El volcán Sangay emitió ceniza durante toda la semana del 8 de junio de 2020. Este fenómeno natural se produjo porque el gigante, ubicado en la provincia de Morona Santiago, está activo desde hace 400 años. Sin embargo, su erupción no implica que otros volcanes del Ecuador también se vayan a activar.

Si se remonta en la historia, hace 22 años se registró un periodo de cinco años en los que erupcionaron el Guagua Pichincha, Tunguraha y El Reventador. Esto fue una coincidencia, por lo que no significa que en la actualidad se repita.

El jefe del área de vulcanografía del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, Daniel Andrade, explicó que la actividad volcánica es independiente. El experto calificó a la expulsión de ceniza del Pichincha (1998) y El Reventador (2002) y de piedras incandescentes del Tungurahua (1999) como “coincidencias”.

Por eso el inédito despertar del Krakatoa, que no erupcionaba desde 1883, no debe preocupar a los ecuatorianos de que ocurra algo similar con el Cotopaxi, un nevado aún activo. Las llamaradas de fuego del volcán indonesio sorprendieron al mundo, pero tampoco hay por qué relacionarlo con el estado actual del Sangay.

“Al mismo tiempo que erupciona el sangay hay otros que están erupcionando y no tienen ninguna relación uno con otro”, explicó el vulcanólogo. Esto significa que si el Cotopaxi hiciera lo propio no será una reactivación provocada por otro cráter. De todas maneras, Andrade aclaró que no hay indicios de que el Cotopaxi haya cambiado en su actividad interna, tan solo lo mencionó como un ejemplo.

Los volcanes tienen su propio ritmo y características, aunque en ciertos casos comparten propiedades químicas en su magma. En el caso del Sangay, que presenta actividad interna desde 1.628, Andrade mencionó que a menudo se reportan pequeñas explosiones o emisión de flujos de lava. “Tal vez no todo el tiempo, pero en los últimos meses hay incremento en nivel de actividad”, añadió.

Los científicos del Instituto Geofísico prevén que columnas de ceniza continuarán surgiendo del cráter del volcán, localizado en la Cordillera Real, durante los siguientes días. Sin embargo, que esta llegue a Guayaquil y otras ciudades de la Costa dependerá de los vientos. La fuerza y dirección del viento son los responsables para que nubes de ceniza crucen la cordillera central.

Los análisis en el Sangay también se complican porque la red de monitoreo del instituto de investigación cuenta con limitaciones. Andrade explicó que esto se debe a que acceder al volcán es complicado por las condiciones climáticas y de terreno. “Son muy agrestes, por lo tanto nuestra red no funciona todo el tiempo”. Aún así, admitió que la información con la que cuentan es bastante para determinar acciones y prevenir. (I)