Desde el día del terremoto, en este cantón manabita se han atendido 3.000 heridos y lesionados
En Pedernales la lucha ahora se enfoca contra los mosquitos
Además de atender a los heridos y tratar de ubicar más víctimas bajo los escombros, la atención ahora se centra en la salubridad en Pedernales, una de las zonas más afectadas por el terremoto de hace 10 días.
El personal de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se encuentra en esa ciudad manabita considera necesario prevenir un eventual brote de los virus del zika, dengue y chikunguña.
En los últimos meses ya se alertó de los brotes de estos virus en las zonas costeras por lo que se trabajaba para evitar la presencia de mosquitos. Pero, tras el sismo, esa medida es visible, sobre todo, en los lugares cercanos a los refugios o albergues de las personas damnificadas.
Esto, incluso, tomando en cuenta que la lluvia se ha hecho presente en la zona, lo que incrementa la posibilidad de agua estancada, donde se propagan las mencionadas enfermedades. Además, porque muchas personas duermen a la intemperie y están más expuestas a las picaduras de mosquitos.
No se descarta que los focos infecciosos se pueden reactivar en la zona por la falta de agua potable y de control de las aguas servidas. El sistema de alcantarillado colapsó.
Por ello, personal sanitario insiste en solicitar el lavado constante de las manos, gracias a las reservas de agua por donaciones existentes y de los alimentos que tomen, pues, por ejemplo, se pueden generar casos de cólera como sucedió en el terremoto de Haití en 2010.
Médicos, paramédicos y voluntarios ponen especial énfasis en dar atención y charlas a los niños, porque son más vulnerables durante y después de un sismo. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
Dotación de medicinas y atención a pacientes es la prioridad
Las atenciones médicas a los afectados por el terremoto en Pedernales se concentran sobre todo en golpes, fracturas y cortes. Diversos casos fueron superados en los puntos de atención, pero otros, con necesidad de cirugía, se trasladaron en ambulancias a centros de salud cercanos.
Hasta ahora, solo en Pedernales se atendieron a más de 3.000 personas con diversas lesiones: 300 de ellas fueron derivadas a centros de salud de Bahía de Caráquez y Santo Domingo de los Tsáchilas para atención de segundo nivel.
“No nos faltan medicamentos, pero sí hemos perdido un poco de tiempo en la clasificación. Llegaron cajas de donaciones que muchas veces no se sabe qué contienen y los voluntarios deben clasificar cada medicina para elaborar los kits”, informó una fuente del Ministerio de Salud Pública (MSP) que pidió no ser citada.
Los kits necesarios para cada zona constan de antibióticos, analgésicos inyectables, sales de rehidratación oral y cremas tópicas. Juan Carlos Espín comandó una de esas brigadas que acudieron a un albergue en las afueras de Pedernales.
Juan Pablo Barbecho, especialista en medicina familiar que colaboró como voluntario, dijo que también se detectaron problemas de piel producidos por el agua insegura y la exposición a contaminantes directos. Él y 15 voluntarios de postgrado de la Universidad Católica conformaron brigadas médicas para asistir a diversos lugares a los que no ha llegado la atención.
Allí atendió a Juan Carlos Cedeño, de 2 años, que jugaba junto a su padre Alexander. Él no perdió la sonrisa, a pesar de que se destruyó su casa. El bienestar de su familia le provocaba felicidad. “Estamos todos bien y es lo que cuenta. La casa la construimos hace un año y ahora ya no está. Hay que empezar de nuevo”, dijo. Su hijo tenía tos y luego de la revisión del médico, Cedeño se tranquilizó.
Mientras tanto, en el Centro Médico de Pedernales se atendió el domingo pasado un parto. A las 06:00 nació la hija de Bella Cheme, que aún no sabía qué nombre le pondría. “Fue un susto muy grande y perdimos todo. Afortunadamente no nos pasó nada a mí y a mi familia y pude tener a mi hija”, comentó.
Por ahora permanecerá en la vivienda de su hermana Isabel, en el barrio Durán. Su madre Carmen Vásquez, quien la acompañaba, miraba entre triste y contenta a su nueva nieta, quien nació en medio de la tragedia.
El Ministerio de Salud Pública vacunó a unas 500 personas, entre personal militar, policial, de rescate y médico, contra el sarampión, rubeola, difteria, tétanos, hepatitis y neumococo. O sea, principalmente a quienes se mantienen en contacto con las víctimas o los heridos.
Afectados y socorristas coinciden ahora en señalar que hay un mayor control de las directrices para organizar mejor la atención. (I)
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Galenos del IESS ayudaron en Manabí
"Atendía hasta 8 pacientes al mismo tiempo"
Un adecuado manejo de pacientes en áreas críticas (emergencias) fue la clave para atender heridos tras el terremoto del 16 de abril pasado.
Esa fue la conclusión de José Rafael Uge (foto), director de las Áreas Críticas del hospital San Francisco de Quito, que corresponde al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), tras cumplir sus labores en las ciudades de Manta y Portoviejo (Manabí), uno de los sectores más afectados por el movimiento telúrico de 7.8 grados en la escala de Richter.
El equipo estuvo conformado por 2 médicos emergenciólogos, 3 cirujanos generales, 2 médicos internistas, 14 enfermeros, un pediatra y un paramédico. Fue una de las primeras delegaciones que llegó al hospital de Manta (IESS), en donde se concentró gran número de casos con fracturas, lesiones con golpes en las piernas, el abdomen y en la cabeza.
Los voluntarios trabajaron en el hospital de la ciudad, en jornadas de 12 horas, ininterrumpidas. Ingresaron al área de emergencia que fue adaptada para el manejo de pacientes críticos. Allí se trataron 4 personas que fueron sometidas a un tratamiento con entubación y manejo de las vías aéreas. En cambio, a otros pacientes se les aplicó animación cardio-pulmonar. Posteriormente, los heridos fueron trasladados a Guayaquil.
Uge reconoció que a pesar de que ha atendido en la Unidad de Emergencias del hospital Carlos Andrade Marín (Quito), esta es la primera vez que prestó su contingente en una tragedia de este tipo. Agregó que normalmente atiende un caso a la vez, pero en esta ocasión le tocó recibir simultáneamente hasta 8 casos.
El equipo de cirujanos realizó intervenciones a nivel de abdomen, puesto que las personas sufrieron lesiones en las partes internas del sistema digestivo, a causa de fuertes impactos por aplastamiento, dijo.
El director indicó que, incluso, se realizó una cirugía a nivel de bazo a causa de un fuerte golpe. La casa de salud estructuró un plan de contingencia para acoger a un promedio de entre 18 y 20 personas.
Hasta el viernes 22 de abril llegaron 19 pacientes: 8 de la provincia de Manabí, de ellos 8 procedieron de Manta, 4 de Pedernales, uno de Jama, uno de San Vicente, uno de Chone, un paciente de Portoviejo y otro que arribó desde la localidad de Calceta.
El director explicó que un segundo equipo llegó a la zona de conflicto, que estaba integrado por un terapeuta, 2 médicos generales y 4 enfermeros.
El siguiente equipo saldrá para cumplir con el voluntariado, en función de lo que indique la Planta Central del IESS. “Todos los médicos queremos apoyar a las personas que más necesiten, pero no podemos dejar de atender a los pacientes en Quito. Por eso esperamos realizar el viaje tras nueva orden”, manifestó el médico. (I)