooperativas que salieron de la Av. de las Américas comenzaron a transitar por la Av. Francisco de Orellana, Miguel H. Alcívar y  Av. del Periodista, Av. Kennedy, Plaza Dañín, Av. Democracia, Nicasio Safadi y Av. Pedro J. Menéndez.

En diciembre de 2013, la calle José Mascote pasó a ser vía exclusiva de transporte urbano (bidireccional), para permitir el paso de 20 líneas.

La reducción de frecuencias en las horas menos transitadas es una de las alternativas implementadas por la CTE para disminuir los congestionamientos.

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