Migrantes ven en Ecuador un país de oportunidades
Un millón de venezolanos ha entrado a Ecuador en lo que va de 2018. De ellos, según la Cancillería, 200 mil se quedaron en este país, es decir, el 20%. El resto continúa su viaje en busca de condiciones dignas para vivir, al sur del continente.
La Constitución establece el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los habitantes del planeta. Así, en 2017, de acuerdo con las cifras de Migración, 91.522 extranjeros eligieron la Mitad del Mundo para residir: 61.138 venezolanos, 17.082 colombianos y 3.848 peruanos.
No obstante, desde el pasado 18 de agosto, los ciudadanos de Venezuela que ingresan al país deben presentar un pasaporte válido. Así lo anunció el ministro del Interior, Mauro Toscanini, a pesar de que la Ley Orgánica de Movilidad Humana señala en el artículo 84: “Los ciudadanos suramericanos pueden ingresar, circular y salir del territorio ecuatoriano presentando solamente su documento de identificación nacional”.
El pasado viernes la jueza Judith Naranjo aceptó el pedido de medidas cautelares, suprimiendo por 45 días la exigencia de presentar pasaporte para los venezolanos. Y después, el Gobierno anunció que acata la orden judicial, pero dispuso que junto con la cédula los venezolanos presenten un certificado de validez de dicho documento.
Esos conflictos legales no los vivió John Rodríguez. Él entró a Ecuador en abril. Consiguió trabajo en una aplicación de movilidad y planeaba traer a su esposa y hermana para octubre.
“Salí de Venezuela porque en un asalto mataron a mis padres, además no teníamos qué comer, pero ahora si nos piden pasaporte, no podremos estar juntos como familia”, dice.
En Venezuela el documento cuesta cerca de $ 80, un valor inalcanzable para la mayoría de personas que quieren migrar a otras naciones.
El canciller José Valencia precisó esta semana que 90 mil venezolanos tienen visa de residencia y 50 mil están en trámite. Y confirmó que en septiembre habrá una reunión con 13 países de Sur y Centroamérica, para tratar la situación de Venezuela.
Ecuador, además, se retiró de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) por la falta de voluntad política del Gobierno venezolano para resolver el problema migratorio.
Yanibel Aranguibel, venezolana, llegó al país en diciembre y no entiende la medida. Dice que la discriminación ha empeorado desde el anuncio del Gobierno. “Nos ven como una amenaza”. Según ella, hay gente que le dice que se vaya y no le siga quitando el empleo a los ecuatorianos.
El excanciller y excandidato presidencial por Sociedad Patriótica, Patricio Zuquilanda, dijo a este Diario que Ecuador continúa con su política de fronteras abiertas. La única regulación nueva en el procedimiento de entrada es solicitar pasaporte a los venezolanos.
“El Ministro del Interior presentó pruebas de miles de documentos de identidad, partidas de nacimiento falsas, semidestruidas o ilegibles, de venezolanos, que impiden iniciar un proceso migratorio correcto, como prescribe la ley. Por eso solicitan el pasaporte”, agregó.
Eduardo Febres Cordero, presidente de la Fundación de Venezolanos en el Exterior, advierte que pedir la condición de refugiados puede tardar unos 2 años, pero Ecuador no está otorgando los refugios. “Las personas pasan en los trámites”, sostiene.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en 2016 solicitaron refugio 554 venezolanos en Ecuador.
En 2017, la cifra subió a 1.530 y hasta el 31 de julio de 2018, se registraron casi 5.000 solicitudes de refugio de ciudadanos de esta nacionalidad.
Aún no han sido reconocidos como refugiados. Pero una vez solicitan esa condición, ya están sujetos a la protección nacional e internacional y pueden acceder a servicios básicos como salud, vivienda y educación.
Para Richard Salazar, catedrático e investigador de la Universidad Andina, exigir el pasaporte a los venezolanos “es una medida paliativa y contradictoria que desmerece mucho la perspectiva política del Gobierno”.
El experto añade que si se mantiene el pedido del pasaporte, los venezolanos van a seguir entrando a Ecuador, pero caerán en manos de coyoteros.
Aneth López arribó al país hace 2 años, trabaja en una peluquería y le pagan $ 15 a la semana. Ella ahorra para traer a su hermano y su prima, de 21 y 19 años. Su plan es ir todos a Perú donde una venezolana que abrió un restaurante, en Lima.
Pero Ecuador no pide visa solo a los venezolanos, sino a otras 12 naciones: Afganistán, Bangladesh, Cuba, Corea del Norte, Eritrea, Etiopía, Kenia, Nepal, Nigeria, Pakistán, Somalia y Senegal. Al resto, exceptuando América del Sur, se les solicita pasaporte con al menos 6 meses de vigencia.
Ernest Ihejirika llegó en 2010. En ese entonces no se pedía visa a las personas de su país. Vino desesperado por la situación de Nigeria. Aquí se casó y tiene 3 hijos. Es dueño de un restaurante de comida africana en el sector de la Universidad Central, en Quito. “Por ser negro me dicen ladrón, secuestrador y estafador”, relata.
Otro ejemplo es el de Raja Naeem, quien llegó hace 19 años desde Pakistán. Su idea era montar un negocio en la capital y puso un restaurante de comida árabe. Señala que le ha ido bien y que hoy Ecuador les pide visa a sus connacionales. Eso les complica la llegada al país.
Pero no todos los extranjeros que viven en Ecuador han tenido dificultades. Alexey Díaz llegó de Cuba, en 2014. Desde un principio tramitó su residencia. Él es ingeniero en Sistemas y trabaja en una institución financiera.
También hay quienes llegaron a conocer el país y se quedaron. Como Fabio Fusi, director Académico del Instituto italiano Dante Alighieri. Él vino hace una década y empezó a dar clases de su idioma, después se casó y tiene un hijo ecuatoriano.
Otro extranjero enamorado de Ecuador es André Hovener, quien enseña alemán desde hace 5 años. Dice que no tiene intenciones de irse. “Si la situación económica se complica de gravedad lo pensaría”, confiesa.
Ellos valoran mucho la diversidad cultural y la cercanía de las regiones. (I)