Emprendedores golpeados por el terremoto luchan por sus sueños
“El manaba jamás pide limosna. Lo que tenemos que hacer es trabajar y luchar para sacar adelante un Manabí nuevo”. Ramón Loor Cedeño habla con seguridad, pese a una discapacidad que le dificulta algunos movimientos. En una mesa tiene productos elaborados en la Asociación Amigos de la Luz, creada en 2008 en el cantón Junín, de Manabí. Son alfeñiques y gomas derivadas de la caña de azúcar, 100% naturales. Con los dulces busca, junto a sus compañeros, volver a empezar luego del terremoto del 16 de abril.
La Asociación está compuesta por 15 personas, entre ellas 4 discapacitadas. El movimiento telúrico de 7,8 en la escala Richter, que tuvo su epicentro en Pedernales y ha dejado hasta el momento 663 fallecidos (según el último reporte de la Secretaría de Gestión de Riesgos), les causó una gran afectación, no tanto en infraestructura pues la elaboración de los productos es manual, sino en el mercado. Por semanas no hubo quién les comprara, ya que casi todos los comerciantes de la zona estaban guardando lo poco que les quedaba.
Esta situación es la misma que padecieron cientos de microempresarios manabitas y esmeraldeños, quienes vieron cómo el terremoto les arrebató no solo su tranquilidad, sino que ahuyentó el turismo que es para ellos su forma de sustento.
Los visitantes dejaron de llegar a zonas de Manabí y Esmeraldas. La reciente tragedia, el temor por las réplicas y los trabajos de demolición de edificaciones afectadas por el sismo, entre otros puntos, los mantienen alejados. Pero ahora, una vez pasados los momentos más críticos, cuando la situación tiende a normalizarse y se emprende la reconstrucción de las ciudades, estos microempresarios claman por la ayuda de los ecuatorianos.
No piden caridad; piden la oportunidad de mostrar sus productos, que la comunidad les compre de nuevo, que regrese a playas como Atacames, Esmeraldas y Manta, entre muchas otras. Quieren reactivar su economía.
Por tal motivo participan en las ferias artesanales que realiza el Gobierno en ciudades como Quito y Guayaquil, con el objetivo de que oferten lo que elaboran.
En el puerto principal se han hecho ferias en el Parque Samanes, el hotel Hampton Inn y el Parque Histórico, las cuales han permitido a los microempresarios encontrar una alternativa de mercado.
Historias de emprendimientos
“Sí tenemos una baja porque en los primeros días después del terremoto no había a quién vender, todo estaba devastado. La gente no pensaba en comprar, quería guardar lo poco o mucho que le quedaba”, comenta Jimmy Gómez, gerente de comercialización en Guayaquil de ‘El campeón de los chifles’, un producto elaborado en Chone (Manabí) por una empresa familiar que da trabajo aproximadamente a 25 familias.
Fue creada hace 5 años en las afueras del cantón por el empresario César Álvarez Delgado y su esposa. “Ofrecemos trabajo a mucha gente de Chone que en vez de venir a Guayaquil a engrosar los cordones de miseria, se queda allá trabajando. Porque atrás de cada fundita hay muchas familias que son damnificadas y están con la necesidad”, afirma Gómez.
La marca es fuerte en el mercado manabita. Sin embargo, a raíz del terremoto han visto la necesidad de reforzar su presencia en Guayaquil y Quito. Por eso hacen gestiones para estar en distintas cadenas de supermercados. “Venimos a las ferias porque hay mucha concurrencia”, manifestó el representante de la empresa manabita.
Según él, la feria que se cumplió en el Hampton Inn, en el centro de Guayaquil, tuvo un balance positivo. “Conversando con los compañeros artesanos, todo lo que invirtieron en tiempo y dinero se ha recuperado. Ha habido una gran concurrencia de público. Gente que fue el primer día, se quedó corta de dinero y volvió al día siguiente”.
Carlos Vera Zambrano también ha participado en varias ferias. El licor de cacao y café que elabora en su microempresa familiar Theo’s le gusta mucho al público y ha vendido bastante, además de la difusión que logra de su marca.
Es de Chone y frente a la adversidad, sigue el consejo que le dio su padre, ‘El Manco’ Vera: “Él me decía: ‘Hijo, si te caes levántate’. Entonces yo le digo a mi esposa: ‘Mija, nos caímos, tenemos que levantarnos’. Así vamos hacia adelante”, comenta este emprendedor, quien lleva 6 años con la empresa, la cual maneja con su esposa, Evelia Chóez Palacio, y dos ayudantes.
Recuerda cuando decidieron no trabajar más para otros sino ser sus propios jefes y dar empleo. Hoy ya tienen la compañía que genera empleo directo e indirecto.
“Nosotros compramos el cacao al agricultor; seleccionamos, fermentamos y procesamos. Y desde ahí hacemos 12 productos derivados del cacao y 5 productos derivados de café”, comenta Carlos Vera.
Unidos para ayudar
En las ferias también está presente Germania Fuentes, oriunda de Vinces (Los Ríos). Aunque ella no sufrió daños materiales en el terremoto, puso al servicio de los empresarios afectados su habilidad para elaborar manualidades. En su puesto de la feria ofrece estos productos y un porcentaje de lo recolectado va para los damnificados.
En su familia todos son artesanos. Es algo que tienen en la sangre. Por eso en Vinces ella posee una microempresa de camisetas y manualidades, la cual creó porque desde la época escolar mostró destrezas para el bordado y el trabajo manual. “Me contrataban para hacer corte y confección, terminar costuras porque habían compañeras que no podían ni enhebrar una aguja. De esa forma aprendí desde pequeña a ganarme el dinero”, comenta sonriendo.
Recuerda que el día del terremoto ella ya estaba cerrando su negocio cuando sintió que la tierra se movía. Como se fue la energía y todo quedó a oscuras, se fue a dormir y no se enteró de la magnitud de la tragedia hasta la mañana siguiente.
Coincide con los demás comerciantes en que “se afectó mucho la economía”. Fue entonces que, con la desenvoltura, tenacidad y locuacidad que la caracterizan, decidió que pondría su ‘granito de arena’ para ayudar a levantar a la provincia vecina.
De Chone llega Yamileth Zambrano, quien vive en la comunidad Mosquito, donde viven del turismo que generan unas cascadas y, para complementar sus ingresos, ofrecen productos elaborados con los derivados del cacao.
El emprendimiento, como casi todos los que participan en las ferias, es familiar. Comenzó hace cerca de una década y participan la mamá y los hermanos de Yamileth. En la actualidad es una fuente de ingresos para ellos.
¿Cómo nació? “Nos gusta la creatividad y el estar en contacto con la naturaleza ayuda. Convivimos con ella y le damos realce a lo que tenemos. De esa forma surgió la idea que desarrollamos con nuestra microempresa”, afirma la emprendedora, quien hace el mismo llamado que los demás empresarios: que los ecuatorianos vuelvan a visitar Manabí.
En la comunidad tenían una cabaña para recibir a los turistas, pero se derrumbó. “Igual estamos levantándonos, con fe, voluntad y fuerza, características de los manabitas. La gente ha sido solidaria con nosotros”. (I)