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El Telégrafo
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Los activistas han rescatado docenas de canes

Animales, otros sobrevivientes del terremoto que buscan un hogar

Max, el símbolo de los animales rescatados, fue llevado a Guayaquil para asearlo y peluquearlo. Estuvo albergado en el hotel Villa Canina y ya regresó a Manabí.
Max, el símbolo de los animales rescatados, fue llevado a Guayaquil para asearlo y peluquearlo. Estuvo albergado en el hotel Villa Canina y ya regresó a Manabí.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
02 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

Max se ha transformado. Ya no es aquel perrito sucio y triste que el mundo vio acostado en los escombros de una casa en Manta, tras el terremoto del 16 de abril. Ese era su hogar y Max esperaba a su familia humana. Un reencuentro que nunca se dio, pues la familia falleció en el sismo. Pero el perrito seguía aguardando y aunque personas piadosas se lo llevaban, él regresaba al sitio.

El animalito fue adoptado por los parientes de los fallecidos, cerca de donde siempre vivió. “Max es el perrito de mi hermana, quien falleció en el terremoto. Quisimos quedarnos con él para conservar sus recuerdos; lo tuvo cuando cumplió 18 años, fue un regalo de su padrino. Es lo único que nos queda de mi hermana”, dijo Maribel Mero, su nueva dueña.

La Unidad de Recuperación y Rescate Animal (URRA) de la Prefectura del Guayas, que auxilia a las víctimas no humanas del terremoto, le proporcionó atención médica y peluquería al can. Hoy, con su nuevo look, comienza otra vida para Max, quien pese a esta dura prueba sigue igual de cariñoso. Se deja acariciar, busca la compañía humana y en sus ojos se lee la gratitud para quienes le proporcionaron otra oportunidad de ser feliz. Él es el símbolo de cientos de animales rescatados en las zonas golpeadas por el terremoto, donde cientos más todavía deambulan sin recibir ayuda. Unos son callejeros, otros fueron abandonados por familias que dejaron sus hogares y algunos, como Max, son ‘huérfanos’.

Fundaciones y activistas independientes se han unido para viajar a la zona de desastre. Son muchos los perros y gatos llevados a Quito y Guayaquil, entre otras ciudades, para ser curados y ahora están en adopción. Otros permanecen en Manabí, bajo el cuidado de fundaciones animalistas.

Oreo fue encontrado en Portoviejo junto a los escombros de una casa. Estaba con su madre. El pequeño, juguetón y travieso, ya fue dado en adopción. Foto: William Orellana / El Telégrafo

Denisse Caballero, de la URRA, señaló: “Viajamos a Manabí el lunes 18 de abril. Hemos rescatado cerca de 35 perros y 10 gatos. La Fundación Rescate Animal Ecuador y Yo Amo Animales nos ayudan con hogares temporales, ellos se encargan de las adopciones y el alimento. Nosotros, como Prefectura, nos encargamos del traslado, asistencia veterinaria, exámenes y de recuperarlos para ser entregados en adopción”. Según la funcionaria, a la mayoría de los animales les han encontrado garrapatas (por el clima de la zona), hemoparásitos, están sucios, sedientos y con hambre. “Hemos encontrado varios con fracturas y han sido operados, algunos tienen dueño y se los hemos devuelto”.

Mónica Chonillo también ha estado en la zona de desastre. Ella es la presidenta de la fundación Trato Ético Animal (TEA) y sabe que esto apenas comienza. “Ingresamos al refugio una perra parida con sus crías que encontramos en Pedernales. Este es un trabajo de largo aliento. Cuando se apaguen las cámaras y bajen las emociones, los animales quedarán olvidados, como ocurrió tras los desalojos en Monte Sinaí (Guayaquil), donde montamos una brigada veterinaria por 2 años. Por eso nos preparamos para un trabajo a largo plazo”, señala la activista.

TEA es parte de Donatón 2016, agrupación que reúne a activistas y organizaciones de todo el país. El trabajo coordinado permite identificar dónde hay mayores necesidades para canalizar la ayuda. Han recorrido Manta, Portoviejo, Bahía, Canoa, San Vicente, Pedernales, en Manabí; y Muisne y Chamanga, en Esmeraldas.

Cinelli Rosales, de RFUC Fauna Callejera, también ha viajado varias veces llevando víveres y medicinas. Ella recogió a Angelito, un perro que fue atropellado y estaba a un costado de la carretera, con el hueso salido, sin que nadie lo ayudara. El animalito ya está en Guayaquil, buscando hogar.

Las historias son muchas. Como la de Junín, un perrito encontrado por Rescate Animal Guayaquil en la vía al cantón del mismo nombre, escarbando entre la basura junto a los escombros de la única casa que había en ese punto. “Qué pasó con su familia, no sabemos. En cuando me vio el perrito empezó a gemir por la desesperación”, comentó una voluntaria de la agrupación, quien lo recogió. (I)

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