Agua, letrinas y ayuda psicológica  piden los afectados del terremoto en uno de los campamentos montados frente al cementerio de Canoa, en San Vicente (Manabí). Las pocas familias que se quedaron en el lugar aún no recuperan la tranquilidad que caracterizaba al balneario, al contrario continúan con el temor y la incertidumbre de que se repita el desastre del pasado 16 de abril.

Fanny Alencastro, psicóloga clínica de la central médica De Veris, explica que lo que viven es una crisis de trastorno estrés postraumático, producto de la amenaza  que representó el sismo, y ese estado puede generar 2 tipos de respuesta:  un estado de shock como  ponerse a llorar, caer en la desesperación o querer agredir;  y el segundo, es la negación. “La gente no puede creer que esto pasó en Ecuador o se acuestan a dormir y cuando se despiertan quisiera que esto no hubiese pasado”.

Ella enfatiza en la necesidad de tener el auxilio psicológico en las zonas de desastre. Éste no siempre puede brindarlo un doctor, sino también personas que se  capacitaron previamente y pueden reconocer las fases de las crisis emocionales.

Este primer auxilio es importante para el funcionamiento de la salud mental y  la resiliencia de las personas, las sociedades y los países que se recuperan de desastres naturales o conflicto. Así lo explica el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ‘Volver a construir mejor: atención de salud mental sostenible después de una emergencia’.

Con el documento, la OMS busca que las personas que afrontan una situación de emergencia no pierdan la oportunidad de aprovecharla en favor de las reformas de la salud mental y el desarrollo.

Ruth Cortés, psicóloga clínica del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, cuenta que específicamente se trabaja en esa capacidad de resiliencia en las zonas aceptadas.

Esta resiliencia es la capacidad que los seres humanos tienen para recuperarse de una situación de emergencia. “Hay que apelar a esta cualidad porque podemos volver a levantarnos. Cuando se tiene autoestima, eso es suficiente para luchar”.

Agrega que en los niños también se practica la resiliencia a través de trabajos grupales, juegos con los que exteriorizan sus sentimientos o hablar del evento telúrico como una forma de superarlo.

Carlos Orellana, director técnico del Instituto de Neurociencias, señala que hay personas que con una conversación siguen adelante, en cambio hay quienes necesitan una psicoterapia y otras apoyo con medicamentos.  

Estos fármacos no se distribuyen sin antes una valoración del médico y según el nivel de resiliencia se lo receta. Recuerda que hay personas que por sí solas salen adelante, por alto que sea el grado de trauma.

Otro psicólogo, el español José Antonio Echauri indica que la recuperación emocional de quienes afrontaron el sismo puede tomar hasta 2 años. También dependerá del impacto y de la pérdida que hayan sufrido.

Reconoce, en base a las experiencias compartidas con equipos ecuatorianos, que los psicólogos de Ecuador tienen una buena preparación. “Una tragedia no se olvida, es una cicatriz que se tiene de por vida. Los afectados deben entender que no se trata de olvidar o no acordarse de lo ocurrido, sino de integrarlo porque siempre estará en la historia de la vida, y para  esto el profesional de salud mental ayudará”.

La especialista Alencastro indica que toda persona afectada por el terremoto debe pasar por 5 fases antes de recuperarse. El tratamiento dura en promedio 4 semanas. La última fase es la estabilización o el momento que comienza a aceptar lo que ocurrió.

Mientras que en la fase de adaptación, el damnificado toma el control de la situación  y puede orientarse hacia un futuro, es decir supera la problemática. “Como humanos estamos  preparados para tener  mejores reacciones, pero nos volvemos vulnerables cuando no podemos responder a algo que es superior a nuestras fuerzas”. (I)

SUPERACIÓN DE DESASTRES EN EL MUNDO

Indonesia: En 2004 tras sufrir un tsunami los servicios de salud mental del país se transformaron, pasando de ser un único hospital psiquiátrico a un sistema básico de atención.

Sri Lanka: En 2004 la población soportó un tsunami que obligó a los servicios básicos de salud mental a extenderse a casi todo el territorio.  

Razmy, una adolescente que sobrevivió al tsunami en Sri Lanka, escuchó en su escuela una charla de un agente de salud mental de la comunidad de Kalmunai y posteriormente le pidió que visitara a su madre, quien se volvió retraída y escuchaba voces.

Somalia: El país que ha estado minado por conflictos y emergencias servicios de salud mental mejoró. De 2007 a 2010 se liberó de su carga a más de 1.700 personas que padecían trastornos psicológicos.

------------------------------------

Los centros de educación superior son centros de acopio

348 toneladas de víveres aportaron las universidades para los damnificados

Foto: Carina Acosta/ El Telégrafo

Los centros de acopio de las 54 universidades, escuelas politécnicas y los 109 Institutos Técnicos Tecnológicos Superiores (ITTS) que funcionan en el país receptaron 348,66 toneladas de donaciones para damnificados en el terremoto. Los víveres, las vituallas, ropa, juguetes, productos de aseo personal y botellones de agua son canalizados a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) informó que del total de donaciones, 313 toneladas ya fueron distribuidas a los ciudadanos de las zonas afectadas. Los artículos y kits estuvieron conformados por alimentos de primera necesidad. También se entregaron mantas, colchones, mascarillas, vendas, gasas quirúrgicas, entre otros insumos médicos. La entidad informó que seguirán receptando las donaciones en los establecimientos educativos y que requieren voluntarios para armar los kits alimenticios. (I)

--------------------------------------

Las donaciones incluyen comida e insumos para perros y gatos

Las mascotas ayudan a los ciudadanos a retomar la rutina de sus vidas

Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo

Los habitantes de Chamanga, Esmeraldas, no se olvidaron de sus animales de compañía. En los albergues ubicados a lo largo de la vía que conduce a la localidad desde Muisne, los pobladores colocaron botellas de plástico cortadas por la mitad con alimentos y agua para sus amigos de 4 patas.

También las personas, en medio de los escombros, sacan a pasear a su perro como hacían antes del terremoto del pasado 16 de abril que destruyó varios cantones de la Costa ecuatoriana.

Katiusca Reinoso tiene dos perros castellanos y un gato mestizo. Ella y su hermana Magdalena salieron desde su casa, ubicada en la parroquia rural Daule de Muisne (Esmeraldas), y se instalaron bajo una carpa al filo de la vía.

Reinoso cuenta que jugar con sus canes y acariciar a su gato Pepe la ayuda a sobrellevar el estrés y el temor que le produce recordar el terremoto o pensar en que haya nuevas réplicas. (I)