Puente de Mataje se construyó sin un plan de desarrollo y seguridad
La habilitación del puente que no llegaba a ningún lado en Mataje, provincia de Esmeraldas, encendió alertas de seguridad.
La estructura se levantó en esa ciudad, que colinda con el departamento de Tumaco en Colombia, para supuestamente ayudar al desarrollo de las poblaciones fronterizas. Esta obra, que incluye una carretera y el puente de 68,3 metros de largo y 10,7 de ancho, costó $ 12,9 millones y fue construida durante el gobierno de Rafael Correa.
Pero, en la práctica, solo ha beneficiado a los grupos irregulares asentados en la zona por la facilidad de movilidad que brinda el territorio ecuatoriano para transportar droga o abastecer de precursores químicos gracias a esa infraestructura vial que accede fácilmente a puertos marítimos y aéreos.
También en esa zona del vecino país hay poblaciones con un alto índice de violencia y criminalidad. “La construcción de este puente no fue debidamente estudiada”, señaló Hernán Moreano, analista en geopolítica del narcotráfico y docente universitario.
Según él, no hay beneficio real, pues del otro lado de la frontera la población es rural y no existe presencia del Estado colombiano. “La zona está abandonada lo que provoca actividades ilegales ligadas a los narcóticos, tráfico de armas, personas y precursores químicos”, aseguró.
Por esas razones Ecuador restringió el paso sobre el puente del Río Mataje.
El jueves pasado fue el Gabinete Sectorial de Seguridad se reunió en San Lorenzo y al finalizar el encuentro, la ministra de Gobierno María Paula Romo, informó que se conformará un grupo de inteligencia estratégica entre Policía y Fuerzas Armadas.
Además, se decidió que desde las 18:00 hasta las 06:00 se prohibirá la circulación de personas, vehículos y transporte de mercancía sobre el puente del río Mataje.
La funcionaria aseguró que los controles serán más rigurosos porque ese puente conecta con la zona donde hay mayor densidad de cultivos ilegales; del otro lado no hay presencia de la Fuerza Pública del país vecino.
Además, la situación de violencia es muy distinta en cada lado de la frontera. Por ejemplo, en Tumaco la tasa de homicidios es de 87 por cada 100 mil habitantes, mientras que en San Lorenzo es de 21 por 100 mil habitantes.
En Tumaco, los centros poblados donde se concentra esta problemática son: La Balsa, Llorente y Restrepo que está a casi a 7 kilómetros de distancia de Mataje.
Según los analistas, es un territorio tomado por grupos delictivos engranados en la dinámica del narcotráfico, financiados por el poderoso cartel mexicano de Sinaloa.
De acuerdo a datos de las Naciones Unidas, las 47 mil hectáreas de sembríos de coca en la zona de frontera con Ecuador pueden producir 109 millones de kilos de cocaína, hasta cuatro veces al año.
Eso genera un negocio de $ 272 mil millones por cosecha, tomando en cuenta que en los sitios de producción un kilo de droga cuesta $ 2.500, señala el informe de la ONU sobre el tema.
Esa enorme producción hace que ese sitio de frontera sea muy peligroso. También tiene una importancia geoestratégica que es atractiva para organizaciones criminales.
En la frontera entre Nariño y Esmeraldas operan grupos como el de Walter Arizala, alias “Guacho”, quien lideraba la disidencia del “Frente Óliver Sinisterra” de las FARC.
Incluso habría presencia de mafias mexicanas y colombianas que controlan las rutas de la cocaína hacia Norteamérica y Asia, explica Moreano.
El grupo de Guacho secuestraron y asesinó al equipo periodístico de diario El Comercio. Asimismo eliminó a tres soldados y otros dos civiles ecuatorianos, en la zona de Mataje.
Ahora el grupo está frágil luego de la muerte del líder durante un operativo de la Policía de Colombia, “pero en su lugar ha surgido un mafioso conocido como El Contador”, aseguró el exdirector de inteligencia, coronel del Ejército, Mario Pazmiño.
El militar dijo que durante el régimen correísta se debilitó la seguridad, porque se eliminaron los servicios de inteligencia en estos sitios y usó a la Secretaria de Inteligencia para proteger al expresidente y a sus partidarios.
En cambio, en el límite entre Putumayo y Sucumbios se encuentran estructuras de los frentes 48 y 49 de las FARC, los Comuneros o Movimiento Revolucionario Alfarista y La Constru.
Estos no solo se dedican al narcotráfico, sino que tienen redes que transportan precursores y gasolina.
El puente de Mataje forma parte de la dinámica territorial y debería estar integrado a un proyecto de desarrollo. “No podemos hacer un puente sin saber a dónde ir en un territorio conflictivo, lo que no se tomó en cuenta como tampoco elementos de seguridad”, opinó el geógrafo Fernando Barragán. (I)