Milton Rivadeneira, nacido hace 53 años en la parroquia rural quiteña San José de Minas, ha dedicado buena parte de su vida al campo.

No le ha sido fácil mantener el amor a las labores agrícolas pues su padre, quien se dedicaba al cultivo de caña de azúcar, le incentivó a dedicarse a otras actividades.

Hoy, sin embargo, su pasión es la producción de café de calidad en el noroccidente de Imbabura.

Se interesó en el fruto de forma casi incidental. Viajó a Colombia en el 2000 para trabajar en una empresa dedicada al mármol.

Se enamoró de una chica colombiana, cuyo padre le hablaba todo el tiempo de los secretos del grano.

Terminada la relación sentimental y de vuelta en el Ecuador, ideó el proyecto de establecer una finca cafetera.

El primer paso fue elegir la ubicación adecuada para el emprendimiento. Contrató estudios del suelo de diferentes puntos del país, luego avaluó y comparó precios de la tierra.

Tras un análisis, adquirió 50 hectáreas (ha) en la comunidad Corazón del Guadual, parroquia La Carolina. Y hace 15 años creó la finca La Corazonada, a 70 km de Ibarra.

En 2015 ofreció su producto a la empresa Café Minerva y tras negociaciones y verificaciones es uno de los proveedores de la firma.

Quince hectáreas de la propiedad están dedicadas al cultivo del grano. En la última cosecha obtuvo 802 quintales, cifra que es casi un récord mundial, según el emprendedor.

Para la próxima cosecha, entre abril y junio de 2019, espera obtener 1.000 sacos.

Atribuye la productividad, en primer término, a la ubicación de la finca. Está en una especie de cañón, lo que -a su juicio- le otorga sombra natural.

Otra característica es que al igual que ocurre en Etiopía, cuna del café, Rivadeneira emplea poca agua y fertilizantes en medida.

Además, siembra una semilla propia de la zona, bautizada café Gerónimo, y que es resistente a plagas como la roya. (I)