Los puentes de madera se remecieron durante el fenómeno del sábado
Afectados en Babahoyo tienen tres refugios
La vivienda de Mónica Manzaba, ubicada en la cooperativa Sol Brisa 2 del cantón Babahoyo, provincia de Los Ríos, usualmente tiende a temblar cuando caminan pisando fuerte en el piso de tabla. El sábado, a las 18:58, no fue una simple vibración, era como estar meciéndose en una hamaca. Todos lloraban de rodillas, no había cómo salir debido a que los puentes que están sobre el agua son de caña guadua y se movían más que las casas, recuerda Manzaba.
La moradora de esta cooperativa, donde viven 36 familias, menciona que fueron momentos de terror los vividos cuando, una por una, las bases de la casa se fueron rompiendo y comenzaba a ingresar el agua.
“Los que viven cerca del muro (calle empedrada que atraviesa la cooperativa) pudieron salir corriendo, pero nosotros, que estamos más distanciados de la vía, no lo pudimos hacer y soportamos todo el remezón”, manifestó Manzaba, quien junto a su madre y primos, que también viven en la zona, lo perdieron todo.
Los sectores más afectados de la ciudad de Babahoyo son Sol Brisa 1 y 2 y Paraíso Sur. Las casas de cemento y construcción mixta (hormigón y caña), de 1 y 2 pisos, de estos sectores presentan problemas.
Viviendas de dos pisos se cayeron y solo se notaban los techos. Sus propietarios, junto a los vecinos, trataban de recuperar ropa y enseres que estaban debajo del agua. Las autoridades de la provincia de Los Ríos inmediatamente se movilizaron y evacuaron a los damnificados a albergues, mientras que otros prefirieron quedarse cerca de sus domicilios.
Hasta ayer, muchos de los perjudicados seguían pernoctando en carpas que estaban a un costado de la vía principal de Babahoyo, a un costado de la terminal terrestre de la ciudad. Los ciudadanos cuidan lo poco que les queda de sus pertenencias y se turnan para hacer guardia, para que sus objetos no sean robados.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) habilitó 3 albergues, en los cuales están 212 personas. En estos sitios reciben atención médica y raciones alimenticias.
La gobernadora de la provincia, Kharla Chávez, indica que 143 viviendas están afectadas y 87 totalmente destruidas en Los Ríos. La entidad dispuso brigadas médicas para atender a las personas que sufrieron contusiones durante el movimiento telúrico. Hasta ayer se reportaron 661 personas afectadas, las cuales están recibiendo colchones, vituallas, alimentos, vajillas y atención médica.
La ayuda a los afectados de Babahoyo no solo llega a través de las autoridades estatales, sino también de vecinos y agrupaciones de cantones aledaños. Zapatos, ropa, agua, enlatados, colchones, arriban en triciclos, camionetas, autos, a las zonas afectadas de la ciudad fluminense.
Mercedes Silva llegó a Babahoyo con otros 3 jóvenes del cantón Montalvo. En un taxi trajeron ropa de todas las medidas y agua en funda. “Nuestros hermanos lo necesitan, inmediatamente hicimos una colecta en Montalvo para apoyar a estas personas”.
Vecinos de los sectores afectados también llevan tarrinas con comida y jugos en funda para regalar a las familias que en segundos se quedaron sin nada. (I)
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También hay cofres para niños
Desde 2 ciudades envían féretros a zonas de desastre
Sesenta y ocho cofres mortuorios llegarán en las próximas horas al territorio manabita desde Cuenca y Ambato.
El aporte lo hacen la iglesia de la parroquia Nuestra Señora del Carmen (46) y la Asociación de Servicios Exequiales de Tungurahua (22), respectivamente. “Muchos habitantes de la comunidad y personas anónimas dejaron su contribución”, aseguró el sacerdote Hevert Lizcano.
Entre los féretros procedentes de la capital azuaya están 3 para niños.
En tanto, la asociación ambateña conformada por 12 empresas funerarias prevé que los ataúdes lleguen a las personas más necesitadas. “Al momento de hacer donaciones casi nadie se acuerda de enviar cofres. Son muy necesarios en estos momentos. El objetivo es que quienes hayan perdido a seres queridos durante el sismo puedan darles cristiana sepultura sin entrar en gastos”, dijo José Miguel Quispe, representante de la asociación.
Las cajas son de diferentes tamaños, a fin de facilitar el entierro, tanto de adultos como de niños. Cada una está valorada en $ 100. A más de esto, Quispe explicó que el consejo directivo de la organización promueve, entre otros gremios exequiales de la provincia y región, la donación de más féretros. “Sabemos que esta cantidad es insuficiente frente al número de muertos que cada día va creciendo, conforme se duplican las tareas de remoción de escombros”. (I)