Uniformes escolares, indumentaria de cocina, trajes de seguridad industrial y más prendas se han fabricado durante 20 años en el taller Confecciones Doménica.

El local está ubicado en la calle Guarumos y Seis de Diciembre, en el sector de El Inca, y pertenece a la costurera Magdalena Simbaña (5 8 años), pero permanece cerrado.

Las medidas restrictivas tornadas para combatir la propagación de la covid-19 son la razón. El cese de actividades, sumado a un inicio de año con ventas escasas. despertó en las hijas de Simbaña, la búsqueda de alternativas para en frentar el impacto económico de la crisis en la familia.

Convencieron a su madre de empezar a confeccionar trajes de bioseguridad para quienes deben continuar trabajando pese a la cuarentena decretada en el país.

Como esas prendas se colocan sobre la ropa evitan que posibles partículas líquidas contaminadas se impregnen en la vestimenta.

De esa manera es menos posible contagiarse con el virus que causa la covid-19. La experiencia de Simbaña ayudó en la tarea. A inicios de abril, algunas de las máquinas de coser que se habían parado por la falta de pedidos volvieron a funcionar.

Tiene 10 en total y, por suerte, se encuentran en la vivienda de la familia. Con los pocos metros de tela que logró conseguir, ya que los almacenes y distribuidoras de insumos de este tipo también están cerrados se puso manos a la obra.

"Antes de la emergencia había hecho trajes similares como overoles de trabajo y al ver que no hay trabajo traté de hacer estas prendas", comenta Simbaña

Un trabajo para toda la familia
Sus tres hijas han colaborado en la actividad. La mayor, que tiene 37 años, es diseñadora de modas, la que le sigue, de 31 años, es parvularia, y la menor que tiene 21 años todavía cursa la universidad.

Al estar todas en casa, confeccionan juntas los trajes de protección. Por ahora los elaboran solo bajo pedidos y por unidades, explica Simbaña, pero no descartan la posibilidad de hacerlos al por mayor según aumente la demanda.

El crecimiento de pedidos -señala la propietaria del taller- incrementaría la compila de tela, lo que a su vez incide en la rebaja del precio del in-sumo y de la prenda.

Han sido sus clientes ya conocidos los que han hecho los en-cargos vía telefónica o por WhatsApp. Para aumentar más pedidos decidieron promocionarlos también en la cuenta de Facebook de la tienda.

Los trajes soportan hasta 50 lavadas
Sinbaña explica que hay trajes de protección de tres precios: $ 20, $ 13 y $ 9. El primero está hecho con tela impermeable antifluido tipo taslan.

Cuentan con un cierre de 65 cm en la parte delantera y resortes en la capucha, los puños y los tobillos para que no se muevan con las actividades. La prenda es reusable y soporta hasta SO lavadas. El tejido es resistente al agua (hidrófobo) y repele líquidos evitando el contagio de enfermedades. La silueta es funcional para que el usuario no pierda comodidad.

Se fabrica en tamaño mediano, grande y extragrande. Cuenta con elástico en la cintura para brindar un mejor ajuste y forma a la prenda. Es posible personalizar el traje con el logotipo de la empresa y con bolsillos.

Además cuenta con diferentes colores. Para confeccionarlos, Simbaña emplea en promedio 3 metros de tela y pueden elaborar hasta 10 trajes por día.

Cada metro del material le costó $ 4,50. Adicionalmente, Confecciones Doménica elabora cubrezapatos y cubrebocas. Durante la emergencia han fabricado 200 mascarillas en telas 75% poliéster y 25% algodón. Cuestan $ 1 y también son reusables. (I)

ALGO MÁS 
- Les pedidos se realizan a la cuenta de Facebook del taller o al número de WhatsApp 096 083 6893.
- Los trajes de $13 están elaborados con tela semiimpermeable.
- El taller está en capacidad de confecciona 10 trajes por día.
- Confecciones Dementa está ubicado en el norte de Quito, en el sector de El Inca, calle Guarurnos y Seis de Diciembre.
- Si el cliente lo desea, las prendas se pueden personalizar con el logotipo de la empresa o con la colocación de bolsillos y otros accesorios. 
- $ 20 es el costo del traje de protección reusable en el taller de Magdalena Simbaña.