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Hubo alrededor de 3.000 asistentes entre vip y cepeda box

Boleros invadieron el Centro de Convenciones

Fotos: Pilar Vera.
Fotos: Pilar Vera.
01 de septiembre de 2014 - 00:00 - Mishelle Macías / Guayaquil

Esa noche estaba destinada a los boleros, a las baladas, al amor. Esa fue la esencia del concierto del bogotano Andrés Cepeda, como parte de su gira ‘Lo mejor que hay en mi vida’, que ofreció el pasado viernes 29 de agosto, en el Centro de Convenciones de Guayaquil. Desde las 19:30, las personas, en su mayoría mujeres entre los 25 y los 40 años, y unas que otras parejas de enamorados o esposos, empezaron a ingresar al recinto.

Lentamente el lugar se fue llenando. Para cuando el reloj marcó las 21:00, casi todas las localidades estaban ocupadas, las luces se apagaron y una voz femenina dio la bienvenida al artista telonero: Douglas Bastidas, exvocalista del grupo Tranzas, quien empezó su participación con ‘No vuelvas’, a ritmo de batucada, seguido de ‘Mi corazón no entiende’.

Hizo una pausa para saludar al público y continuó intercalando clásicos de su tiempo con la agrupación de rock a la que perteneció en la década de los  noventa, con los de su actual etapa de solista: ‘Estás aquí’, ‘Parte de ti’, cuyo estribillo fue coreado por el público; ‘Todavía te amo’; el cover de ‘Pienso en ti’, de Jonathan Luna, y ‘Morí’, el cual remató con un sonido rockero de guitarras eléctricas.

Otra pausa y tocó el trío de canciones ‘cortavenas’, por excelencia, de su etapa en Tranzas: ‘Dile’, que puso eufóricos a los asistentes; ‘Un nuevo amor’, cantado a capela por el público, y ‘Dime si recuerdas’; seguidas de ‘Metálica’, ‘El juego’ y ‘Plástica’, con su característica batería de rock.

Y así, Bastidas tocó durante una hora exactamente hasta que todo quedó a oscuras. Hubo un receso en el que unas señoras aprovecharon para vender sánduches, piqueos y gaseosas mientras las asistentes se amontonaban en el baño, una se arreglaba más que la otra, como si Andrés Cepeda fuera a verlas mágicamente desde el escenario.

Media hora después, la tarima estuvo envuelta de luces rojas y azules, sonidos ambientales como si fuera un bosque y en una pantalla que estaba de fondo la imagen de una luna llena, dando paso a Andrés Cepeda con su voz melosa y ese acento tan característico de los colombianos mientras iniciaba su show con el tema ‘No es casual’.

Douglas Bastidas animó al público cuando interpretó los clásicos de Tranzas durante los 90.

“Bienvenido Guayaquil a lo mejor que hay en mi vida”, dijo Cepeda después de interpretar su primer tema de la noche, para seguir con ‘Esto no es amor’, ‘Corre tiempo’, que es el último sencillo que ha lanzado; entonces retrocedió al entonar uno de sus primeros discos de donde se desprendió ‘El carpintero de amor’, que comenzó como un son cubano para finalizar como una salsa.

Entonces bajó las revoluciones y de lo bailable fue a su especialidad, el romanticismo, el cual lo tradujo en sus temas ‘No tiene sentido’, ‘Para amarte’ y la balada que cambió a salsa ‘Sé morir’.

El escenario quedó de nuevo a oscuras, pero a medida que se iluminó en tonalidades amarillas, Cepeda expresó su agradecimiento a una ecuatoriana que le regaló algo muy especial y a la que le cantó el pasillo ‘Sombras’. Acto seguido, sacó de detrás del escenario un sombrero de paja toquilla que utilizó el resto de la noche.

El músico, de 41 años, decidió mantener el estilo romántico interpretando ‘Tú eres parte de mí’, el bolero ‘Tengo ganas’, que hizo que las féminas del público cantaran mientras un solo de saxofón las emocionaba, así como los sencillos ‘Para dar contigo’, ‘Se te nota’, ‘Cómo te atreves’ y ‘Voy a extrañarte’, que provocó gritos histéricos entre las mujeres.

En esa pausa, el bogotano presentó a su apadrinada, Victoria Castillo, quien participó en el reality La Voz Colombia y que, además de los coros, interpretó sola los covers de ‘El tiempo que duró nuestro amor’, de Cristian Castro, y ‘I will always love you’, de Whitney Houston, además de ‘Desvanecer’, que la cantó a dúo con Cepeda.

Así, mientras la noche avanzaba, el artista decidió agradecer a la mujer que lo introdujo al mundo del bolero, Patricia González, con el tema ‘Besos usados’. El tono íntimo de sus temas aumentó con ‘El mensaje’, ‘Tengo una enfermedad de ti’, ‘Mientras más pasaba el tiempo’ y el quiebre lo marcó ‘Un ratito’, el cual fue tocado a ritmo de reggae jamaiquino.

Eran las 00:00 y algunos espectadores empezaron a retirarse, pero esa no era la idea de Cepeda, quien presentó a los músicos que lo acompañaron esa noche en la tarima y cantó ‘Me voy’. Las luces se apagaron, la gente no lo podía creer, decían que aún faltaba más. Gritaban ‘otra, otra’ o ‘Cepeda, Cepeda’. Después de 5 minutos, él regresó para rematar la noche con dos temas muy esperados por sus fans, ‘Lo mejor que hay en mi vida’ y ‘Día tras día’.

“... no hay dolor que sea eterno, no es eterno un hasta luego, hasta luego es un regreso, no hay regreso sin encuentro y un encuentro es lo más bello cuando estamos cuerpo a cuerpo...”, seguirá retumbando en la mente de quienes pudieron ver a Cepeda en su primer show abierto en Guayaquil, tal como él lo señaló. Y es que un hasta luego nunca más será eterno.

ALGO MÁS

Las localidades. Estas se distribuyeron en Cepeda box y VIP. Además, cada fila estuvo identificada con una letra del alfabeto y los asientos enumerados.

También hubo acomodadores en cada localidad, quienes ayudaron a los asistentes a ubicar sus respectivos asientos.

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