País propone que derechos de autor duren 50 años
Desde la década del 90, que el tema de la propiedad intelectual comenzó a analizarse en la Organización Mundial de Comercio (OMC), se ha avanzado en su conocimiento como una herramienta que sirve para proteger y fomentar el desarrollo de las ideas y la innovación.
A criterio de Maximiliano Marzetti, experto argentino en propiedad intelectual, la tendencia hasta ahora ha sido que esa protección vaya más allá del tiempo pertinente, lo cual no resulta extraño si se considera que el tema ha sido manejado por los países dueños de tales desarrollos tecnológicos, científicos o industriales.
Se trata de un área problemática, ya que entran en “tensión” distintas intenciones: por un lado la de generar incentivos para que personas y empresas inviertan tiempo y dinero en innovación y creatividad, por otro, la necesidad de que estos incentivos duren lo necesario para que no se perjudique el acceso de la población a dichos productos, apuntó Marzetti.
En el caso puntual de las patentes el tiempo de exclusividad que otorgan, según lo estipulado por el Adpic (acuerdo de la OMC para aspectos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio), es de 20 años, pero en ese lapso se genera un monopolio que impide que un país haga uso, por ejemplo, de un principio activo para producir medicina genérica.
En este contexto, las negociaciones entre Ecuador y la Unión Europea (UE) han abierto el debate sobre el impacto que genera la propiedad intelectual, a tal punto que es uno de los temas en los que el Gobierno mantiene mayor firmeza antes de un posible acuerdo.
Para el experto, quien estuvo de paso por Guayaquil, es positivo que los países defiendan sus propios intereses y en el caso puntual de las conversaciones con la UE se debe buscar, como en toda negociación, “dar y recibir”, procurando que haya un equilibrio beneficioso para las partes involucradas.
Reparos sobre el tapete
El texto sobre el cual se trazan las directrices de la relación bilateral se refiere a temas de biodiversidad, marcas, indicaciones geográficas, derechos de autor y derechos conexos, patentes, protección de datos, variedades vegetales, transferencia de tecnología, entre otros.
En la primera ronda de negociaciones llevadas a cabo en este mes en Bruselas (Bélgica), Ecuador pidió aclaraciones, puso reparos e hizo planteamientos puntuales.
La biodiversidad surgió como un tema delicado de tratar y según señaló el director del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI), Andrés Ycaza, lo que se propone es que, al momento de que una empresa extranjera solicite patente para un recurso genérico ecuatoriano, se especifique su procedencia y se cuente con la autorización del país.
“Los investigadores se llevan la planta, la analizan, extraen su principio activo, lo patentan y nos venden su medicamento”, expresó Ycaza en un taller sobre el tema que se realizó hace días.
Pese a ello, para Marzetti, la propiedad intelectual en sí “no es mala”, porque bien usada se convierte en una herramienta de desarrollo y, en tal sentido, consideró, puede ayudar a Ecuador en nuevas industrias o a potenciar las que ya existen.
Se refirió específicamente al tema de indicaciones geográficas, el cual se emplea para proteger legalmente productos de una zona determinada. Por ejemplo, ningún otro queso pueda denominarse “parmesano”, por cuanto hace referencia a Parma, la región de Italia de donde es originario.
Marina Blum, subdirectora regional del IEPI, mencionó productos emblemáticos como el cacao “Arriba” o el sombrero de Montecristi.
Derechos de autor
Lo que hace de la propiedad intelectual un tema álgido de conversación sea quizá el hecho de que está amparada en tratados comerciales internacionales, para Marzetti es interesante que Ecuador proponga nuevas rutas. Un ejemplo de ello es la postura ecuatoriana ante los derechos de autor.
Actualmente se concede una protección hasta de 70 años después de la muerte del creador de una obra, lo que a criterio del experto es exagerado. “La idea original fue que dos generaciones puedan vivir de los frutos de dicha creación”, dijo.
Ecuador negocia el mínimo posible dentro de dichos tratados, que es de 50 años. Este tiempo se incorporaría a la Ley de Propiedad Intelectual de Ecuador que entró en un proceso de reforma.
Por regla general, según Marzetti, en el tema de Propiedad Intelectual siempre hay ganadores y perdedores, considerando que como países en desarrollo somos más bien consumidores de las innovaciones de los más grandes. “Por eso no es extraño que quieran extender los plazos de protección y que nosotros no estemos interesados en ampliar el monopolio más allá de lo necesario”, dijo Marzetti, para quien el costo económico no es poca cosa, principalmente cuando se habla de fármacos, pues tiene que ver con la salud de las personas.