Daño en vía frena el turismo en tres parroquias de Loja
Un grupo de jóvenes se baja del balde de una camioneta en El Trapiche, un pequeño barrio rural partido en dos por el río Pindo. Un lado del poblado es parte de la provincia de El Oro y el otro de Loja.
Para llegar al sitio no hay otra opción más que la antigua carretera de Loja, conocida también como la Portovelo-Las Chinchas-Loja. Los jóvenes son oriundos de Piñas, El Oro, y pasarán el día en un pequeño balneario a la orilla del río, el cual cuenta con restaurantes de comida típica.
Todos se sacuden sus ropas y el cabello del polvo acumulado en los 19 km de vía entre Portovelo y este barrio. “Mucho polvo”, dice Christian Moscoso, quien reprocha el deplorable estado de la carretera.
La zona de bosque subtropical seco, compartida por los cantones Portovelo, El Oro, y Chaguarpamba, Loja, se destaca por sus altas temperaturas, un río de aguas cristalinas y numerosos balnearios que ofertan comida típica de ambas provincias.
Pese a que los turistas no dejan de llegar, sus habitantes se sienten aislados del resto de Ecuador.
“La provincia de Loja siempre ha sido olvidada, por ende nosotros entramos en ese abandono”, comenta Victoriano Encalada, dirigente barrial de El Trapiche, quien cuenta que ya existe un estudio de factibilidad de la Prefectura de Loja para adecentar la vía, pero que se ha quedado en el archivo.
Encalada considera que con una buena carretera se puede mejorar la oferta turística del sector. “La gente no viene porque la carretera no vale”, manifiesta.
La vía Loja-Las Chinchas-Portovelo, de 52 km en el lado lojano, y 10 km en la parte orense, fue la primera arteria en conectar El Oro con Loja y Zamora Chinchipe. Desde 1932 hasta inicios de la década del 80 era la única forma de movilizarse entre Machala y Loja.
“Antes recibía mantenimiento, pero nunca fue asfaltada, ahora ni los derrumbes limpian”, recuerda Lucio Alvarado, teniente político de la parroquia El Rosario, del cantón Chaguarpamba.
Alvarado pondera los encantos de la zona. “Aquí tenemos el único río limpio, usted puede tomar agua mientras se baña y no se enferma”, dice en referencia al Pindo, que recibe las aguas del río Ambocas, el mismo que baja desde el páramo lojano.
Alvarado cree que la zona no recibe atención porque tiene pocos habitantes y no representa capital político. La parroquia El Rosario, que este mes cumplió 61 años de vida jurídica, por ejemplo tiene 500 habitantes con todos sus barrios y recintos.
Pero la carretera también sirve a las parroquias Guayquichuma y Zambi, que pertenecen al cantón Catamayo. “Es verdad, entre las tres parroquias somos solo un poco más de 3.000 habitantes, pero con una carretera buena podemos desarrollar el turismo y aportar al desarrollo nacional”, insiste el dirigente.
Alvarado cuenta que con una minga entre los residentes de El Rosario, con apoyo del barrio El Pindo, de Portovelo, repararon el puente de metal sobre el río Pindo, tan antiguo como la carretera misma.
A un costado del viaducto interprovincial, sobre el río mismo, construyeron un bypass con dos tubos gigantes, piedra y cascajo para que los buses, autos y volquetas de empresas mineras puedan acceder a la zona.
“El puente aún es transitable, pero lo tenemos cerrado y solo usamos el nuevo paso para que las volquetas que cargan material minero no lo destruyan”, explica el teniente político. Aclara que cuando el invierno se lleve el bypass, entonces abrirán el puente.
“Es una forma de extenderle la vida”, resalta.
Del lado orense la situación es similar. Carmen Torres no entiende las razones por las que la vía Portovelo-El Pindo, parte de la carretera a Loja, no recibe mantenimiento.
Torres vive en El Salado, un sector industrial, donde predominan las plantas procesadoras de minerales (oro, plata, cobre) transitado mayormente por volquetas cargadas de material pétreo. “No le miento, las camionetas y los taxis ya no nos quieren hacer carreras porque la carretera está inservible (para carros pequeños)”, lamenta la mujer.
Efectivamente, el tramo de esa arteria desde la ciudadela La Florida hasta El Pindo (6 km) está totalmente deteriorado, con baches tan grandes como el ancho de la carretera. “En este sector viven 16 niños que solo pasan enfermos por tanto polvo”, se lamenta Torres.
El asfaltado cuesta $ 40 millones
Para el gerente de la empresa VIALSUR, parte del Consejo Provincial de Loja, Fabián Villamagua, la vía Loja-Las Chinchas-Portovelo es un eje que pertenece al Ministerio de Transporte y Obras Públicas y que hasta el momento no ha hecho un traspaso oficial de competencias desde las Chinchas hasta Portovelo, la misma que tiene una extensión de 52 kilómetros.
La vía no tiene asfalto; sin embargo, Villamagua explica que le dan constante mantenimiento. Este año 2019, según el gerente de VIALSUR, trabajaron con un equipo caminero desde febrero hasta abril.
“Esta es la tragedia de las vías que tienen que ser mantenidas y no mejoradas”, dice y agrega que no existen los recursos económicos para hacer trabajos rutinarios. “Cuando se hace mantenimiento se limpian cunetas, mejoran rasantes, pero eso dura en el mejor de los casos entre tres y cuatro meses”, explica.
En esta carretera, el funcionario indica que hay un problema grave que es el paso de entre 30 y 40 volquetas diarias que llevan material aurífero desde Zamora Chinchipe hasta Portovelo.
“Eso el año 2018 colapsó el puente sobre río Pindo que permite llegar a Portovelo”. La única solución es asfaltar la carretera, que tiene un costo aproximado de entre $ 35 y $ 40 millones, “lo cual es muy difícil, ya que el presupuesto general anual del Consejo Provincial de Loja es de $29 millones”, recalca Villamagua. (I)