La Conmebol anunció este martes 27 de noviembre que el partido de vuelta de la final de Copa Libertadores se jugará entre el 8 o 9 de diciembre fuera de Argentina, pese al rechazo tajante de Boca Juniors y la amenaza de sus directivos de llevar el caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, pidió a la Conmebol que el partido no se juegue, y que River Plate sea desclasificado, por tanto, que el título sea adjudicado a su club.

“La violencia no es parte del fútbol, esto se resuelve con goles”, afirmó el presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez, tras la reunión con los directivos de River Plate y Boca Juniors para definir las soluciones al desenlace de Copa Libertadores.

La Conmebol descartó que se juegue en Argentina el partido de vuelta por el título de la Libertadores, que debió cancelarse el sábado pasado por el ataque de fanáticos al autobús que conducía a la plantilla de Boca al estadio Monumental de River. La entidad consideró que el país no cumple con las condiciones de seguridad.

“No aceptamos en el día de la fecha jugar ningún partido hasta que se pronuncie el Tribunal Disciplinario”, expresó Angelici al término de la reunión en Luque, con el titular de River, Rodolfo D’Onofrio, y Domínguez.

Durante la cita, Angelici y los abogados pidieron la suspensión definitiva del partido, la descalificación de River y su proclamación como campeón.

Invocaron el inciso 1 del artículo 18 del Reglamento Disciplinario alusivo a manifestaciones violentas que ponen en riesgo la integridad del equipo rival.

Tras escuchar los alegatos, la Conmebol resolvió que el partido se cumplirá fuera del país, del 8 al 9 de diciembre.

Tras el anuncio, el presidente de Boca afirmó tajante: “No aceptamos disputar ningún partido”. Y añadió que se apegará al reglamento para ganar la Copa sin jugar.

“Vamos a agotar todas las vías que tenemos en Conmebol. Una vez terminada, si tenemos que ir al Tribunal de Arbitraje Deportivo, vamos a ir”. (I)