Controles de movilidad aumentan en el país
La entrada en vigencia del toque de queda y del estado de excepción decretados por el Gobierno Nacional, provocó una gran reducción de ciudadanos en las calles de las principales ciudades del país.
En Quito, donde la restricción de movilidad se extendió al transporte público y particular, las vías lucieron deshabitadas. Reportes de diferentes puntos daban cuenta de muy pocas personas y carros fuera de sus domicilios.
En los valles la situación fue similar; así lo confirmó Sonia Segovia, ama de casa que vive en el sector Rumihuaico, en Tumbaco, quien durante la mañana debió trasladarse al Hospital del Día El Batán (norte). Contó que en la Ruta Viva, así como en el trayecto de la Av. Simón Bolívar hasta la Av. Granados, el tráfico era similar al de un día sin asistencia escolar.
Sin embargo, al llegar a este último punto el tráfico vehicular disminuyó considerablemente. De igual manera, el centro de atención médica del IESS estaba casi vacío, sin pacientes ni automóviles.
Para Sonia, extremar la medida en la capital fue una decisión correcta pese a las molestias. Pidió mayor claridad por parte de las autoridades, en especial al considerar que tanto ella como su madre de 97 años son personas con diabetes y no tienen claro si pueden movilizarse para conseguir sus medicamentos.
En Guayaquil, los ciudadanos mostraron opiniones divididas acerca de las restricciones. Gabriel Alvear, residente del centro de la urbe, indicó que ante la gran cantidad de personas usando transporte urbano, optó por movilizarse en su bicicleta.
“Tenía que ir a comprar insumos para mi casa; en la Metrovía va demasiada gente apretada, hay mucho peligro de contagio, prefiero pedalear aunque me tome más tiempo llegar”, expresó.
Mientras que Kevin Zavala, enfermero en un hospital público, reclamó que en algunas estaciones no se ofrecía gel antibacterial. “En la parada del 28 de Mayo solo hay gel a la entrada, pero no a la salida que es justamente cuando uno viene cogiéndose de las barandas y puertas”.
La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) realizó operativos para corroborar que los buses sean desinfectados cada tres horas. Hasta el mediodía de ayer se había detenido a 19 buses por incumplir la orden. En el gremio de taxistas se vio con buenos ojos las medidas de restricción.
“Es la única forma de que la gente se quede en las casas. Con lo que estoy en desacuerdo es con el impedimento de los vehículos por el número de la placa. Una emergencia puede surgir en cualquier momento; eso no espera que sea día par o impar”, analizó Mario Bermúdez, un profesional del volante. (I)
Cuenca mermó su actividad
Cuenca amaneció como en día feriado: pocos carros circulaban por las calles y la presencia de personas era menor a la habitual. El transporte urbano trabajó a medias y los sectores conflictivos para el tráfico ayer tenían una fluida circulación.
Donde no hubo cambios fue en el parque industrial; aquí la presencia de vehículos pesados y trabajadores fue normal.
Durante la mañana también hubo gran movimiento en la Terminal Terrestre, ya que muchos ciudadanos aún buscaban un boleto para llegar a otras provincias antes de que entrara en vigencia el toque de queda.
En los mercados y centros comerciales los cuencanos buscaron abastecerse de productos de primera necesidad, sin mayores aglomeraciones y con las precauciones del caso. El ambiente fue similar en las entidades bancarias, que contaron con pocos clientes.
Guarandeños acatan medida
En Guaranda, capital de la provincia de Bolívar (sierra centro), durante la mañana el movimiento de los ciudadanos fue similar al de un día cualquiera, con una gran cantidad de vehículos en las calles, en especial taxis, reveló Janeth Mena, dirigente de organizaciones sociales en la parroquia Salinas.
Sin embargo, aseguró que con el paso de las horas la cantidad de personas se fue reduciendo considerablemente. De a poco, las tiendas y otros negocios cerraron sus puertas, y los habitantes regresaron a sus viviendas para realizar trabajos en el hogar.
Mientras que en Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, al norte del país, se vio poco movimiento este martes.
Carlos Ramírez, joven estudiante universitario, dijo que decidió acatar las recomendaciones del Gobierno y las autoridades locales de quedarse en casa, pero que sus padres, ambos profesionales de la rama de la salud, sí tuvieron que salir a cumplir con sus labores cotidianas. (I)