Los dueños de bares y restaurantes alistan propuestas de reactivación
Fueron los primeros en cerrar y podrían ser los últimos en abrir sus negocios. Con esa premisa, los propietarios de bares, restaurantes, discotecas y otros sitios de diversión nocturna se allanan a la emergencia que vive el país, ocasionada por el covid-19.
En Guayas, donde más casos de esta enfermedad se han registrado, los dueños de los locales recibieron esa disposición por parte de la Gobernación de la provincia, como una forma de frenar el avance de este virus.
A pesar de ello, quienes forman parte de la Asociación de Centros Nocturnos del Guayas han mantenido constantes reuniones virtuales para, a manera de bosquejos a grandes trazos, plantear ideas de cómo reactivar sus negocios, luego de que culmine la emergencia.
Carlos Camacho, dueño del bar Don Chelas, en el norte de Guayaquil, sostiene que la medida trae consigo pérdidas económicas que aún no se pueden cuantificar. “Esto traerá desempleo y afectará familias”, asegura.
En tanto que Armando Tapia, socio y copropietario del restaurante NIC, ubicado en Garzocentro 2000, observa otro escenario: “El costo de los arriendos y consumos no se cortan, ha pasado más de un mes desde la medida y la solución está lejos de llegar”.
Para él, una opción para mitigar la situación económica es la entrega de comida a domicilio, previo pedido. Pero sí recortó el personal al 50% para minimizar gastos.
El local laboraba con siete personas, ahora son apenas tres y las compras de alimentos son reducidas, solo se adquiere lo estrictamente necesario para preparar los alimentos y entregarlos a clientes definidos.
Al hacer un cálculo a grandes rasgos, indica que antes los ingresos llegaban a los $ 8.000 mensuales, pero ahora apenas alcanza para cubrir el pago del escaso personal y mantener el negocio sin utilidad alguna.
Patricio Pareja, presidente de la Asociación de Centros Nocturnos, entienden lo que está pasando, por eso ni siquiera han reclamado, “pero no haber trabajado marzo, abril y posiblemente mayo representa pérdidas, sobre todo para quienes tenían pequeños y medianos negocios.
Enumera gastos que se acumulan para los más de 400 locales, en especial bares que son parte de la asociación, la mayoría ubicados en el centro y norte de la ciudad.
“Un gran porcentaje paga arriendo, consumo de servicios básicos y pago de empleados; vivimos del día a día, pero con la particularidad que la afluencia de público era más los jueves, viernes y sábado, mientras que martes y miércoles no se trabaja a toda capacidad y los domingo se descansa”.
Entre ellos se trazan ideas para mitigar el problema, dice Pareja, y para ello piden a las autoridades que se les permita acudir a sus locales para adecuarlos mientras dura la suspensión y una vez que se levante la emergencia atender al público con otra dinámica.
Una acción es instalar en la entrada de los locales túneles de desinfección, como ya se realiza en supermercados. Adquirir dispositivos para controlar la temperatura de los clientes y que los empleados laboren con guantes y mascarillas especiales.
“Otra medida es trabajar a la mitad de la capacidad del local o ampliar los espacios, en fin, son ideas que estamos planteando en un borrador que será presentado a las autoridades, quienes serán las que decidan qué hacer. (I)
Los pocos restaurantes que laboran en la ciudad solo atienden bajo pedido a domicilio; no se observan clientes en su interior. (Foto: Archivo ET)