Riquelme, el ídolo histórico de Boca Juniors, dice adiós al fútbol
El estelar volante argentino Juan Román Riquelme, que el domingo anunció su retiro del fútbol profesional, se marcha como héroe de su primer hogar, Argentinos Juniors, que ascendió a primera división en diciembre luego de abandonar Boca Juniors, el club con el que conquistó 11 títulos.
A sus 36 años y con los ojos llenos de emoción, Riquelme le puso punto final a una carrera de 16 años, en una extensa entrevista con la cadena deportiva ESPN.
Aunque señaló que arrancaría desde hoy una vida alejada del deporte que le trajo gloria y derrotas, Riquelme anticipó que intentará ser presidente de Boca Juniors si algún día considera que aprendió lo suficiente para llegar a esa posición.
"Si tengo la suerte de aprender, y llego a creer que lo puedo hacer, voy a intentar ser presidente", admitió Riquelme.
Surgido de las divisiones menores de Argentinos Juniors, club del que también surgió Maradona, Riquelme llegó a Boca como parte de un grupo de juveniles adquiridos por pedido de Carlos Bilardo, entrenador xeneize en 1996.
Fue precisamente Bilardo quien lo hizo debutar en la primera división en noviembre de 1996, y apenas tardó un par de semanas en marcar su primer tanto, en una goleada 6-0 sobre Huracán.
Sin embargo, durante un buen tiempo quedaría relegado, ya que el titular era Maradona, a quien reemplazó en el segundo tiempo de un clásico contra River, el 25 de octubre de 1997, encuentro que quedaría en la historia precisamente porque fue el último partido profesional del célebre Pelusa.
Riquelme ganó protagonismo cuando fue tenido en cuenta por Carlos Bianchi, que asumió el mando de Boca a mediados de 1998 y llevó a los auriazules a múltiples conquistas, en un ciclo legendario.
Sin embargo, la larga novela de Riquelme con Boca llegó a su fin a principios de 2014. Quedarán grabadas en la retina de los hinchas sus piernas habilidosas, sus pases magistrales, su aparente displicencia que en un instante se transforma en jugada de gol.
El 10 no aceptó las condiciones del club auriazul para renovar su contrato y se alejó para siempre del club auriazul.
En un gesto que lo define bien, el ídolo de Boca se fue del club más popular a uno mucho más modesto, al lugar donde se formó pero no llegó a debutar en primera, por la mitad del dinero que pretendía en el contrato con Boca, según la prensa.
En julio pasado había firmado contrato con Argentinos Juniors por 18 meses.
Dejó atrás un historial de 11 títulos, incluido tres copas Libertadores (2000, 2001 y 2007), una Recopa (2008) y una Copa Intercontinental (2000), con 89 goles en un total de 388 partidos jugados con la casaca auriazul, 66 de ellos por la Libertadores.
"Riquelmeee, Riquelmeee", el grito de aliento de la hinchada aún resuena en las gradas de la Bombonera, donde volvió a brillar su magia en los últimos partidos del torneo Final-2014, antes de que el 30 de junio pasado venciera su contrato.
Controvertido pero indiscutible líder, hermético e irónico, desafiante y provocador con la gestualidad, Riquelme no permite la indiferencia y genera amores y odios.
Un masivo banderazo de hinchas frente a la Bombonera clamó por él el 1 de mayo pasado, cuando resultados adversos del equipo y una lesión ponían en riesgo su futuro en el club de sus amores, al que había regresado en febrero de 2013.
No fue buena la relación entre Riquelme y el actual presidente de Boca, Daniel Angelici, quien responde al expresidente del club y actual alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, con quien también tuvo más de una controversia.
Fueron conocidas las peleas de Román con dirigentes y entrenadores, como con Louis van Gaal y Radomir Antic en el FC Barcelona (2002/2003).
En 2003, en el Villarreal de España se reencontró con su mejor forma, pero tras el Mundial Alemania-2006 se peleó con el entrenador, el chileno Manuel Pellegrini, y quedo marginado del plantel.
Entre sus enemistades también se señalan los barrabravas de Boca, que le devolvían indiferencia desde las tribunas.
La historia sin fin
Estratega habilidoso y cerebral, Riquelme alegó estar "vacío" tras perder en julio de 2012 la final de la Copa Libertadores ante el brasileño Corinthians, y se alejó temporalmente de Boca, dirigido entonces por el entrenador Julio César Falcioni, con quien mantenía diferencias.
"Ya cumplí todos mis sueños, ahora no sé qué voy a hacer", dijo en aquella ocasión y prometió no volver más a Boca, pero siete meses más tarde regresaba en la tercera etapa del DT Carlos Bianchi, con sueños de revivir juntos las conquistas del legendario primer ciclo del entrenador iniciado en 1998, un objetivo que quedará pendiente.
Su puesto natural es el de enganche -enlace- y se lo considera uno de los últimos exponentes de un estilo basado en la capacidad de manejo y conducción.
Dueño de un manejo exquisito del balón y una pegada formidable, por temperamento y personalidad, Riquelme fue líder de cada plantel en el que estuvo pero nunca faltaron las polémicas, como la que mantuvo con Martín Palermo, máximo artillero histórico de Boca.
En 2009 renunció a la selección argentina por una discusión mediática con Diego Maradona, por entonces DT albiceleste, y se focalizó en Boca, donde se había iniciado en primera división en 1996.
Con la casaca albiceleste había conquistado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008 y fue campeón mundial Sub-20 en Malasia-1997.