113 personas con vida han sido rescatadas de entre los escombros
La labor de los socorristas, llegados de todo Ecuador y de Colombia, México, Venezuela, Chile, entre otros países, ha dado resultados alentadores: 113 personas fueron rescatadas con vida, informaron las autoridades.
Sin embargo, los rescatistas ya marcaban con cruces las casas destruidas. "En este momento ya estamos manejado cadáveres en proceso de putrefacción", dijo a la AFP el comandante de los bomberos de Quito, Ever Arroyo, desde el destruido barrio de Tarqui, en Manta.
Desde Manta a Pedernales, muchos comercios en las zonas afectadas han cerrado por temor a saqueos, lo que hace más difícil encontrar alimentos y elementos de primera necesidad.
En los centros de acopio, los damnificados hacen fila para recibir agua, comida y artículos de aseo. Pero la gente sigue pidiendo ayuda en las carreteras con improvisados carteles. "No está llegando mucho", comenta Carmen Correa.
En la arrasada localidad de Pedernales, donde llovió esta madrugada por primera vez desde la catástrofe, grandes charcos de agua se formaban por las alcantarillas taponadas con escombros. El servicio de electricidad volvía paulatinamente en el área, y también mejoraba la distribución de agua.
Sin embargo, muchos recogían lo poco que podían recuperar de sus casas semidestruidas decididos a abandonar el lugar, aunque las brechas en las carreteras, cada vez más profundas, dificultaban seriamente la circulación.
"Para qué me voy a quedar, si mi mujer se me murió y aquí yo no tengo nada que hacer", dijo a la AFP con lágrimas en los ojos un albañil, desolado junto a las casas destruidas.
En la aldea de Tasaste, cerca de Pedernales, el sacerdote Iván Onofre buscaba consolar a los traumatizados damnificados mientras repartía vituallas con apoyo de militares.
"A la gente hay que meterle ánimo, decirle que podemos levantarnos, resurgir y que, por ejemplo, Pedernales puede llegar a ser una gran ciudad", apuntó, consciente de que las constantes réplicas no han contribuido a tranquilizar a nadie.
"Las casas están inhabitables", señaló por su parte Pablo Bazurto, un vecino del lugar. "Tenemos que recuperarnos de esto para seguir adelante". (I)