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El Telégrafo
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Según un estudio, el 26 % de las edificaciones en el sector de Tarqui, en Manta, están para ser derribadas

Pese al peligro, comerciantes portovejenses buscan su mercadería entre los escombros

En las calles 9 de Octubre y Ricaurte, en Portoviejo, Milton Obando trata de rescatar sus máquinas de coser.
En las calles 9 de Octubre y Ricaurte, en Portoviejo, Milton Obando trata de rescatar sus máquinas de coser.
Foto: Rodolfo Párraga/El Telégrafo
21 de abril de 2016 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

Portoviejo, Manta.-

Lo que era un edificio de 4 pisos hasta el pasado sábado, hoy es uno de 3. La primera planta quedó aplastada. Entrar en la edificación no es seguro, ya que podría desplomarse en cualquier momento.

Pese a las prohibiciones, Milton Obando, junto a otras 6 personas, trata de rescatar lo que había sido su sustento por varios años, sus máquinas de coser.

En la devastada zona céntrica de Portoviejo, donde centenares de edificaciones están en escombros, Obando arriesga su vida con tal de tener algo con qué afrontar el tiempo venidero. “Lo perdí todo, estoy viviendo con mi familia en un albergue. Yo sé que es arriesgado, pero tengo que hacerlo”, aseveró.

A pocos metros hay un miembro de la Policía. Los gendarmes ya advirtieron a este comerciante portovejense de que no podía acceder, pero él hizo caso omiso.  
Mientras los obreros sacaban las máquinas de coser, los escombros cedían, las ventanas caían, pero esto no frenó la labor del grupo de Obando.

Hay varios comerciantes sacando su mercadería, al igual que este ciudadano. Lo mismo hizo Nelson Loor, quien asegura que ha perdido varios miles de dólares. Su inversión es de 70 mil y hasta el momento se ha rescatado menos de 40% de su producto. Él vende artículos como billeteras, gorras, cinturones, entre otros. “Debo poner a buen recaudo mi mercadería. Tengo miedo de los saqueos o de que se venga abajo el edificio. Las autoridades me dijeron que no podía entrar, pero de igual manera me están resguardando mientras saco las cosas”, acotó Loor, quien se encontraba dentro de su negocio al momento del terremoto.

Este comerciante asegura que si el suceso hubiera ocurrido un día entre semana, “de seguro habría más muertos”.

CIE advierte que es necesario demoler

El barrido que hizo el Cuerpo de Ingenieros del Ejército (CIE) en la llamada zona cero  de Manta (centro de Tarqui) arrojó que el 26% de las construcciones que están de pie en el sector deben ser demolidas.

El almirante Rafael Poveda, quien coordina el trabajo operativo de grupos de rescatistas de ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca y otros países, explicó que  el martes se inició la valoración de daños de las estructura a fin de determinar  qué cantidad de casas o edificaciones necesitan construir, cuáles son las que se pueden recuperar y cuántas las que están en buen estado.  En total se evaluaron 503 inmuebles en la zona.

“En lo posterior procederemos a realizar la destrucción controlada de algunas edificaciones que ya están colapsando, por lo que es preferible mantener un control”.    

El alcalde de Manta, Jorge Zambrano, expresó que hasta antes de las 09:00 de ayer (por datos oficiales que tiene la Fiscalía), la cifra de personas fallecidas era de 172. De ese número, 166 han sido plenamente identificadas.   

Indicó que son 520 los heridos atendidos a través de los distintos centros médicos que se abrieron y que 97 personas han sido rescatadas con vida. Además, 12 cadáveres están en cámaras de frío. Entre las víctimas hay una adolescente (16 años) de origen alemán, que estaba en un intercambio educativo en la ciudad. Ella se encontraba al momento del terremoto en el centro comercial Felipe Navarrete.

En la ciudad las familias hacen cola para recibir raciones alimenticias en los centros de acopio, como el del complejo Tohallí.

Puerto reinicia operaciones

La Autoridad Portuaria de Manta (APM) asegura que tras el terremoto, las instalaciones no presentan daños. Ese día y los siguientes se suspendieron las operaciones de la terminal por varias horas y se dispuso que los barcos lleguen a Guayaquil con el fin de precautelar la vida de los trabajadores. “Es infructuoso mantener el puerto funcionando cuando hay una emergencia en tierra”, indicaron las autoridades del Ministerio de Transporte y Obras Públicas.

Kevin Lazo, gerente de la APM, manifestó que la cartera de Estado inició una evaluación de los daños físicos en el edificio administrativo y operativo. El informe se lo dará a conocer en las próximas horas. (I)

Foto: Leiberg Santos / El Telégrafo

Edificios insignes de Calceta están desplomados

Los habitantes de esta ciudad lloran a sus muertos. En Bolívar, cuya cabecera cantonal es Calceta, son alrededor de 8 edificios los que se derrumbaron tras el terremoto. Hasta el momento suman 11 personas fallecidas, según el último informe oficial.

Johnny Navarrete, propietario de una de las estructuras que se desplomaron, cuenta que “una señora se murió aplastada bajo mi edificio. Para mí fue muy duro asimilar esta situación”.

El comerciante de implementos deportivos indica que en las primeras horas después del terremoto el caos se apoderó de Calceta. “La Policía no se abastecía, las personas se querían aprovechar de la situación. Ahora ya tenemos rescatistas y a veces vienen grupos de personas a dejarnos comida para ayudarnos”.

Navarrete expresa que ha perdido más de $ 300.000 solo en la estructura del edificio. “A esto hay que sumarle los artículos deportivos, motores de lanchas, entre otros”.

Jorge Luis Mendoza también se quedó sin su edificio. “Después de que estabilizamos a nuestras familias acudimos a ayudar a recoger los escombros de los demás”, expresa este bolivarense, quien denota gran cansancio. “Hemos dormido muy poco, seguimos nerviosos. La mayoría de los edificios de Calceta no valen”, manifiesta.

La que era la nueva parte del mercado de la localidad ya no existe. Los comerciantes rescataron los víveres que estaban en la estructura y buscan venderlos antes de que la comida se pudra. Navarrete destaca la ayuda recibida, pero hace un llamado a los donantes. “Las pérdidas no son solo en Pedernales, Manta o Portoviejo, no se olviden de nosotros y de la gente de los recintos”. (I)

Un multifamiliar del cantón Chone será demolido

Chone se recupera de a poco del desastre. Tras el terremoto del pasado sábado, será un proceso de varios meses y quizás años, al igual que en otros puntos del país, especialmente en Manabí.

Las preocupaciones cambian con el día a día en el cantón, conocido por sus actividades agrícolas y ganaderas. En primera instancia eran las réplicas (aunque esta situación no ha variado mucho); luego la reconexión del servicio eléctrico, el que de a poco retorna.

Para más de 50 personas, el edificio de 6 pisos de propiedad de Amable Alcívar se ha convertido en el problema del momento. Temen que la estructura se venga abajo. Por su parte, el dueño del inmueble, que reside en Estados Unidos, ya dio la orden a su sobrino, Gustavo Loor, de que su bien sea demolido.

Hasta que la destrucción programada se realice, los vecinos del sector El Paraíso prefieren alejarse del edificio, que tiene alrededor de 20 años de construido. “Es una estructura de casi $ 1 millón. Es el trabajo de toda la vida de mi tío”, manifestó con pesar Loor, quien comenta que se acercó al alcalde de Chone, Deyton Alcívar, para que se ejecute la demolición. “Ya le entregué el edificio al Municipio”.

Uno de los vecinos que no está tranquilo con la estructura es John Patiño. Él, junto a su familia duerme desde la noche del sábado anterior en un terreno que una vecina ha dispuesto como una especie de refugio temporal. “De por sí casi no se puede dormir por la posibilidad de un nuevo temblor. La situación está muy complicada en el barrio por el edificio”, indica Patiño.

Son más de 50 personas las que pernoctan en el terreno, en su mayoría quienes viven más cerca de esa estructura.

De su parte, Loor acota que “estaremos más tranquilos cuando el edificio sea demolido. Gracias a Dios que con toda la caída de pedazos de pared nadie haya muerto”.

Otra de las casas que está en peligro es la de la familia Salazar, también en el barrio El Paraíso. En el lugar vivían 13 personas, entre adultos y menores. De quienes estaban en la casa nadie resultó con heridas mayores.

Eddy Alcívar, quien tiene su casa en la avenida Washington, considera un milagro de Dios que nadie haya muerto cuando cayó la fachada de su propiedad. Los escombros de la casa de Eddy ya fueron recogidos para facilitar el paso de las personas por esta vía.

Tras el terremoto, en Chone se registran seis personas fallecidas, alrededor de 80 casas caídas y 150 afectadas. Entre las destruidas está la vivienda de la familia Villavicencio. Parte de las paredes cayeron en una camioneta perteneciente a la familia. (I)

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