La hora de almorzar estaba cerca. El reloj marcaba las 11:46 cuando Rosa Cedeño ultimaba detalles para comer junto a su familia. De pronto la tierra empezó a temblar. Ella aún asustada cuenta que “fue algo bien feo, pero todo empeoró cuando se escuchó un estruendo, yo pensaba que se caía mi casa”.

La vivienda junto a la suya, en el sector de La Ensenadita, en Manta, colapsó en su primer piso y parte de la estructura se vino para adelante. “Dejé la comida botada, solo corrí hacia afuera con mi familia”, agrega Rosa. Son tres familias las que hasta ayer seguían en la zona después del terremoto del 16 de abril y que debieron evacuar tras la réplica de 6.8 grados.

Y mientras se comía un helado, pasado el mediodía, afirma: “Los militares nos van a poner carpas aquí en el parque”.

A Viviana Alarcón le cogió el sismo en un supermercado. Poco más de un mes ha pasado desde aquel fatídico 16A y esta mantense vivió nuevamente segundos de pavor. Todos corrían a su alrededor, hubo caos. “Mi pensamiento estaba en mis hijos, en que estén bien”, relató brevemente antes de dirigirse de inmediato a su casa.

Así, varios comercios del puerto mantense se quedaron vacíos en pocos minutos tras el remezón. “Yo estaba preparando el material para realizar una exposición fotográfica al aire libre, en el paseo José María Egas, y vi cómo los edificios bailaban alrededor mío”, destacó Germán Santos. De la desesperación ante el fuerte movimiento, un ciudadano optó por lanzarse desde el segundo piso de su vivienda, ubicada en el sector de Tarqui.

La zozobra de los mantenses empezó ayer en la madrugada, cuando se registró una réplica de 6.8 grados. Ramón Chila, desde las 02:57 no pudo dormir. Se despertó con el sismo y desde ahí se mantuvo vigilante en caso de cualquier emergencia.

Afuera de su casa, cerca de la ‘zona cero’, en Tarqui, Joffre Zambrano pasaba el susto. Eran las 03:45 y este padre de familia no tenía pensado entrar a su vivienda hasta que amaneciera. “El temblor fue fuerte, pero corto, por eso nos salvamos”, sostuvo.

Tras el terremoto del 16 de abril se había puesto en resguardo en la casa de una hermana, en El Palmar, y recién hace una semana había vuelto a Tarqui.

A pocos metros de la casa de Zambrano está ubicado el albergue Playita Mía. Ahí, más de 10 personas estaban agrupadas conversando, esperando que amaneciera. “Estamos con miedo, aquí nadie va a dormir”, dijo Fabricio Quijije, al ser preguntado sobre el sismo.

En las varias cuadras de Tarqui, los moradores conversaban lo que fue el temblor. Elsa Sánchez estaba con su familia “esperando a que me coja el sueño”.

Contó que lo primero que hizo tras despertarse por el sismo fue coger a los niños y salir de la casa. “Ya uno no duerme tranquilo, estamos en alerta. Aquí le tenemos miedo a la casa de al frente (una vivienda de 3 pisos), si se cae, nos aplasta”.

Mientras su tía Elsa hablaba, Christian Sánchez, de 11 años, contaba cómo el temblor lo despertó. “Sentí que me movía todito y me asusté. Luego me cubrí con la sábana, hasta que luego me fueron a sacar del cuarto”.

De igual manera, varios moradores del barrio Umiña vivieron momentos de susto. Alberto Rodríguez pasaba la primera noche en su departamento, el que había alquilado luego que el anterior colapsó en el terremoto. Destacó que tuvo que salir de la cama y pararse en media calle, debido a que sentía como que la estructura se iba a derrumbar. “Primero salí en ropa interior y luego volví a vestirme bien”, aseguró.

Así, en varias esquinas de Manta hubo grupos de personas que volvieron a dormir en los portales de sus casas ante las réplicas de la madrugada. En San Mateo se registró un accidente. Un vehículo se volcó debido al sismo. Unidades de rescate se movilizaron al lugar de los hechos para controlar la emergencia.

Tras el temblor de las 11:46 se registraron dos accidentes y un atropellado en la avenida Flavio Reyes. (I)