Calles llenas de lodo; personas esperando el bus en las paradas, algunas con encauchados y otras con paraguas; vehículos atrapados en calles deterioradas y un malestar generalizado fue lo que dejó la lluvia que inició la noche del sábado y concluyó la mañana de ayer.

Yolanda Minuche, quien habita cerca del nuevo hospital que construye el Gobierno, aseguró que la obra municipal no llega a su sector. “Son 10 años padeciendo con las calles deterioradas y no recibimos respuesta de la Alcaldía. Tenemos agua empozada, maleza, basura y nadie nos ayuda”.

La calle en donde ella habita es intransitable. Los tanqueros no ingresan por el estado de la vía y para salir de su vivienda debe hacer malabares. El terreno es irregular y los vehículo no entran.

Jorge Torres, propietario de una tricimoto, asegura que no ingresa a ciertos lugares porque el lodo y el agua dañan su vehículo. “Me apena cuando son niños o adultos mayores  los que requieren de mi servicio, pero nada puedo hacer”. En la cooperativa Guerreros del Fortín, un grupo de moradores trataba de ayudar a sacar un camión que se había quedado atrapado en el lodo (foto).

Rodrigo Pivaque y varios vecinos empujaban el pesado automotor que tenía dos neumáticos enterrados en el lodo.  

Josefina Quimí, propietaria de una tienda cerca de lugar, asegura que la vía, también conocida como la entrada de la 112, está deteriorada desde la primera semana de enero.

“Jamás le dieron mantenimiento.  Aquí no recibimos ayuda de ningún tipo por parte del Municipio. Además esta calle sirve como desfogadero del cerro. El agua baja con fuerza y viene arrastrando piedras, lodo y basura. Ayer, en horas de la mañana, mientras llovía de forma moderada, un fuerte trueno  alarmó a la ciudadanía.  (I)