Por 3 años la menor estuvo en la Comisión de la Niñez del Municipio
Sol: "Corazón rojo muestra que el Ecuador está unido"
En medio de la tristeza que se vive a escala nacional por el terremoto del sábado, una emotiva carta enviada al presidente Rafael Correa levantó el martes el ánimo a socorristas, ciudadanos, sobrevivientes del desastre y a las autoridades.
El martes el Primer Mandatario publicó en su cuenta de Twitter una nota escrita por Sol Díaz Semería, de 12 años. “Ha sido uno de los días más duros de mi vida, pero cosas como esta nos dan ánimo para seguir adelante”, escribió el gobernante junto a la colorida imagen.
Sol vive en Cuenca y al momento se encuentra en 8° de educación básica. A pesar de su corta edad, cada palabra que expresa refleja tal seguridad y confianza que no duda en nada de lo que dice.
Ver al Presidente triste cuando hablaba sobre el terremoto fue lo que motivó a la menor a redactar la misiva. Lo hizo la noche del lunes en un pequeño escritorio que está junto a la ventana de su cuarto.
“El Presidente es quien está al mando de todo. Entonces yo creo que es muy bueno motivarlo porque todo lo del terremoto y las cosas financieras le caen a él. Creo que es bueno que intentemos motivarlo con pequeños actos para seguir avanzando, porque mientras él avanza, el Ecuador avanza”, indicó la menor. Sol tuvo la ayuda de su mamá,
Andrea Semería, quien se comprometió a hacer todo lo posible para que el documento escaneado le llegue al Mandatario.
“A veces es difícil decirle no a los hijos, pero cuando tienen una iniciativa como esta nos toca apoyarlos. Ella se dedicó a escribir la carta y a mí me encargó de hacerle llegar, por lo que hice un par de contactos y más o menos a las 10:00 la mandamos”, manifestó. La niña conserva la carta original que le escribió, así como los dos borradores que escribió antes.
Ni ella ni su mamá pensaron que el Presidente la leería y mucho menos que la hiciera pública. “Cuando vio que la carta fue enviada, recién se marchó a dormir. Al día siguiente me preguntó si creía que el Presidente la había leído. Yo le dije que seguro con tantas cosas que debe tener, capaz que ni duerme”, agregó la progenitora.
Sol explica que es muy raro ver triste o deprimido a Rafael Correa, pues considera que es un hombre valiente. “Me sorprende mucho su carácter y cómo dirige el país”.
Piensa que al recibir y leer su carta el Primer Mandatario, sintió la satisfacción de saber que “todo el mundo” lo está apoyando. “Sabe que no está solo y que estamos pendientes de lo que hace. De lo que hace bien, de lo que hace mal y cómo ayuda al país”.
Además de las palabras de apoyo escritas en la carta, Sol dibujó algunas figuras con los colores de la bandera del país y cada una tiene un significado. Explicó que el ‘churuco’ (como le dice al espiral) lo dibujó por su papá; la flor, para todos los damnificados por el terremoto; y el corazón rojo, en muestra de que el Ecuador está unido.
Sol estudia en la Unidad Educativa Alborada y fue ahí cuando se enteró de que el Presidente sí leyó su carta gracias a sus maestras.
Ligia Vidal, directora de la escuela, la define como una niña “muy despierta”. “Ella nos representó durante tres años en la Comisión de la Niñez y Adolescencia del Concejo Cantonal. Se desenvuelve muy bien. Es muy madura”, acotó. (I)
DATOS
“Se desenvuelve muy bien, tiene un vocabulario bueno y es muy madura”, expresó Ligia Vidal, rectora de la Unidad Educativa Alborada, donde estudia Sol.
Según Andrea Semería, la mamá de la pequeña, desde los 8 años ha desarrollado un talento natural que le ha permitido hacer algunas actividades.
La menor cuencana, actualmente forma parte del Consejo Consultivo en su establecimiento y ha gestionado con las autoridades de la ciudad la realización de un simulacro de emergencia.
Por su propia cuenta pudo conseguir que sus compañeros visiten el ECU911 del Austro, con sede en la capital azuaya, a fin de que sepan el funcionamiento de esa entidad.
Junto a su madre, vecinos y amigos, Sol participó en la recolección de víveres para los damnificados por el terremoto. (I)
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Las víctimas, oriundas de esta provincia del sur ecuatoriano, suman 3
Familiares sepultaron a los orenses que murieron por el poderoso sismo
Foto: Fabricio Cruz / El Telégrafo
Tres personas oriundas de la provincia de El Oro murieron a consecuencia del devastador terremoto ocurrido el fin de semana pasado. Entre ellas hay un menor de edad identificado como Eidan, quien residía en el cantón Arenillas.
Los féretros con los restos empezaron a llegar hasta sus ciudades de origen desde el lunes.
El pequeño ya fue sepultado ayer en medio del dolor de los familiares y amigos. Su deceso se produjo en Canoa, una de las zonas más devastadas por este fenómeno natural.
Asimismo, los allegados de Luz Ríos, procedente de la parroquia Piedras, en el cantón Piñas, le dieron cristiana sepultura. Ella había estado junto a su pareja y otro familiar en Manta, disfrutando de unas vacaciones. El movimiento telúrico los sorprendió mientras descansaban.
El machaleño Galo Eduardo Espinoza Espinoza (foto) es otra de las víctimas del sismo de 7.8 grados.
Según sus familiares, el hombre de 35 años había salido el viernes rumbo a Manta y se hospedó en uno de los 7 hoteles que se derrumbaron. Fue uno de los primeros cadáveres que sacaron de los escombros los rescatistas. Tras varios días entregaron el cadáver a los familiares.
Al menos 3 orenses más continúan desaparecidos. Ellos estaban vacacionando en las playas de Manabí y en Esmeraldas. (I)
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Los ciudadanos llegaron a ese cantón manabita para visitar la playa
El terremoto terminó con la vida de siete tungurahuenses en el cantón Pedernales
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
El fuerte remezón del sábado pasado les causó la muerte a siete tungurahuenses. Ellos fueron identificados como: Liseth Pilco y su hijo de seis meses (Carlos A.); Fernando Yancha, Rafael Núñez, Orlando Villamarín, Paulina Espinoza y Doménica (18 meses). Los tres últimos integraban el hogar Villamarín-Espinoza y planificaron un fin de semana de diversión.
Orlando, oriundo del cantón Baños, de 31 años; su conviviente, la ambateña Paulina, de 37 años, y su tierna hija Doménica, fallecieron en Pedernales. Ellos junto a un hermano de Espinoza, partieron el día del terremoto desde el sur de Ambato, donde residían hace dos años. Según sus familiares, el objetivo era disfrutar de la arena y el mar. Al llegar a ese balneario, el cuñado de Orlando bajó del vehículo para preguntar el precio de la estadía en un hotel frente al cual se estacionaron temporalmente. Hicieron doble fila.
“En eso ocurrió el sismo y el hotel en el que planeaban alojarse se desplomó sobre el vehículo. Murieron de contado, junto a otras personas que pasaban por el lugar. El acompañante logró sobrevivir aunque está herido”, explicó Mariana de Jesús Villamarín (foto), tía de Orlando.
La mujer, de 76 años, lamenta la muerte del joven, a quien consideraba como fruto de su vientre. “Él es el único varón de los cinco hijos de mi hermano menor, de 70 años, quien está muy afectado y no habla del tema”, agrega.
Pese a que el sepelio fue la tarde del martes, Mariana dejó el dolor a un lado y fue ayer temprano al cementerio de Baños de Agua Santa, ubicado a 10 minutos en el barrio Santa Ana. Allí depositó un ramo de rosas blancas.
“Orlando me ayudaba económicamente pese a que sus ingresos eran limitados. Creo que nunca nos recuperaremos de este golpe”, dice al pie del nicho que fue entregado por la Municipalidad, debido a que esta familia es de escasos recursos.
La conviviente del joven y su hijo fueron enterrados anteayer, en la capital provincial. El velorio y traslado de los otros fallecidos también fue el mismo día, en los barrios Totoras, Simón Bolívar y Juan Benigno Vela, en el sur de la urbe. Sus familias todavía están conmocionadas y prefieren no hablar del tema. (I)