Son las 22:00 del jueves y la presencia de personas en la zona rosa de Guayaquil es casi nula.

En ese sector céntrico, que reúne a bares y discotecas del puerto principal, solo se ve a trabajadores que están sentados cerca de las entradas. Ellos ya no se mueven de ese sitio, pues está vigente la prohibición de los ‘enganchadores’ (personas que se encargaban de atraer la clientela con ofertas).

Cuando pasa alguno que otro grupo de damas por la calle Rocafuerte y Tomás Martínez, esporádicamente se observa a un joven que se les acerca a comentarles algo al oído.  Pero ellas avanzan y el hombre se va a una esquina.

La práctica se volvió más común desde el 2010, según Édison Torres, administrador del bar Santo Remedio.

El trabajador expresa que está de acuerdo con la erradicación de esa figura, ya que contribuyó a atraer ‘otro tipo de gente’ al sector. “Los precios de las entradas bajaron tanto que algunos, para ganar al cliente, les daban los pases gratis. Dañaron el mercado”, se queja.

Por esa razón, añade, ellos mismos pidieron a la Intendencia de Policía del Guayas que se erradique esa práctica.

Según Jorge García, administrador de un bar discoteca del sector, en los últimos días ha notado menos gente.

Él atribuye el descenso a los cambios de horarios. “La gente normalmente sale a las discotecas, entre semana, a las 23:00. Pero como ahora hay que cerrar a las 00:00, prefieren no venir”, concluye.

Para Nicolás Morales, quien atiende en el local Cali Salsoteca, una solución al tema de los horarios es llegar más temprano. “Los fines de semana pueden estar de 20:00 a 02:00 y pasarla bien”.

La cédula de la identidad es otro elemento que ha tomado importancia en los últimos días. Actualmente, para poder entrar a los centros nocturnos para los ecuatorianos es obligatorio presentar el documento. En cambio, los extranjeros tienen que llevar pasaporte.

Llestlyeh Ponce, dueño de Oprim, cuenta que están realizando una campaña por redes sociales para posicionar el mensaje. “Esa es la disposición de la Intendencia de Policía. Hay que hacer una cruzada entre los visitantes porque normalmente a la gente se le olvida”, explica.