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Intercultural

Tsáchilas reciben su Año Nuevo en aislamiento

Abraham Calazacón, del proyecto turístico Mushily, en un ritual en la comuna Chigüilpe, de Santo Domingo.
Abraham Calazacón, del proyecto turístico Mushily, en un ritual en la comuna Chigüilpe, de Santo Domingo.
Foto. El Tiempo
14 de abril de 2020 - 00:00 - Redacción El Tiempo

En el idioma tsafiqui “kasa” significa “nuevo” y “ma”, “día”, por lo que es la fiesta del Nuevo Amanecer la que coincide con la celebración católica de la Semana Santa.

La costumbre en las comunidades es realizar actos culturales, ferias de artesanías, degustación de gastronomía típica, demostraciones de los ponela (shamanes) y en el preámbulo del Nuevo Amanecer se efectúa el ritual del “nepi” o ayahuasca, bebida que se toma guiado por los sabios.

Sin embargo, este año la fiesta del Kasama quedó suspendida por la emergencia sanitaria decretada por el Gobierno para prevenir la propagación del covid-19, que deja 355 fallecidos y 7.529 casos a nivel nacional.

“El Kasama es recibir un nuevo año para el pueblo Tsáchila con un encuentro entre comunidades. El Sábado de Gloria se celebran matrimonios, se hace la elección de la ‘Kasama sona’ (reina), se comparte la chicha y en la noche comuneros y turistas participan de la ceremonia de purificación y renovación de energía con la bebida del nepi. Este año no se hará debido a la cuarentena por el coronavirus”, explicó Abraham Calazacón, líder del proyecto turístico Mushily, de la comuna Chigüilpe en Santo Domingo.

Los tsáchilas están dando estricto cumplimiento a la prohibición de desarrollar eventos masivos y se han sumado a la consigna del “quédate en casa”, por ello en cada hogar hacen rituales de purificación y protección ante el covid-19. “En cada familia, los líderes y desde la Gobernación tsáchila se tiene presente el compromiso de los shamanes para compartir los conocimientos de la medicina ancestral”, resaltó Calazacón.

Entre los rituales de fortalecimiento ante el coronavirus mencionó el baño de piedra, con montes amargos cocinados como la hoja de achiote, de naranja y de limón, entre otros. Para beber hacen preparados con miel, con hierba luisa, con jengibre y anís silvestre.

La ponela o sabios de la medicina han heredado la sabiduría de sus ancestros. Calazacón recuerda que, según relatos de los mayores, desde tiempos inmemoriales se han hecho rituales de protección ante enfermedades. Recuerda que hace unos 400 años, cuando se dio el encuentro de los tsáchilas con otras culturas y empezó el trueque, hubo un brote de fiebre amarilla y viruela y decenas empezaron a morir.

Hasta que tres shamanes hicieron un ritual con ayahuasca y tuvieron una revelación de sus ancestros, quienes les dijeron que debían colocarse achiote para protegerse de esos males. “Es como volver a vivir aquello, solo que ahora no es solo nuestra nacionalidad, es el mundo entero que se ha visto afectado por el covid-19”, lamenta.

Achiote y “anpo”, antivirales

Las plantas, los árboles y las hierbas medicinales originarias de la selva son esenciales para las ceremonias de protección y purificación. Entre ellos está el achiote, que es un símbolo de vida para la nacionalidad tsáchila, que vio diezmada su población ante el brote de viruela y fiebre amarilla.

“Se le saca la pasta y bota un cristal similar a la sábila, con eso se hace gárgaras, es un gran antiviral”, asegura Abraham Calazacón, líder de la comuna Chigüilpe.

Calazacón menciona también el “anpo”. “Es una planta que se encuentra montaña adentro, la mastican los niños, adultos y adultos mayores, ayuda a atacar cualquier infección o virus, eso se está haciendo como medida de prevención dentro de nuestras comunidades”.

Explicó que hay otros saberes para inmunizar el cuerpo ante los virus. Por ejemplo, caminar por la selva y bañarse en lodo. “El barro blanco es muy bueno porque nos ayuda a fortalecer la piel”, señala. (I)

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