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El Telégrafo
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“La meta de la reedificación es que las ciudades sean mejores para vivir”

El secretario técnico del Comité de Reconstrucción, Carlos Bernal, asegura que el propósito de la reconstrucción es que las ciudades se recuperen económicamente y vuelvan a tener más y mejores oportunidades de las que antes tenían. Que toda familia que haya perdido su vivienda tenga un sitio donde vivir.
El secretario técnico del Comité de Reconstrucción, Carlos Bernal, asegura que el propósito de la reconstrucción es que las ciudades se recuperen económicamente y vuelvan a tener más y mejores oportunidades de las que antes tenían. Que toda familia que haya perdido su vivienda tenga un sitio donde vivir.
Fotos: El Telégrafo
16 de abril de 2017 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

A raíz del terremoto del 16 de abril de 2016 se conformó el Comité de Reconstrucción, que activó trabajos en tres ejes: emergencia, reconstrucción y reactivación productiva. Carlos Bernal, secretario de la reconstrucción, en entrevista para EL TELÉGRAFO, hace una evaluación de los trabajos emprendidos luego de la tragedia.   

Destaca que al día de hoy se han asignado $ 2.400 millones, de los cuales ya se han ejecutado cerca de    $ 1.100 millones. Se está llevando a la gente de los albergues a sus hogares de alquiler o de acogida y después a la solución definitiva de vivienda. Se han otorgado créditos, a través de la banca pública, que ya superan los $ 100 millones en condiciones favorables.

¿En qué porcentaje está la reconstrucción de las zonas afectadas y cuándo estará terminado el proceso?

Primero hay que entender la magnitud del desastre causado por el terremoto del 16 de abril; probablemente fue el día más complejo en la vida de todas las personas que vivimos en Manabí y Esmeraldas. Dejó 671 muertos. Nuestros heridos fueron atendidos oportunamente y comenzamos inmediatamente las labores de reconstrucción. Hubo 5 ejes de trabajo. Primero atendimos vivienda, salud, educación, vías, medios de transporte, agua y saneamiento, y comenzamos a trabajar. Si tuviera que mencionar algún porcentaje, diría primero que la meta es cumplir hasta el 70% de las labores que hemos emprendido en el principal rubro, que es el de viviendas. Hoy día tenemos 55% de avance; debe entenderse que estamos hablando de 45.000 casas, de las cuales deben repararse 19.000, tienen que construirse 22.000 en terrenos propios y 4.000 viviendas en urbanizaciones o terrenos urbanizados por el Estado.

¿Qué falta por hacer? 

Como reitero, falta por contratar. Están en proceso de contratación ya 11.000 viviendas nuevas y hay que concluir los sistemas de agua potable y alcantarillado que estamos iniciando. Falta también construir 2 vías importantes que se han contratado para mejorar la conectividad y reactivar productivamente los cantones. Sobre todo falta desarrollar la ejecución de los proyectos que ya están contratados, como los puertos pesqueros artesanales que están en proceso de implementación, en construcción.

Eso es lo que falta en la reconstrucción, y sobre todo   la regeneración urbana de aquellas zonas que fueron severamente afectadas y cuya economía depende en gran parte del turismo, llámense Bahía de Caráquez, Pedernales, Jama, San Vicente y Portoviejo, porque la proyección de la reconstrucción es que las ciudades sean mejores sitios para vivir, tengan más espacios públicos, mejores áreas verdes y eso se consigue con una mejor planificación urbana, que se la está trabajando con los municipios también. 

¿Cuál es el mayor reto?

El mayor reto de la reconstrucción no es infraestructura, sino estar de la mano siempre de los seres humanos, de aquellas personas que lo perdieron todo, que han sufrido un golpe psicológico, que han perdido probablemente un familiar, que perdieron su casa, quizás su negocio; para todos ellos estamos aquí, siempre acompañándolos. Efectivamente, luego viene la reparación de la infraestructura que se dañó, pero lo más importante son nuestras familias.

¿Cuánto se ha invertido hasta el momento?

Yo creo que antes de hablar de la inversión debo comentar que se conformó un Comité de Reconstrucción para estar aquí en territorio, estar al lado de la gente sintiendo y palpando las necesidades. Este Comité lo dirige el vicepresidente Jorge Glas, yo soy el secretario técnico, pero está integrado por ministros coordinadores y de diferentes ramos que hacen una labor extraordinaria. ¿Y por qué hago la introducción del Comité? Porque teniéndolo constituido se pudo hacer la evaluación de cuánto costaba o cuánto fue el impacto económico de este terremoto.

Se determinó en más de $ 3.340 millones. Después del 16 de abril nos vinieron 3.400 réplicas. Avanzando en la respuesta diría que luego de conocer los costos de la reconstrucción, estando aquí desde el territorio -nadie nos lo vino a contar- llegamos con la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), con organismos internacionales que validaron y participaron en la cuantificación de los daños. Inmediatamente con voluntad política se gestionó a través del Ejecutivo la propuesta de la Ley de Solidaridad; fue enviada a la Asamblea Nacional y mediante ella se están recaudando hasta final de su período de vigencia más de $ 1.400 millones. En total al día de hoy, en las tareas de reconstrucción, se han asignado            $ 2.410 millones. Creo que muchas veces se pierde la dimensión también de las cifras de las que uno habla cuando se mencionan miles de millones, pero estamos hablando de miles de familias golpeadas, de decenas de kilómetros de carreteras ya reparadas, de centenas de kilómetros de tendido eléctrico que están nuevamente funcionando.

Estamos hablando de calidad de vida y no se ha escatimado ni tiempo, ni sacrificio ni recursos de todas las personas que hacen posible la reconstrucción para sacar adelante y estar a su lado. Si revisamos experiencias internacionales, muchas veces lo que ocurre como impacto después del terremoto es incluso más grave que las secuelas del mismo movimiento. Si revisamos experiencias y hacemos una comparación, guardando las distancias -por ejemplo por epidemias causadas por contaminación de aguas residuales con agua potable-, muchas veces muere más gente que en el mismo episodio del terremoto. Y eso no sucedió acá. Eso es precisamente porque nos preocupamos desde el principio de la infraestructura institucional que ya existía. Desde el primer día que nos sentamos se activaron trabajos en tres ejes: emergencia, reconstrucción y reactivación productiva.

Son ejes que han ayudado a organizar muy bien estas labores de reconstrucción porque cada ministerio tiene su tarea. Como secretario técnico, tengo funciones y atribuciones para coordinar con mis compañeros ministros, quienes están haciendo un trabajo muy sacrificado. Esto es un concierto, un esfuerzo de todos los ministerios; lo hace la banca pública para otorgar créditos de reactivación productiva, lo hace el Ministerio de Industrias y Productividad, para rescatar el aparato productivo de cada una de las ciudades, lo hace el Ministerio de Turismo para solventar y sacar adelante estos emprendimientos nuevos de turismo, pues Manabí y Esmeraldas son provincias muy ricas y tienen mucha oferta turística. Esto es un esfuerzo conjunto de todo el Gobierno concentrado en un Comité y yo siempre vuelvo a ese origen de que este Comité, que no es una institución, es una organización de Estado, está aquí trabajando con la gente. Nosotros vivimos en Manabí, estamos siempre recorriendo los sitios, visitando los albergues para verificar que no les falte nada; estamos llevando a la gente de los albergues a sus hogares de alquiler o de acogidas y después a la solución definitiva de vivienda; les hacemos seguimiento para que en un futuro no muy lejano estén en buenas condiciones de vida; en muchos casos las familias han mejorado sus condiciones de vida comparadas con las que tenían antes del 16-A. 

¿Cuánto fue el monto destinado en reconstrucción?

Al día de hoy se han asignado $ 2.400 millones, de los cuales ya se han ejecutado cerca de $ 1.100 millones. Hago esta diferenciación porque una cosa es la planificación presupuestaria de los $ 2.400 millones y otra es la ejecución que va incrementándose mes a mes. Es decir, este mes hacemos un determinado número de casas, las entregamos; el próximo avanzamos en lo propio y así vamos ejecutando los recursos destinados en la ley. Vale recalcar que, de acuerdo a la disposición general de la Ley de Solidaridad, remitimos un informe trimestral a la Asamblea Nacional. Cada uno de los ministerios tiene cargada en su página web toda la información de los proyectos, los planes y programas que estamos desarrollando; aquí hay honestidad, hay un manejo de los recursos públicos transparente y total y constantemente informado. Hay una veeduría ciudadana que siempre demanda información, que recorre los proyectos, que conversa con la gente. Y esa veeduría ha dado fe de que las cosas se están manejando. Los veedores internacionales son validadores del trabajo y el avance que se realiza.    

Hace poco estuvimos caminando por las zonas afectadas con la embajadora de la Unión Europea y producto de esa visita se logró una donación de $ 11 millones para un instituto tecnológico superior a ser construido en Portoviejo, el Pablo Emilio Macías. La reflexión al final de la reunión es que gracias al manejo transparente y adecuado que se le ha dado a los recursos, el país puede acceder a nuevas fuentes, incluso de donación, como es el caso de este instituto.

Luego del terremoto del 16 de abril comenzó a levantarse un espacio para los mercaderes de Tarqui, que quedaron sin lugar al convertirse el casco comercial en la zona cero. La obra se construyó con una inversión aproximada de $ 13 millones y es administrada por el gobierno local. Los comerciantes ocupan las áreas desde enero pasado.    

¿Cómo se ha llevado el proceso de reactivación económica?

Se han evaluado las características económicas de cada ciudad y lo que se busca es potenciar, a través de los créditos de reactivación, justamente estos sectores, por ejemplo en la zona norte de Manabí, desde Bahía de Caráquez hacia Pedernales, sabemos que la actividad camaronera tiene una preponderancia en la economía y lo que se ha buscado es justamente colocar la mayor cantidad de créditos para reactivar este sector. Portoviejo y Manta tienen otra dinámica, una más comercial, de servicios. Se otorgaron créditos a través de la banca pública que ya superan los $ 100 millones en condiciones favorables, préstamos que hasta por $ 20.000 no exigen una garantía real, sino más bien otras condiciones mucho más flexibles, de manera que las personas han accedido a estos créditos de reactivación y con estos recuperar sus negocios o emprender nuevos. Producto de estas políticas, producto de la reconstrucción, hay datos muy importantes; con toda esta inversión se crearon cerca de 50.000 plazas de empleo en las zonas afectadas por el terremoto.

El Servicio de Rentas Internas (SRI) ha notificado que después del 16 de abril se crearon más de 14.000 nuevos emprendimientos que han ido a retirar su RISE y su RUC; esos son síntomas positivos porque significa que esta inyección de recursos ha aportado al bienestar de la familia, seguirá aportando, porque los recursos se utilizan única y exclusivamente en la reconstrucción.

Recordarán que cuando se postuló la Ley de Solidaridad para la reconstrucción, quienes se oponen a todo dijeron que esos recursos iban a desviarse para cubrir otras deudas del Estado y se iban a ocupar en otras cosas; ahora pueden decir cualquier otra cosa, pero se ve que los recursos han sido respetados, cada centavo ha sido destinado a las tareas de reconstrucción.

¿En qué forma se llevó la organización de los albergues?

Los albergues se instalaron inmediatamente; se implementó el modelo de gestión, esto es salud, higiene y seguridad. Cuando uno ve albergues, ve carpas, pero realmente son más las cosas intangibles: la alimentación y la atención psicológica que recibieron oportunamente las personas, incluso hay áreas lúdicas para que los niños puedan pasar rápidamente esta tragedia. Toda la atención fue canalizada a través de los albergues y esto se hizo gracias a un modelo de gestión, gracias a que existen instituciones que ya tenían protocolos definidos. Entonces, para determinar la existencia de un albergue se partía de una evaluación a quienes lo perdieron todo y necesitaban estar en un lugar seguro. Se identificaron rápidamente los sitios más adecuados para albergarse después de un terremoto y esto nos permitió salvar más vidas; en ese momento el pánico puede matar a mucha gente.  

No podíamos dejarlos en cualquier lugar, teníamos que llevarlos a un albergue, a un refugio seguro, entonces abrimos estos sitios. Insisto, más de 30 albergues inicialmente y más de 12.500 personas fueron primero a un lugar conveniente porque no podían quedarse donde vivían antes; ya lo habían perdido todo y no tenían dónde vivir. Entonces lo humanamente lógico y responsable era llevarlas a un lugar seguro y que tuvieran todas las atenciones; ahí surgieron los albergues. 

La educación ha sido uno de los hitos en los que consideramos hemos acometido en un tiempo récord porque cerca de 60.000 chicos volvieron a sus clases antes de los 100 días de ocurrido el terremoto, entonces esto permitió que incluso la condición de los albergues también mejorara, como la de aquellos padres que estaban preocupados por sus hijos porque luego de que el niño puede ir a las clases a estudiar, los progenitores pueden salir a buscar un trabajo. Miren cómo las acciones articuladas entre los ministerios o entre las diferentes instituciones ayudan a superar una crisis, a superar un momento muy duro. En los primeros días, cuando estábamos justamente armando los albergues, había mucho llanto, mucha pena, muchas necesidades; no lo teníamos todo resuelto, pero en poco tiempo las cosas se normalizaron.

Cuando logramos cerrar un albergue nos percatamos de que la gente se había compenetrado: lograron hacer una familia, cuidarse entre sí, prepararon comida, contribuyeron, se generó una sociedad; sacamos un aprendizaje: se cuidan y se extrañan. Cuando cerramos un albergue en Manta me sorprendió mucho que después de haberle otorgado una vivienda a una persona de la tercera edad, que ya vivía sola, regresara porque extrañaba a quienes se habían convertido en su familia; ahí te das cuenta del corazón que tiene nuestra gente, porque aun viviendo en una carpa, habiéndolo perdido todo, te invitaban a ver su jardín, que era el macetero que tenían afuera; te invitaban a comer, probablemente lo único que tenían guardado en una tarrina; ahí te das cuenta de que la generosidad, la voluntad, la valentía de este pueblo son interminables, infinitas; y eso permite que estemos mejor de lo que estábamos antes.

¿Cómo avanzan los proyectos habitacionales?

Es uno de los rubros de los sectores en lo que más se  avanza; este es un desafío de construir vivienda. Primero, nadie tiene planificada la construcción de 45.000 viviendas de la noche a la mañana porque nadie espera un terremoto en estas circunstancias. Pero son 45.000 y probablemente lleguen a ser más porque ha habido más de 3.400 réplicas, pero en viviendas existe un avance importante que ya supera el 55%.

Todos los días se siguen contratando nuevas viviendas para bajar esa brecha de 11.000 casas que aún existen y las personas cada día regresan a una en condiciones seguras porque son viviendas sismorresistentes, que cumplen con las normas técnicas, que devuelven la tranquilidad a todos esos hogares que ahora acceden a un inmueble nuevo.

Según un informe, el proyecto de viviendas dentro de la reconstrucción, en provincias como Manabí y Esmeraldas, es uno de los rubros de los sectores en los que más se avanza.  Uno de esos planes habitacionales es ‘Sí  Vivienda’, de Manta. Son casas permanentes para que habiten damnificados.

¿Cuál es la calificación que da del 1 al 10 a la  responsabilidad del Comité?

Del 1 a 10 en responsabilidad… yo creo que 1.000. Es una responsabilidad exorbitante, una escala quedaría corta para decir la responsabilidad que tenemos en nuestras manos.

Hoy es una responsabilidad histórica; con la gente es un compromiso, reitero, incluso a nivel personal. Aquí todas las personas que están trabajando saben lo importante que es este proceso de reconstrucción para las provincias afectadas, principalmente Manabí y Esmeraldas. Saben lo que tenemos en nuestras manos.

Este Gobierno se ha caracterizado por ser muy responsable; nosotros, los jóvenes, creemos en él por eso, porque vemos actos de responsabilidad día a día, que se aterrizan y se demuestran con obras, pero esta reconstrucción ha remarcado eso.

Los primeros días el Presidente y el Vicepresidente de la República venían prácticamente todas las semanas; hoy vienen

todos los meses. Insisto, aquí hay un compromiso que se sale de cualquier escala; sabemos perfectamente que aquí hay una gran responsabilidad, pero no hay una escala que pueda determinar el grado de compromiso y responsabilidad porque se trata de amor, se trata de un asunto que no se puede medir.

¿Cuál es la meta final de las varias fases en que se ha desarrollado este proceso de reconstrucción?

La meta final es que toda familia que haya perdido su vivienda tenga una. La meta final es que las ciudades afectadas estén mejor que antes; el propósito es que se recuperen económicamente y vuelvan a tener más y mejores oportunidades de las que antes tenían.

El objetivo, la concepción de todo esto es que cuando nos toque afrontar una situación como esta estemos mejor preparados que antes, pero lo principal es que los seres humanos seamos más fuertes y nos hagamos más fuertes después de esto; que sepamos que evolucionamos como sociedad; que tengamos un cambio positivo en nuestra manera de vivir para, reitero, ser más fuertes, estar mejor preparados y no sufrir las consecuencias ante un nuevo evento de esta naturaleza.

Una vez que concluyan estas labores, ¿qué viene a continuación? ¿Qué tiene en mente?

Realmente ni siquiera he tenido tiempo de pensar qué haré después de la reconstrucción. Soy ingeniero civil, me encantan los proyectos, creo que toda mi vida estará ligada a ellos, pero lo que sí puedo decir es que después de esta experiencia dedicaré gran parte de mi existencia a aportar con mi conocimiento a las personas que más lo necesiten. (I)

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