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El Telégrafo
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La Autoridad de tránsito municipal informó que la medida es temporal

Los buses cambiaron de rutas para no pasar cerca de los edificios que son evaluados

En Luis Urdaneta y José de Antepara los ciudadanos abordan los buses sin considerar potenciales bloqueos.
En Luis Urdaneta y José de Antepara los ciudadanos abordan los buses sin considerar potenciales bloqueos.
Foto: José Morán / El Telégrafo
30 de abril de 2016 - 00:00 - Redacción Guayaquil

La modificación de las rutas de buses en el centro de la ciudad, para descongestionar la calle García Avilés trasladó los problemas de tráfico a otro sector.

El cambio fue dispuesto desde el 18 de abril por la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), con el objetivo de despejar la zona donde se efectuó la evaluación de los edificios afectados por el sismo de hace dos semanas, informó el titular de la entidad, Andrés Roche.

La orden se adoptó para evitar que el ruido generado por los automotores interfiera con el estudio de las vulnerabilidades de los inmuebles. Se procedió a desviar las rutas hacia la calle José de Antepara y los choferes optan por las calles Padre Solano, Luis Urdaneta, Quisquís, entre otras, para llegar al punto.

En las mencionadas intersecciones, un equipo de este Diario contabilizó 35 líneas de transporte -3 de ellas de Durán- y esto provoca constantes bloqueos, especialmente a la altura de Padre Solano.

Desde esta calle se observa el paso de las líneas 2, 4, 9, 12, 22, 28 44, 47, 52, 55, 63-A, 63-B, 82, 84, 88, 92, 108, 116, 119 y 123, cuyos recorridos pasan por la av. 9 de Octubre. A estas se suman las líneas 17, 18 y 81 del cantón Durán.

Mientras que otras como 8, 10, 12, 27, 35, 41, 61, 82, 85, 108, 124 y 127 toman las calles Padre Solano, Luis Urdaneta y Quisquís y su paso por Antepara es corto. Además, apenas un vigilante de la ATM ubicado a la altura de la av. 9 de Octubre se encarga de supervisar el paso de vehículos.

La situación incomoda a conductores como Hilario Montero, que conduce su camioneta por Padre Solano y Antepara. El tamaño de los buses le impide ver si estos tienen vía despejada y, sin proponérselo, termina bloqueando la intersección, habiendo pasado con semáforo en verde. “Acá también deberían poner un agente, luego llega la multa y cómo demuestro que no irrespeté la luz amarilla”.

Por su parte, los transeúntes y usuarios del sistema aún se están adaptando a los cambios de rutas. Incluso algunos ciudadanos todavía esperan que los buses pasen por la calle García Avilés, porque no conocen de las recientes disposiciones de la ATM.

Uno de ellos es Bismark Ponce, de 53 años, que esperó ayer en la esquina de 9 de Octubre y García Avilés un bus de la línea 9. Ponce es oriundo de Babahoyo y periódicamente viaja a la ciudad para hacer unas compras para su negocio de venta de ropa. “Apenas conozco la zona centro, me tocará caminar hasta donde me dicen que pasa el bus”.

También se ha vuelto regular ver gente que camina desde la calle García Avilés para abordar los vehículos en la José de Antepara.

Muchos de los usuarios consultados afirmaron que trabajan en los despachos, negocios y entidades públicas ubicados cerca del parque Centenario. Galo Menéndez, por ejemplo, trabaja en una tienda de electrodomésticos en 9 de Octubre y Rumichaca, y vive en la ciudadela Guangala.

El recorrido cotidiano de regreso a su hogar implicaba caminar apenas una cuadra para tomar el bus de la 9. Con el cambio deberá caminar 5 cuadras. Menéndez afirmó que no le molesta tanto la distancia, pero sí el lugar al que debe ir. “Durante la noche, cuando salgo, toca tener mucho cuidado”.

Por su parte, algunas líneas como la 12, 27 y 123 informan a los usuarios sobre los cambios.

La semana pasada la ATM informó que el retiro de las unidades de la García Avilés también buscaba implementar una alternativa menos congestionada para los conductores que deben modificar sus recorridos  por la inutilización de dos pasos a desnivel de la Avenida de las Américas afectados por el sismo.

Por el momento no se conoce hasta cuándo durarán los desvíos hacia la calle José de Antepara. (I)

DATOS

El cantón Guayaquil percibió un tercio de la intensidad del terremoto de 7,8 grados cuyo epicentro se ubicó entre Pedernales y Cojimíes. La fuerza sísmica provocó daños a edificios y pasos elevados para automotores.

La Autoridad de Tránsito Municipal implementó desvíos en la Av. de las Américas mientras dure el desmantelamiento de un paso a desnivel. Esto afectó a rutas de buses urbanos y Metrovía.

Durante la semana pasada, el Cabildo implementó un estudio de edificios de la zona centro y determinó que de los 167 inmuebles que recibieron daños, 137 no tienen comprometidas sus estructuras.

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En Manta se estima que la pérdida puede llegar a $ 1.200 millones

Superintendencia registra más de 3.800 compañías en Manabí y Esmeraldas

Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo

Luego del terremoto del pasado 16 de abril, las autoridades han decidido dar facilidades a los empresarios de Manabí y Esmeraldas, para aliviar las cargas y facilitar la tarea de reconstrucción.

Entre esos beneficios están la reducción “del valor correspondiente a la contribución que deben pagar las compañías con domicilio en las mencionadas provincias, y ampliar el plazo hasta el 31 de diciembre del presente año para el pago del referido tributo”, según informó la Superintendencia de Compañías.

Para ello, el Gobierno emitió una resolución el pasado lunes en donde se “determina que las compañías domiciliadas en Manabí y Esmeraldas, cuyo activo real sea igual o menor a $500.000 tendrán una tarifa cero.

La Superintendencia del ramo tiene registradas, hasta el 30 marzo de este año, en Manabí 3.302 compañías activas. Y en Esmeraldas el número llega a 569. Mientras las propuestas gubernamentales se activan, los comerciantes de las provincias formulan pedidos al Gobierno, para recuperarse de las pérdidas. La titular de la Cámara de Comercio de Manta, Lucía Fernández, señaló que en la ciudad se registran 4.500 comerciantes entre minoristas, medianos y mayoristas.

Según la empresaria, el perjuicio es del 80%, porque se ha perdido capital, mercadería e inmuebles. Por esta razón uno de los requerimientos del sector es que se condonen las deudas totales a los microempresarios. Es decir, los créditos que van desde $1.000 hasta $ 5.000.

De acuerdo a Fernández, el cálculo hecho por la Cámara revela que en total suman entre 7 y 8 millones de dólares. A esto se agrega la generación de un nuevo crédito para que puedan recuperar su capital.

El planteamiento del gremio es que se entreguen préstamos a través de una cooperativa, para que puedan acceder a nuevos dineros preferenciales.

La Cámara de Manta no tiene un monto exacto de cuánto es lo que se perdió en la urbe tras el terremoto, pero, según Fernández, los comerciantes han estimado que está entre los 1.000 y 1.200 millones de dólares.

Las reuniones entre empresarios y comerciantes son constantes y la comunidad se ha organizado. De ahí que se creó un Comité Cívico Interinstitucional que elaboró una propuesta que fue enviada a los ministros de Estado. “Esperamos que aunque no todos, por lo menos algunos puntos sean considerados para la reactivación económica de la ciudad”, acotó.

Los integrantes del comité esperan que esta recuperación se logre en 3 o 5 años.

Uno de los pedidos de los comerciantes es que el Municipio realice un estudio, para saber cuáles serían las condiciones que deben tener las nuevas construcciones. Para ello exhortan al alcalde a que suscriba un convenio con la Escuela Politécnica del Litoral, para que todo se haga en base a conocimientos técnicos.

Como parte de la ayuda, el Banco Nacional de Fomento (BNF), en su transición hacia BanEcuador B.P., anunció que diferirá los cobros de las deudas a cerca de 6.000 clientes de las zonas afectadas, cifra que representa alrededor de $ 30 millones.

Se trata de las mensualidades de los créditos vigentes de abril, mayo, junio y julio que tengan las personas en Muisne, Bolívar, Jama, Jaramijó, Junín, Manta, Montecristi, Pedernales, Portoviejo, San Vicente y Sucre.

Durante estos meses, los funcionarios del BNF contactarán a los deudores y establecerán con ellos alternativas de mediano y largo plazo para refinanciar o reestructurar sus deudas. Se estudiará caso por caso y se definirán las opciones adecuadas de acuerdo con la localización del proyecto productivo, el destino del crédito y su grado de afectación tras el sismo. La banca pública además prepara líneas de crédito para la reactivación económica especialmente para los pequeños productores rurales y urbanos en las zonas afectadas por el terremoto. Inicialmente se ha planteado un fondo de $ 32 millones.

El BNF detalló que la atención está concentrada en Bahía y Manta. (I)

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