Bélgica está obligada a reafirmar su potencial ante Japón
El orden y el entusiasmo de Japón son los nuevos desafíos de Bélgica, el equipo más goleador de la justa que sustenta la madurez de una de las mejores generaciones de su historia, en busca de un éxito sonoro dentro de una gran competición.
El conjunto que dirige el español Roberto Martínez aspira a dejar de lado el desengaño de sus actuaciones recientes; presume de una envidiable camada de futbolistas que reparten su calidad por los clubes más reputados del Viejo Continente.
Aún así, Bélgica lastra un puñado de sinsabores. En Brasil 2014 no fue capaz de atravesar los cuartos de final batida por Argentina. En la misma frontera se estancó en la Eurocopa de Francia 2016 cuando fue superada por Gales.
Las oportunidades se reducen para esta prole de jugadores que se aferran a Rusia 2018 como su gran ocasión.
Llega a segunda fase alentada por su impecable papel en el grupo G, en el que ganó todo, con Romelu Lukaku como gran revelación.
Japón apela a la motivación y disciplina. Clasificado por sus pocos jugadores amonestados por el criterio del juego limpio se aferra a los intangibles.
El preparador Akira Nishino tiene una cita con la historia. Los Samuráis Azules nunca han atravesado los octavos, que solo lograron en dos ocasiones: Corea y Japón 2002, como anfitrión, y en Sudáfrica 2010. Pero jamás entraron en cuartos. (I)