A fin de intercambiar experiencias y conocimientos, más de 800 científicos y productores de quinua de Bolivia, Perú, Chile, Colombia, Argentina, EE.UU., Francia, Italia, Dinamarca, Eslovenia, Turquía, Marruecos y Ecuador llegaron a  Ibarra para participar en el IV Congreso Mundial sobre dicho alimento.

Ello a propósito de que se presume que en la zona de la capital de la provincia de  Imbabura hay cultivos de  esa planta desde hace más de 3.000 años.

Actualmente, Ecuador ocupa el tercer lugar en la lista de mayores productores y exportadores de quinua. En 2012 vendió cerca de 2.400 toneladas del denominado grano de oro, principalmente a EE.UU. y Alemania, según datos del Banco Central del Ecuador, lo que le representó al país un ingreso de aproximadamente 10 millones de dólares.

Sin embargo, la investigación genética de las semillas de la quinua y sus variedades y el desarrollo de la producción a escala industrial hizo que Bolivia, en ese mismo lapso, exportara 20 mil toneladas, lo que le generó más de 80 millones de dólares, informó Alejandro Bonifacio, científico genetista boliviano. Por ello, la nación del altiplano es el principal productor y exportador de quinua del mundo.

Mientras que el segundo lugar lo ocupa Perú. Anualmente, por la exportación de 9 mil toneladas de quinua esa nación percibe cerca de 38 millones de dólares.

Juan Manuel López, agricultor e investigador ecuatoriano, quien participó en el encuentro internacional, aseguró que este evento es un impulso para que el país se consolide entre los mayores productores de la quenopodiácea. “Aunque estamos muy lejos de exportar 20 mil toneladas de quinua al año como lo hace Bolivia, la socialización y el  intercambio de conocimientos serán el impulso que permita el crecimiento de la producción en Ecuador”, comentó López.

Él mismo dio a conocer que por disposición del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), durante los próximos dos años, solo en Imbabura se deberán sembrar 1.500 hectáreas del grano andino. En la actualidad, en la llamada provincia de los lagos existen 250 hectáreas de sembríos de quinua, lo que representa cerca del 20% de las plantaciones a escala nacional. El resto de la producción del grano se extrae de las provincias de Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo.

El experto añadió que existe preponderancia de cultivos de quinua en dichas localidades por el clima y la altitud de sus tierras. “Este grano andino solamente puede ser sembrado a partir de los 1.800 metros de altura sobre el nivel del mar. Pero el producto de exportación se lo obtiene de cultivos realizados a más de 2.400 metros de altura, en donde se puede obtener un rendimiento de 80 quintales por hectárea”, acotó.

Y afirmó que esa es la razón por la que Bolivia es pionera en cuanto a producción y calidad, pues en ese país la mayoría de sembríos se realizan a más de 3.000 metros de altura.

Para el expositor peruano, José Luis Soto Mendisaval, el principal problema de los países productores es que en sus territorios la quinua no es un producto de consumo masivo. Ese es el caso de Ecuador, donde hasta hace cuatro años el 90% de la producción anual se exportaba.

“Las grandes clústers de alimentos que han ingresado a nuestros países (Sudamérica), como grandes cadenas de restaurantes de comida rápida, se han apoderado de nuestros mercados y consumidores. Esa invasión de la industria alimenticia ha ubicado en segundo plano a los alimentos originarios como la quinua. El resultado final es el no consumo del producto”, dijo Soto.

No obstante, según Soto, el fenómeno no es moderno y se remonta a la época de la colonia, cuando los conquistadores introdujeron el trigo y la cebada y desplazaron los cultivos andinos como la quinua y en cierta medida, incluso, al maíz.

Por ello el objetivo de estos eventos mundiales, aseveró Soto, es estandarizar las cadenas de producción y reorganizar el mercado desde adentro hacia afuera. “Es decir, realizar campañas mediáticas que muestren las bondades de la quinua en el organismo humano, para que el producto sea apetecido y reconocido puertas adentro”, comentó Soto.

De su lado, Luz Cando, investigadora de la Universidad Agraria  La Molina de Perú, resaltó la contribución que representa el grano andino a nivel mundial, para enfrentar el cambio climático. Esto porque su adaptabilidad frente a factores adversos, como la sequía y heladas, califica a la quinua como el alimento del futuro.

Así mismo, José Vizcarra, del Consejo Nacional de Investigaciones, Ciencia y Tecnología de Perú, destacó el valor agregado que constituye usar los residuos del producto para alimentar el ganado. Y agregó que en Santa María de Arequipa, actualmente, se desarrolla un proyecto para la extracción de enzimas del grano para producir colorantes, que se utilizarán en la industria alimenticia y textil.

Mientras, el boliviano Alejandro Bonifacio dijo  que Ecuador está a  un par de años de desarrollar semillas de mayor calidad, incluso para competir con Bolivia. “Para desarrollar una semilla que soporte plagas y cambios repentinos de temperatura se necesitan al menos siete años de arduo trabajo de investigación, selección y cruce de variedades. Ecuador comenzó a trabajar en ello hace 5 años y según lo observado en las plantaciones, los resultados óptimos están muy cerca”, sostuvo.

“QUINUEROS” TENDRÁN CARTEL INTERNACIONAL

La principal resolución que se esperaba fuese aprobada al cierre del IV Congreso Mundial de la Quinua, desarrollado en Ibarra, era la creación de una red internacional de productores que funcione como lo hace la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El objetivo es que las naciones exportadoras estandaricen la calidad del producto y establezcan precios, evitando, de esa manera, las fluctuaciones del mercado. Además, se esperaba el anuncio de que Argentina acogería en 2016 la quinta cita internacional.