Con actividades ecológicas y concienciación de la importancia de conservar la naturaleza, la Fundación ProBosque celebra 30 años del bosque protector Cerro Blanco.

Son 6.078 hectáreas de bosque tropical seco que actúan como pulmón de Guayaquil. El sitio está ubicado en el kilómetro de 16 de la vía a Costa y es un santuario de especies animales, vegetales, insectos y reptiles.

Ayer, en el lugar se cumplió un campamento, especie de casa abierta, en donde se explicó los proyectos de sostenibilidad que mantiene la empresa cementera Holcim, relacionados con este bosque.

La actividad, además de destacar el trabajo de la cementera en la protección del medio ambiente, incluyó segmentos en los que los invitados sembraron semillas de bálsamo, un árbol nativo de los bosques secos que hoy está bajo grave amenaza.

Jaime Lagos, uno de los jardineros del lugar, quien se encarga de elaborar y cuidar los viveros, explicó las bondades del bálsamo. “Es el paracetamol natural”, comparó y contó que antes se usaba  para aliviar los cólicos menstruales.

Otro grupo de invitados se encargó de sembrar árboles. Édgar Oleas, también jardinero del sitio, detalló en cambio la importancia de reforestar el lugar.

Los viveros sirven porque podemos reemplazar los árboles que van muriendo. Oleas resaltó también que los viveros son importantes porque en muchas ocasiones permiten recuperar especies que están en peligro. Entre ellas mencionó la pomarrosa de Castilla.

Otro grupo de invitados participó de una pequeña caminata en uno de los cuatro senderos habilitados.

Elcira Cedeño, directora de la Fundación ProBosque, ponderó que en estos 30 años se han reforestado completamente zonas dañadas en el pasado. Además se incorporaron cuatro senderos que muestran la biodiversidad del bosque a los turistas.

Cerro Blanco cuenta con 700 plantas vasculares (20% es endémica); 54 especies de mamíferos; 32 de murciélagos; más de 24 de aves, incluido el guacamayo verde; y 30 especies de reptiles. (I)