Tame forma parte de las empresas públicas que serán liquidadas con el fin de reducir el gasto público. La entidad proyectaba pérdidas por $ 45 millones, más arrastre de deudas.

“La aerolínea nació con el afán de servir y unir los rincones más apartados del territorio nacional”, indicó César Naranjo, teniente General en la Fuerza Aérea Ecuatoriana. A su criterio, la aerolínea nunca fue una carga para el Estado, “apoyó con mística y responsabilidad”.

Volaba muchas rutas no rentables y se subsidiaban con las productivas, la constancia y disciplina permitió convertirlas en atractivas para otras empresas.

En 2008 registró la más alta producción de su historia, “pero veíamos nubes negras en el firmamento al observar empresas extranjeras ambicionando nuestras rutas y en especial las más beneficiosas”, aseguró.

Las denuncias se hicieron destacando que se iba a autorizar una actividad de “cabotaje” (explotación de frecuencias nacionales con aerolíneas extranjeras).

Se iniciaron actividades con bajos costos hasta quebrar las empresas nacionales y luego posesionadas de las frecuencias apetecidas subieron los precios de los pasajes casi al doble, explicó.

“La compañía es ahora el vivo ejemplo de la crónica de una muerte anunciada”, sueños truncados y familias destruidas. Pide que la nueva empresa lleve cualquier nombre, menos el de Tame porque no ha muerto y resucitará de entre las cenizas como el ave Fénix”, aseguró. (I)