Norma de la FIFA no rige para los torneos locales
Barcelona realizó el domingo pasado una protesta antes del partido ante El Nacional. Los 11 jugadores que empezaron como titulares ingresaron a la cancha del estadio Olímpico Atahualpa portando una pancarta con el mensaje ‘¡Cuidemos nuestra salud! Jugar con extrema radiación solar a las 12 pm es un riesgo para nuestra salud y de los espectadores. Súmate, todos contra el cáncer’.
Según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), la semana pasada, Quito registró un índice de radiación de 17 puntos, uno de los más altos de 2017.
Y el domingo, a las 12:40 -el juego entre ‘criollos’ y ‘toreros’ comenzó al mediodía- el índice de radiación llegó al nivel 14, extremadamente alto, según el sitio web del Inamhi.
El llamado de atención se suma al que realizó el club ‘torero’ en el último Congreso Ordinario de enero pasado. La dirigencia intentó que se incluyera en el orden del día el debate para que los partidos en ciudades de altura se jueguen pasadas las 16:00, tal como lo estipula la FIFA para cotejos internacionales.
En 2007, la Asociación de Fútbol del Guayas (AsoGuayas) también presentó, en el Congreso Ordinario, un pedido para que no se realicen partidos en ciudades de altura antes de las 16:00. Carlos Manzur, quien presidía la asociación provincial, apeló al esfuerzo físico realizado por los jugadores y los árbitros.
La sugerencia fue rechazada por el resto de asociaciones y clubes, en especial por la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA), entonces dirigida por Galo Barreto. El expresidente de Ecufútbol Luis Chiriboga recordó que cada equipo estaba en su derecho de escoger el horario que mejor le convenga.
10 años de la norma de FIFA
En mayo de 2007, la FIFA, a través de su Comité Ejecutivo, prohibió la disputa de partidos internacionales a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar. Según el organismo, esta decisión se tomó para proteger la salud de los jugadores y por motivos del Fair Play (juego limpio).
La FIFA sustentó su decisión en un informe de su comisión médica donde advertía que el rendimiento de los jugadores que van a la altura disminuye del 25 al 30%. Pero un estudio posterior presentado por expertos de 4 países, estimó que el porcentaje era menor al 20%.
La Federación Boliviana se sintió discriminada por la prohibición de la FIFA. El estadio Hernando Siles, de La Paz, se ubica a 3.577 metros por encima del nivel del mar.
Pero un año después, y ante los reclamos de los países afectados, la FIFA levantó la medida. El extitular del ente, el suizo Joseph Blatter, propuso sustituir la prohibición por un paquete de normas que regulen el fútbol bajo condiciones extremas, que incluyan el calor, la humedad, el frío y la polución.
En ese sentido, se dispuso que los partidos, a más de 3.000 msnm, se disputen pasadas las 16:00. Blatter explicó que la Comisión Médica de la FIFA recomendó que regular con un paquete de medidas sería mejor.
Pero esta decisión (paquete de medidas) es para los partidos de carácter internacional. Los juegos de Libertadores, Sudamericana, son regidos por la Conmebol y, según FIFA, son ellos quienes dispondrán sus propios reglamentos.
Lo mismo sucede con los torneos locales, donde las federaciones nacionales son las que establecen las respectivas programaciones, así lo explicó Blatter en su momento.
“El fútbol nacional, el fútbol de clubes y en otros partidos que se quieran jugar por encima de los 2.500 metros, ese es un tema en el que la FIFA no va a intervenir”. (I)
En la altura hay una disminución del rendimiento
La FIFA, en 2016, presentó un reportaje sobre los efectos de jugar en ciudades de más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. En el texto colgado en su sitio web, destaca el análisis realizado por el médico deportólogo Óscar Concha.
“Con el antecedente, científicamente demostrado, de que en la altura hay una disminución de la capacidad del rendimiento físico, lo que sucede es que en la altura, habiendo menos oxígeno, empleamos mucho sistema para obtener energía a nivel músculo y ese sistema se llama anaeróbico”.
Lo que sucede en ciudades con una altura importante, explica Concha, es que los jugadores producen más rápido y en mayores cantidades ácidos lácticos, lo que los llevará a cansarse más rápido.
En el mismo reportaje, el paraguayo Enrique Vera, exjugador de Liga de Quito, reconoció que la altura no es un mito, es una realidad. “A nosotros mismos, los que estamos en el fútbol ecuatoriano, a veces jugar en el Olímpico Atahualpa nos cuesta mucho porque es más abierto, más soleado. La cancha por ahí es un poco más ancha y el campo más pesado”.
Luis Bolaños, por su parte, recordó que, cuando estaba en Brasil y le tocó ir a Quito para jugar con la selección, sintió mucho la diferencia. (I)