Los vidrios rotos de los edificios o artículos destruidos en el sismo pueden reutilizarse tras un proceso especial
Una planta potabilizadora móvil distribuye el agua en Chamanga y Muisne
Luego de un terremoto de gran magnitud, como el ocurrido en Manabí el pasado 16 de abril, las primeras áreas de contaminación son las fuentes hídricas porque el polvo de los escombros se diluye en el agua.
Debido al impacto en las tuberías y redes eléctricas, el servicio de agua potable se suspende por lo general en las zonas afectadas por el sismo. Ante esto, la Secretaría del Agua, en un esfuerzo conjunto con la EAPA San Mateo y la EP Petroecuador, maneja un contingente de 10 tanqueros que abastecen del líquido a Muisne, el sector más golpeado en Esmeraldas.
Además, se logró poner en operación una planta potabilizadora móvil en la localidad de Maldonado (punto intermedio entre Muisne y Chamanga) para la distribución del recurso a través de tanqueros.
Mientras que en Manabí ya operan 13 plantas de tratamiento de agua potable móviles. También hay un contingente de 90 tanqueros de municipios, empresas privadas y personas particulares.
El científico Juergen Reichardt, catedrático de Yachay, indica que luego de un desastre natural también existe una preocupación ambiental por la cantidad de escombros en las calles.
Según el experto, el polvo que genera este tipo de destrucción infecta el aire y puede ser dañino para la salud. Una de las alternativas para el manejo de escombros es el reciclaje de materiales -como el acero, el hierro, el aluminio e incluso los vidrios rotos-, los cuales, después de un proceso de calentamiento, se compactan y pueden ser moldeados nuevamente.
En cuanto a la flora, Reichard indicó que con el movimiento de la tierra el nivel de sedimentación es mayor, pero este vuelve a su estado natural en cuestión de semanas.
Una de las investigaciones en las que se quiere enfocar el científico es conocer por qué los animales, principalmente aves, presienten un sismo antes que los humanos. (I)